Después de recorrer Gay el país, inició en 1834 la cobertura cartográfica, al disponer de los instrumentos necesarios para ese cometido. El resultado final se alcanzó en 1854, cuando se publicó en París el Atlas de la Historia Física y Política de Chile. La obra cartográfica de Gay está compuesta de un mapa general de Chile a escala de 1:2.000.000 aproximadamente, y de un conjunto de 12 mapas particulares que representan las provincias de Chile con escalas variables entre 1:800.000 y 1:1.500.000 44 . El mérito de la cartografía de Gay radica en que el país pudo contar por primera vez con un levantamiento cartográfico con base científica, pues la localización de una parte importante de los diferentes lugares registrados en los mapas, con su correspondiente latitud y longitud, fueron determinados astronómicamente, y otros tantos mediante el uso de la brújula 45 . Se ha afirmado, y con razón, que el trabajo de Gay fue “la base del desarrollo cultural y científico posterior del país, pues fue a partir de sus trabajos que naturalistas como Ignacio Domeyko, Amado Pissis, Rodulfo Amado Philippi, entre otros, iniciaron, completaron y aportaron a la obra de reconocer las características físicas del territorio e inventariar sus riquezas naturales” 46 .
Mientras tanto, y dado el retardo de Gay, motivado, entre otras cosas, por la envergadura y magnitud de la tarea encomendada, el gobierno decidió contratar en 1848 los servicios del geógrafo y geólogo francés Amado Pissis (1812-1889), atendiendo a la necesidad que tenía ahora el país de avanzar hacia su desarrollo económico, por lo que era menester disponer de una representación cartográfica con la localización de los recursos naturales, especialmente mineros, así como de un instrumento para la gestión y la administración territorial. Dicho contrato fue firmado durante el gobierno de Manuel Bulnes con el ministro del Interior Manuel Camilo Vial. Pissis inició de inmediato sus actividades sin recorrer el país previamente como lo había hecho Gay, sino que se abocó directamente a la realización de lo requerido en el contrato:
D. Amado Pissis se obliga a hacer la descripción geológica y mineralógica de la República de Chile, cuya obra se compondrá de texto y mapas. El texto lo dividirá en dos partes: una correspondiente a la geografía del país en que se indicará la posición geográfica, esto es, la latitud y la longitud de las ciudades, pueblos, cerros y otros puntos notables, calculadas por observaciones astronómicas, sus alturas sobre el nivel del mar, y los demás elementos que deben servir de base a los mapas. Al formar esta parte, el señor Pissis dedicará una especial atención a la Cordillera de los Andes, que examinará del modo más prolijo que le sea posible, a fin de señalar con precisión el filo o línea más culminante que separa las vertientes que van a las Provincias Argentinas de los que se dirigen al territorio chileno, y la situación geográfica de los diversos boquetes que permitan el paso por dichas cordilleras a las varias provincias de la República.
La otra parte comprenderá la geología y mineralogía de Chile; y en ella se dará a conocer la composición geológica de cada provincia, y de todos los productos mineralógicos que se encuentren en ella y puedan ser útiles a algunas industrias, como la indicación exacta de sus asientos.
Los mapas serán el complemento y el resumen del texto, presentando al ojo la configuración exacta de cada provincia, la distancia de un punto a otro, sus alturas respectivas, la extensión de cada formación geológica, la posición de las minas y de todos los productos minerales útiles a las artes y agricultura 47 .
Las operaciones indispensables para el levantamiento cartográfico, basadas en el método de la triangulación geodésica, obligaron a Pissis a recorrer el país desde el desierto de Atacama hasta el sector inicial de la Araucanía, territorio que no pudo visitar a causa de la belicosidad de sus habitantes. Contó con varios colaboradores, muchos de ellos solo ocasionales, como el astrónomo Carlos Guillermo Moesta, el capitán de ingenieros José Antonio Donoso Fantoval, los tenientes Félix Blanco Gana y Alberto Blest Gana, el ingeniero de minas Pedro Lucio Cuadra, el ingeniero geógrafo Enrique Concha y Toro y el agrimensor Gabriel Izquierdo 48 .
La labor efectuada por Amado Pissis se tradujo, en su parte cartográfica, en el Plano topográfico y geológico de la República de Chile , a escala 1:250.000, publicado en París en 1873, obra compuesta de 13 hojas, realizada mediante una triangulación geodésica, método que aseguraba un levantamiento de calidad y precisión 49 . Años más tarde, en 1888, siendo jefe de la sección de Geografía de la Oficina Central de Estadística, publicó un mapa geográfico general de todo el país a escala 1:1.000.000, titulado Mapa de la República de Chile desde el río Loa hasta el cabo de Hornos , basado en los datos acumulados para su mapa a escala 1:250.000.
Por otra parte, la relación escrita de su trabajo fue recogida en los diferentes informes publicados en los Anales de la Universidad de Chile a partir de 1850, tanto de índole monográfica como específica de algunas de las provincias visitadas. En ellos dio a conocer las características físicas y humanas del territorio chileno, producto del conocimiento directo adquirido en sus viajes a terreno, así como de la consulta de otros viajeros y exploradores, en especial de lo realizado por Claudio Gay. Entre estos informes cabe destacar “Investigación sobre la altitud de los cerros culminantes de la cordillera de los Andes”, de 1852, y “Descripción de la provincia de Valparaíso”, de 1858. Todo este trabajo tuvo su expresión final en su obra Geografía Física de la República de Chile , publicada en 1875, en la que reseña en su primera parte, y con gran extensión, la orografía, geología, meteorología e hidrografía de país, bajo el título de Reino Orgánico, y en su segunda parte todo lo relacionado con la vegetación, agricultura y fauna, bajo el nombre de Geografía Botánica 50 .
Los mapas de Pissis, a pesar de las críticas de que fueron objeto, junto con su texto Geografía Física de la República de Chile , tuvieron gran influencia durante el último tercio del siglo XIX y contribuyeron notablemente al conocimiento de la geografía del país, sobre todo en lo referente a sus potencialidades económicas.
En el proceso de descripción del territorio conviene tener presente también a otros individuos que cumpliendo deseos personales o bien encargos del gobierno o de gobiernos extranjeros exploraron con fines científicos el país durante el siglo XIX. Así, se hicieron reconocimiento de zonas más específicas del país, como ocurrió con Valdivia. En ellos participaron los hermanos Bernardo y Rodulfo Amando Philippi, Benjamín Muñoz Gamero —en 1849 reconoció el lago de Todos los Santos 51 —, los hermanos Guillermo y Eduardo Frick, Guillermo Dðll, que completó el trabajo de Muñoz Gamero y publicó un mapa de la zona, y varios agrimensores, como Reuter, Harnecker, Siemsen, Eisendecher, Geisse y otros 52 . Guillermo Cox exploró en 1859 la desembocadura del río Petrohué, y en 1862 emprendió un viaje que lo llevó hasta el lago Nahuel Huapi. Consecuencia de estas exploraciones fue, además de las descripciones del territorio y de sus habitantes y de un mejor conocimiento de la flora y de la fauna, la elaboración de una abundante cartografía, como el mapa de la provincia de Valdivia de Bernardo Philippi, impreso en Alemania en 1846; el de Eduard Poeppig, grabado en París en 1859; el de Guillermo Frick, de 1864, y el de este mismo, de una parte de la provincia, de 1885.
Por su magnitud deben recordarse los viajes realizados por Ignacio Domeyko y Rodulfo Amando Philippi, el primero al desierto de Atacama y a la Araucanía, y el segundo también al desierto de Atacama. Ignacio Domeyko, con estudios en la Escuela de Minas de París, ostentaba el título de ingeniero en minas, y fue contratado por el gobierno chileno con el propósito de formar sus propios cuadros de profesionales y técnicos para fortalecer el desarrollo económico, así como para reconocer los recursos naturales de que disponía el territorio. Recién llegado al país se radicó en La Serena como profesor de Química y Mineralogía en el liceo de esa ciudad. Escribió, asimismo, ensayos y artículos referentes a los minerales existentes en el país y recorrió Atacama, poniendo especial interés en Copiapó, Huasco y Chañarcillo 53 . Al visitar Domeyko la Araucanía en 1845, lo hizo motivado esencialmente por su curiosidad de científico en el pueblo mapuche y en las características de ese territorio. Las opiniones que formuló en sus escritos tuvieron gran importancia para las autoridades de gobierno ante el debate surgido sobre lo que convenía hacer en una región aún no sometida a la soberanía del Estado chileno 54 .
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