Rosamunde Pilcher - Días De Tormenta

Здесь есть возможность читать онлайн «Rosamunde Pilcher - Días De Tormenta» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Días De Tormenta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Días De Tormenta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Instalada en Londres, donde lleva una vida ordenada y solitaria, Rebecca tiene que viajar imprevistamente para acompañar a su madre, la que al sentirse al borde de la muerte le revela secretos familiares que la conmueven. Movida por una intensa curiosidad, Rebecca se traslada a la mansión de campo de su abuelo para intentar completar el difuso cuadro familiar. Esos días de viento y lluvia se convierten en una experiencia memorable, que determinará su futuro.

Días De Tormenta — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Días De Tormenta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Eliot abrió una de las puertas corredizas de cristal y entré tras él. Apenas se oyeron mis pisadas sobre el suelo de caucho.

– ¿Por qué has abierto aquí un salón de automóviles, Eliot? ¿No habría sido mejor en Fourbourne o Falmouth o Penzance?

– Venta psicológica, querida. Hazte un nombre y la gente vendrá desde el fin del mundo a comprar lo que quieras venderles. -Y con una franqueza enternecedora, añadió-: Además, ya era dueño del terreno, o más bien mi madre, y ése fue un excelente incentivo para montar el salón en este lugar.

– ¿Todos estos coches están en venta?

– Sí. Como puedes ver, estamos especializados en coches deportivos y del Continente. La semana pasada tuvimos un Ferrari, pero se vendió hace un par de días. Había tenido un choque, pero tengo un joven mecánico que trabaja para mí y cuando lo terminó, estaba como nuevo…

Apoyé la mano sobre un reluciente capó amarillo.

– ¿De qué marca es éste?

– Un Lancia Zagato. Y éste un Alfa Romeo Spyder, no tiene más que dos años. Un hermoso coche.

– Y un Jensen Interceptor… -Aquél por lo menos lo conocía.

– Ven a ver el taller. -Crucé tras él otra puerta de corredera situada en la parte posterior del salón de muestras y comprobé que aquella parte se acercaba más a lo que yo entendía por garaje. Allí se oía el clásico ruido de los motores desmantelados, y había latas de aceite, largos tubos colgando del techo, mesas llenas de herramientas, neumáticos viejos y gatos hidráulicos.

En medio de todo aquello había una figura inclinada sobre el motor desguazado de un chasis. Llevaba puesta una visera de soldador que le daba un aspecto monstruoso y aplicaba la zumbante llama azul de un soplete. El ruido del soplete quedaba prácticamente eclipsado por la estruendosa e ininterrumpida música que salía de un transistor asombrosamente pequeño que había encima de una viga.

No sé si nos vio llegar, pero sólo cuando Eliot apagó la radio apagó él el soplete, se irguió y se levantó la visera que le cubría la cara. Era un hombre joven, delgado y moreno, de cabello largo, ojos penetrantes y relucientes, manchado de aceite y con necesidad de un buen afeitado.

– Hola, Morris -dijo Eliot.

– Hola.

– Te presento a Rebecca Bayliss. Está con nosotros en Boscarva.

Morris echó mano de un cigarrillo, me miró y me hizo un gesto con la cabeza.

– Hola -dije, con la única intención de ser amable, pero no conseguí que me contestara. Encendió el cigarrillo y dejó caer el extravagante encendedor en el bolsillo del mono manchado de aceite.

– Pensé que ibas a venir por la mañana -le dijo a Eliot.

– Te dije que iba a Falmouth.

– ¿Ha habido suerte?

– Un Bentley 1933.

– ¿En qué estado?

– Parecía estar bien. Con un poco de herrumbre.

– Le quitamos la pintura vieja y listo. El otro día vino un tipo y preguntó por uno.

– Ya lo sé, por eso lo he comprado. Nos hacemos cargo del transporte. Lo mando a buscar mañana.

Guardaron silencio. Morris se acercó a la radio, volvió a encenderla y la puso a más volumen que antes. Observé el caos de tubos y cilindros en que había estado trabajando y le pregunté a Eliot qué clase de coche había sido.

– Un Jaguar XJ6 de 4,2 litros, modelo 1971. Y te aseguro que volverá a ser el mismo cuando Morris haya terminado con él. También sufrió un accidente.

Morris volvió y se puso entre nosotros.

– ¿Qué haces exactamente? -le pregunté.

– Le enderezo el chasis y le pongo las ruedas en línea.

– ¿Y las zapatas? -preguntó Eliot.

– Le habrían venido bien unas zapatas nuevas, pero he arreglado las viejas para que aguanten durante la garantía… y el señor Kemback ha llamado desde Birmingham…

Empezaron a hablar del trabajo. Me escabullí, ensordecida por el ruido del rock, volví a cruzar el salón de muestras y salí al patio, donde Rufus esperaba con dignidad y paciencia sentado detrás del volante del coche de Eliot. Nos quedamos sentados allí hasta que Eliot volvió a reunirse a nosotros.

– Disculpa, Rebecca, pero quería comprobar otro asunto. Morris es un buen mecánico, pero se pone furioso si además tiene que atender el teléfono.

– ¿Quién es el señor Kemback? ¿Otro cliente?

– No. No exactamente. Estuvo aquí de vacaciones el verano pasado. Es propietario de un motel y una agencia justo al salir de la M6. Tiene una buena selección de coches antiguos. Quiere abrir un museo, bueno, una especie de derivación de lo que realmente le da dinero. Parece que quiere que lo dirija yo.

– ¿Te irías a vivir a Birmingham?

– No parece muy tentador, ¿verdad? Pero bueno, ya hemos terminado. Vamos a ver la casa de mi madre.

Fuimos andando por la calle central, doblamos por un callejón, cruzamos las blancas puertas de madera, recorrimos un sendero en pendiente y llegamos ante la casa, alargada, baja, blanca, fruto de la yuxtaposición de dos chalés antiguos de gruesos muros de piedra. Eliot sacó una llave del bolsillo y abrió la puerta. Hacía frío en el interior, pero no olía a cerrado ni a humedad. La casa estaba amueblada como un piso caro de Londres, tenía alfombras claras y gruesas, paredes blancas y sofás tapizados en tela bordada del color de los champiñones. Había muchos espejos y pequeñas arañas de cristal que colgaban de los techos de vigas bajas.

Todo era encantador y tal como me lo había imaginado, pero con algo que no cuajaba. La cocina era de anuncio, los muebles del comedor de caoba que despedía brillos cegadores, y arriba había cuatro dormitorios y tres cuartos de baño, un cuarto de costura y un armario descomunal para la ropa blanca que olía a jabón.

En la parte trasera de la casa había un patio pequeño y un jardín alargado que subía hasta un seto.

Miré hacia el patio y vi a Mollie atendiendo a sus amigos, con los muebles de mimbre apoyados en las lajas y los cócteles de vodka preparados en una mesita de servicio con ruedas, muy cara y elegante.

– Es una casa perfecta -dije. Y lo creía. Pero no me gustaba como me gustaba Boscarva. Tal vez porque era demasiado perfecta.

Nos quedamos mirándonos en aquella sala elegante e impersonal. La jornada compartida parecía haber llegado a su fin. Puede que Eliot pensase lo mismo y quisiera retrasar el regreso porque dijo:

– Podría poner agua al fuego y prepararte un té, aunque no hay leche en la nevera.

– Creo que deberíamos volver a casa. -Di un bostezo de hipopótamo y Eliot se echó a reír. Me cogió por los hombros.

– Tienes sueño.

– Demasiado aire fresco -contesté-. Demasiado vino.

Eché la cabeza atrás para mirarle a la cara. Estábamos muy cerca. Sentí la presión de sus dedos en mis hombros. Ya no se reía, pero sus profundos ojos expresaban una ternura que no había visto hasta entonces.

– Ha sido un día maravilloso… -dije. Y no dije más porque me besó y durante un rato no pude articular palabra. Cuando por fin se separó de mí, estaba tan turbada que lo único que pude hacer fue apoyarme en él, medio desmayada, con ganas de llorar, sintiéndome una tonta, sabiendo que la situación se me escapaba de las manos. Tenía la mejilla contra su chaqueta y sus brazos me rodeaban con tanta fuerza que sentía el enérgico latido de su corazón como el redoble de un tambor junto a mi oído.

Le oí decir sobre mi cabeza:

– No vuelvas a Londres. No te vayas nunca.

Capítulo 9

Las compras que había hecho en Falmouth resultaron una bendición inesperada. Tuvieron que ser fruto de la inspiración porque sin habérmelo propuesto facilitaron el tema de conversación que todos necesitábamos para limar las asperezas de la nefasta noche anterior. Mollie estaba encantada con sus frisias de Sudáfrica; explicó que no las podía plantar en Boscarva porque los vientos eran demasiado fuertes y el jardín no estaba resguardado. Como un cumplido para mí, las arregló tan artísticamente que a todos les pareció una proeza y luego las colocó en un sitio de honor, en el centro de la repisa de la chimenea. Llenaban la sala con su exquisita fragancia romántica, y sus colores crema, violeta y rosa intenso concentraban la mirada con toda naturalidad hacia el retrato de Sophia. Las flores parecían complementar los resplandecientes tonos de la piel y los frágiles reflejos del vestido blanco de la pintura.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Días De Tormenta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Días De Tormenta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Días De Tormenta»

Обсуждение, отзывы о книге «Días De Tormenta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x