Carlos Ramos - Ley y justicia en el Oncenio de Leguía

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Ramos - Ley y justicia en el Oncenio de Leguía» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ley y justicia en el Oncenio de Leguía: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Augusto B. Leguía gobernó el Perú durante quince años, lo que lo ha convertido en el presidente que más tiempo ha estado en el poder. Durante el Oncenio (1919-1939), emprendió el proyecto de modernizar el país a través de un modelo autoritario que transgredió sistemática y calculadamente al orden constitucional. En Ley y justicia en el Oncenio de Leguía (Fondo Editorial PUCP, 2015), Carlos Ramos Núñez estudia el papel que cumplió el derecho en este proceso de modernización y brinda una visión crítica y política del sistema jurídico de la época.
El libro explora el escenario histórico y económico del Perú con el que se encontró Leguía en su segundo gobierno; examina detalladamente la vasta normativa generada en el Oncenio, sobre todo las leyes o decretos que generaron tensiones sociales y fueron instrumentos tangibles del poder dictatorial; y muestra reportes detallados de casos judiciales en los que se empleó el hábeas corpus.
Tal como lo afirma el magistrado Ramos en el libro: «El Oncenio de Leguía es más que un pretexto para intentar conciliar la ciencia política y la historia del derecho, además es una estupenda oportunidad para no olvidar que el derecho y el poder se explican y se juzgan mutuamente».

Ley y justicia en el Oncenio de Leguía — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Por otra parte, como otro signo de los nuevos tiempos, bajo Leguía se conformará tanto la base social de los movimientos radicales de masas como el APRA y el Partido Comunista (en realidad, fue fundado como Partido Socialista, aun cuando su línea fue marxista) y el núcleo de su liderazgo político40. Surgieron igualmente diversas organizaciones gremiales: la Federación Obrera Regional Peruana, Flecha de Oro del Indio Unido, el Comité Pro Derecho Indígena Tahuantinsuyo y la Confederación General de Trabajadores del Perú. Paralelamente se producirá también, aunque cierto retraso por las condiciones mismas del país, la recepción de corrientes ideológicas radicales como el marxismo. El surgimiento de estos elementos sociales y programáticos no se debió solo a la iniciativa del gobierno41. El régimen autoritario no dudó en mostrar rechazo y temor, deportando o encarcelando a sus mentores y entorpeciendo su labor editorial42.

La emergencia de APRA de Haya de La Torre y del Partido Socialista de José Carlos Mariátegui se explicaría más bien por circunstancias históricas que escapaban a la voluntad del jefe de Estado. No obstante ello, quizá al fomentar el repliegue de la aristocracia y de sus apellidos ilustres y propiciar la incorporación protagónica de las clases medias en la vida política inconscientemente favoreció, tal como ocurrió en Chile con Arturo Alessandri y en Argentina con Hipólito Irigoyen, el desarrollo de partidos políticos de izquierda cuyos conductores precisamente provenían de la pequeña burguesía. Los cambios en la estructura productiva y de servicios cumplieron también un papel importante en la generación del soporte social de los futuros partidos de masas, especialmente del APRA. Así, la penetración del capital norteamericano, el propio avance de la industria nacional y la rotunda amenaza externa a su crecimiento, la activación del comercio, la flamante red de caminos y ferrocarriles que atraía la migración andina hacia la costa y el empuje urbano no podían dejar de crear —por lo menos en las ciudades de la costa, pues, a pesar de las nuevas rutas, el interior del país no fue tocado en su estructura socioeconómica básica— el escenario social que estos movimientos requerían para su desarrollo.

Durante la endécada leguiista se produce, asimismo, un cambio profundo en la esfera de las representaciones colectivas. Los grupos ilustrados de las ciudades asumen una cosmovisión burguesa y frívola del mundo. Las convicciones morales cedían ante las evaluaciones crematísticas. Según Luis Alberto Sánchez, autor que en ensayos y novelas ha descrito espléndidamente la mentalidad de este periodo, el Oncenio extendió el anhelo monetario para luego tirar alegremente el dinero sin ánimo de invertir ni de ahorrar43. No fueron solo los nuevos ricos que vivieron inficionados (la expresión es de la época) de esa atmósfera decadente: la propia generación del Centenario, sumamente crítica con la generación del Novecientos que la había precedido, gusta de este ambiente enrarecido44. Cabe recordar que Haya de la Torre, Mariátegui, Sánchez y otros miembros de la generación recibieron el baño bautismal de la política y de la vida bajo el Oncenio.

A la ansiedad por hacerse rico se suma un interés inédito por el adiestramiento deportivo y el culto al físico corporal. El fútbol, el boxeo, el baloncesto, el atletismo e incluso la esgrima —practicado en la Sala Caballero— trasponen el círculo de las clases altas y devienen en deportes populares45. Aparece también la «hinchada» deportiva, hasta entonces desconocida, a la vez que el Estado, quizá advirtiendo su importancia política, decide patrocinar oficialmente las competencias. Así, por ejemplo, el 12 de abril de 1928, Leguía agradece un curioso homenaje de los futbolistas peruanos «por el apoyo que en todo instante he brindado al deporte nacional» y no vacila en enorgullecerse por la organización de un campeonato sudamericano de fútbol46. No debe olvidarse que bajo el gobierno de Leguía se crean muchas instituciones deportivas como, bajo el auspicio del gobierno, la Federación Peruana de Fútbol y la Federación Universitaria de Deportes. Asistimos al mismo tiempo al deslumbramiento del gran público ante las flamantes funciones cinematográficas y la popularización del fonógrafo. Los cines Valentino y Unión anunciaban las películas en El Comercio, La Crónica y La Prensa. Uno de esos filmes, The Gold Rush o La quimera del oro, película de Chaplin, estrenada en Lima en esos años, curiosamente aludía a esa suerte de insania publicitaria que se montó para los dos centenarios nacionales, el de 1921 y el de 1924. La actividad teatral, sin embargo, no decae. Los teatros Variedades, Iris, Marsano y Leguía publicitan con grandes avisos gráficos los dramas pasionales.

Abogados, profesores, médicos y, tímidamente, ingenieros, empiezan a engrosar las hasta entonces delgadas capas de los sectores medios, cuya cuantía y poder de decisión se incrementará fuertemente bajo el Oncenio. Dentistas y farmacéuticos no vacilaban ofrecer a través de la prensa, que estrena ilustraciones, servicios y productos milagrosos cuyos avisos publicitarios prometían curar la dispepsia, aniquilar el insomnio y poner fin a los nervios con las «píldoras doradas del doctor Williams», las mismas que, en el mensaje convincente del anuncio publicitario, «han curado a miles», «vienen curando a miles» y «esperan curar a varios miles más entre los cuales se halla Usted». El progreso tecnológico hacía su parte, pues muchos inventos se incorporan plenamente a la vida doméstica: la máquina de escribir (que nace y muere con el siglo veinte), el reloj personal, las bombillas eléctricas, la lejía para ropa y la cerveza industrial. El automóvil asume una presencia cotidiana dentro del paisaje urbano como imagen motriz de posición social.

Lima, que en la época del Leguía se transforma de aldea en ciudad, presencia una intensa actividad editorial y periodística. Además de periódicos como El Peruano, El Comercio, La Prensa, El Tiempo y La Crónica, se publican numerosas revistas con la modernísima técnica gráfica de ilustraciones. Así, Mundial, desde 1920, disputaba preferencias con Variedades de Clemente Palma, fundada en 1908. Circulaban también, desde Lima, la izquierdista Amauta (1926) y la proletaria Labor (1929), ambas de Mariátegui; la indigenista radical La Sierra. Órgano de la Juventud Renovadora Andina (1927), de Guillermo Guevara; Poliedro (1926), revista de literatura de Armando Bazán y Juan José Lora; y Jarana (1927), de Jorge Basadre Grohmann47. Artistas como José Sabogal, con sus aguafuertes, y Jorge Vinatea Reinoso, con sus caricaturas hebdomadarias, animaban con talento las páginas ilustradas. En provincias se produce también un inusitado movimiento cultural, que se traduce en revistas de gran calidad y disímil contenido como Claridad (Trujillo, 1923-1925), Boletín Titikaka (Puno, 1925) y Kosko (1924). Las ciudades del interior se convierten no solo en cantera de políticos, sino de artistas e intelectuales. Bastaría recordar los nombres de Abraham Valdelomar, José Sabogal, César Vallejo, Armando Bazán, Enrique López Albújar, Alberto Hidalgo, César Atahualpa Rodríguez, Arturo y Alejandro Peralta, Dante Nava, Emilio Armaza, Alcides Spelucín, Emilio Romero, Luis E. Valcárcel, Uriel García y José Ángel Escalante.

Los espacios públicos se amplían en los tiempos de Leguía. Con la construcción de las grandes avenidas los barrios se integran entre sí; el Centro de Lima, por su parte, se articula con los balnearios y el puerto del Callao. Aparecen los restaurantes de lujo y primeros chifas. Uno de ellos, el Restaurant del Parque Zoológico, donde «se jaraneaba a rabiar», era el lugar predilecto de los hombres públicos más encumbrados del régimen48. Siguiendo la moda francesa, las confiterías se convierten en centros culturales: El Palais Concert, La Duchesse y la heladería Broggi serían tan famosas como los parroquianos que las visitaban luego de la misa en San Pedro o en Santo Domingo. Los bares del teatro Excelsior, del Hotel Bolívar, del Hotel Maruy y el de Giacoletti, «donde el popular gordo don Félix Guglielmino preparaba sabrosos cockteles a los bebedores más empingorotados de la alta clase limeña», y el café-concierto Cristini —donde actuaban bailarinas semidesnudas— se tornaron en el centro de una activa bohemia literaria49.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía»

Обсуждение, отзывы о книге «Ley y justicia en el Oncenio de Leguía» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x