A pesar de estas diferencias, los dos países experimentaban momentos similares. Colombia se encontraba en un momento de ajustes prácticos y reflexivos organizados en torno a las consecuencias que trajo un largo siglo de enfrentamientos internos. En ese momento, el país optó por buscar medidas tendientes a promover el desarrollo económico, para que a su vez este fuera el impulsor de la coexistencia pacífica de los partidos. Se delineó así una situación parecida a la que se dio en México desde 1876, año en el que se instaló en el poder el liberal Porfirio Díaz, la cual se extendió hasta 1911; periodo en el que el lema principal fue orden, progreso y libertad. Cabe anotar que los conceptos que componían aquel emblema tomaron, de igual modo, una importancia notoria en Colombia, pues el país estaba bajo el régimen de la Unión Republicana, la cual era liderada por el recién electo Carlos Eugenio Restrepo.
Aquel contexto enmarcó la preparación de las festividades en ambos países. Desde 1907 se creó en Colombia una junta a la que se le encargó aquella celebración y, aunque a comienzos de 1910 dicho grupo renunció a tales funciones, entre el 15 y el 30 de julio, el país y la capital de la república vivieron días de fiesta con “cabalgatas, desfiles militares, juegos florales, retretas, procesiones, misas y Te Deums”. 2Además, se hicieron muchos concursos centrados en las ciencias exactas, la pintura y la historia. En los actos de conmemoración, personajes de la vida nacional leyeron diversos discursos cuyos temas exaltaban más las acciones del presente que las del pasado.
En México ocurrió algo similar. Se construyeron varios monumentos, se hicieron grandes fiestas, se mejoró el Paseo de la Reforma, se edificó la Columna de la Independencia, se resaltaron los héroes, etc. Asimismo, las celebraciones estuvieron rodeadas de vientos de cambio y modernización, como lo mostró en Colombia la exposición de la industria que se instaló en el recién inaugurado Parque de la Independencia. Para aquel momento, tanto en Colombia como en México, la luz eléctrica ya iluminaba varias ciudades, y los medios de transporte se revolucionaban. En Bogotá, se dejó de utilizar desde 1910 el tranvía de caballos, para dar paso al eléctrico; en México, mientras tanto, la flotilla de la compañía de carros de alquiler sirvió para transportar a las delegaciones de los países invitados. 3
Este impulso modernizador dio paso a la adopción de novedades periodísticas desarrolladas en Europa y Estados Unidos, tales como los relatos ilustrados, las crónicas y las entrevistas; proceso que llevó a que, a lo largo de todo el siglo XX, se viera el cambio de una prensa sectaria a una prensa moderna y dinámica. 4Con esto no se busca decir que desde un principio estos aparecieran en su forma más pura. Sus fronteras no estaban definidas, y se podían encontrar características de un género en otro. Igualmente, estos no fueron del todo nuevos. Asimismo, cabe considerar que dichos géneros encontraron sus orígenes en formas narrativas anteriores. Por ejemplo, el género de la crónica periodística tiene sus orígenes en América Latina; particularmente, en los testimonios de los cronistas de indias y en las relaciones de conquista.
En el caso colombiano, la prensa pasó de tener una irregularidad altísima en el siglo XIX, a sostener una regularidad más controlada a lo largo del siglo XX. Este tipo de regularidad se dio, no solo por la mayor estabilidad política del país, sino también por la capacidad económica que adquirió la prensa como empresa. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, se fundaron los periódicos que más permanencia han tenido a lo largo de la historia nacional. Entre ellos se encuentran El Espectador (1887), El Tiempo (1911), El Siglo (1936) y El Colombiano (1912). 5En ese ambiente, precisamente, Alberto Sánchez y Abraham Cortés fundaron el semanario El Gráfico, como el primer medio de comunicación impreso en Colombia que incorporó la fotografía adentro de sus páginas. El Gráfico publicó su primer número el 24 de julio de 1910, cuyo único tema fue la celebración del centenario de la independencia de Colombia. Aunque más tempranamente, una situación parecida se presenta en México, con la aparición de El Siglo XIX (1841) y El Monitor Republicano (1844) como los primeros periódicos mexicanos con un proyecto modernizador liberal. Como en Colombia, en la prensa mexicana se veía el enfrentamiento entre las ideas católicas conservadoras y las divisiones internas de los liberales: “Y no es de extrañar esta situación, si consideramos que en esta segunda mitad del siglo XIX, el enfrentamiento entre liberales y conservadores radicalizó posturas y encontró en las páginas de los periódicos, foros para la discusión”. 6Además de eso, la situación se acentuó en México con la profundización del control de Díaz durante su segunda reelección. La situación quedó entre los liberales científicos, que contaban en sus filas con El Imparcial y La Libertad, y los jacobinos, representados por el Diario del Hogar. Y aunque los periódicos de este último grupo tuvieron menos tiraje, desde ellos se gestaron los clubes liberales, al igual que otras organizaciones que luego le darán origen a la Revolución Mexicana. 7En los periódicos se pudieron identificar distintos grupos que se reunían bajo opiniones similares, las cuales posibilitaron cierta unidad de la opinión pública. Esta unificación contribuyó a definir el término de opinión pública, aunque aquello no significa que esta fuera una, sola y singular, sino que era en realidad la suma de una colección de diferentes posiciones. Tal situación de la prensa muestra que, desde la segunda mitad del siglo XIX, la opinión pública había cambiado su carácter. Hubo en ese sentido una transición de un ambiente en el que los discursos se ponían en juego deliberativo, a uno en el que estos respondían a un juego estratégico. De ese modo, la opinión pública dejó de ser el tribunal neutral que buscaba llegar a una única verdad por medio de la verificación de pruebas y argumentos disponibles, y se convirtió en un espacio de disputa y de negociación estratégica. 8
Tanto en Colombia como en México, las conmemoraciones pueden ser desglosadas en varios componentes. Se alude en esa medida a (1) la organización, aspecto que se deriva de que toda conmemoración demanda una planeación responsable del contenido, la delegación de responsabilidades, los tiempos, la participación, la evaluación y el registro. En tanto, (2) el contenido programático está conformado por el programa general, del cual a su vez se desprenden programas particulares. Asimismo, resulta esencial el lugar de (3) los protagonistas, aspecto alusivo a los memorantes y los memo-rados, al igual que a los incluidos y los excluidos. Además, cabe mencionar (4) el lenguaje y la cartografía, los géneros mediante los cuales el programa y la organización se expresan. De igual modo, es fundamental señalar el lugar de (5) la tradición, que corresponde al espacio, y (6) el registro, el cual atañe a los medios en los que se registra el festejo: los impresos, la publicidad y la museística. 9Entre todos estos componentes, en el presente estudio habrá especial énfasis en la organización, el contenido programático, los protagonistas, el lenguaje y el registro. Así, el interés de la investigación consiste en conocer cuáles fueron los distintos significados que se le dieron a la celebración, comprender bajo qué conceptos se condensaron estos significados, y rastrear los medios por los que estos circularon, al igual que los contextos en que se produjeron.
De tal modo, hay coincidencias con Enrique Florescano, 10en la medida en que han coexistido múltiples memorias en el pasado mexicano y colombiano, provenientes de varios grupos étnicos, sociales y políticos. Aquello origina la afirmación de que, durante múltiples periodos de la historia, los grupos que integran la sociedad establecen diversas relaciones con el pasado. Es decir, crean distintas imágenes de la patria que en su momento incluso se opacaron unas a otras; y tal fue el caso del oscurantismo en que fue sumida la historia colonial de México durante la época posterior a la independencia:
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