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Portada
Autoridades
El futuro después del COVID-19 (Alejandro Grimson)
Parte 1. El Estado que viene; desafíos y emergencias
1. Después del aislamiento (Roberto Follari)
2. Igualdad, solidaridad y nueva estatalidad. El futuro después de la pandemia (Paula Canelo)
3. La crítica y el “Estado fuerte” (Diego Sztulwark)
4. El coronavirus, Argentina y la compresión del tiempo (Vicente Palermo)
5. Sobre las perspectivas nuevas del lenguaje público y estatal (Horacio González)
6. Conjeturas para después de la pandemia (Juan Gabriel Tokatlian)
7. Más allá del neoliberalismo: el Estado social el día después (Ricardo Forster)
8. Algunas reflexiones para después de la pandemia (Eduardo Fidanza)
9. La economía y el Estado ante la catástrofe (Atilio A. Boron)
Parte 2. Un nuevo mapa político
1. Coronavirus: Todos somos mortales. Del significante vacío a la naturaleza abierta de la historia (Rita Laura Segato)
2. La no linealidad del cambio social (Julián Rebón)
3. Hacia un Gran Pacto Ecosocial y Económico (Maristella Svampa y Enrique Viale)
4. Geopolítica del coronavirus (Helena Carreiras y Andrés Malamud)
5. Depende de nosotros (Beatriz Sarlo)
6. El regreso del futuro (Dora Barrancos)
7. Los falsos profetas de la pospandemia (Silvio Waisbord)
8. Para dejar atrás el neoliberalismo (María Esperanza Casullo)
9. Distancia física y armonía comunal/social: reflexiones sobre una situación global y nacional sin precedentes (Walter D. Mignolo)
Parte 3. Cómo pensar las nuevas subjetividades
1. El virus es el mensaje (Sandra Valdettaro)
2. Nuestro futuro (Cristian Alarcón)
3. El futuro ¿ya llegó? (María Pía López)
4. Mientras tanto (María Moreno)
5. Violencia de Género: ¿La otra pandemia? (Diana Maffía)
6. Pensar todo de nuevo (Andrea Giunta)
7. Episodio 2: El capitalismo está desnudo (Gabriela Cabezón Cámara)
8. Interrogantes y conjeturas sobre la pandemia del S. XXI (Jorge Alemán / texto entrevista)
Las opiniones aquí contenidas son de los autores y no necesariamente representan la posición de Argentina Futura .
Autoridades
Presidente de la Nación
Dr. Alberto Fernández
Vicepresidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
Jefe de Gabinete de Ministros
Lic. Santiago Cafiero
Titular Argentina Futura
Dr. Alejandro Grimson
Idea y dirección
Dr. Alejandro Grimson
Coordinación
Lila Siegrist, Federico Escribal y Nahuel Sosa
Diseño
DG. María Paula Caia Zotes
Ilustración
Costhanzo
Edición
Gabriela Llamosas, Emiliano Gullo y Alejandra Kern
Colaboración
Manuel Eguía y Kevin Fillmore
El futuro después del COVID-19
Por Alejandro Grimson
La aparición de una pandemia como el COVID-19 es una bomba; sus esquirlas son los relatos apocalípticos esparcidos por todos los rincones de la aldea global. Parafraseando a autores de resonancia, es más sencillo y usual imaginar el fin de la humanidad que el fin de la injusticia y de la desigualdad. Películas, novelas y relatos periodísticos nos narran todas las distopías que no habíamos podido pensar.
La crisis torna imperioso pensar el presente. Y torna impensable el futuro. Su triunfo cultural consiste en bloquear la imaginación de nuevos rumbos y de nuevos horizontes. Encorsetado el futuro a la catástrofe, a la imposibilidad, se despliega una maquinaria que erosiona la voluntad de acción. Que coloca el destino en cualquier factor ajeno a la voluntad y a la sociedad. Que pretende doblegar deseos, sueños y construcciones colectivas.
Sin embargo, el porvenir está en entredicho. Venimos de décadas de hegemonía global del ultra liberalismo económico. Y de una narrativa individualista, anti-pública y anti-estatal. La época inaugurada por el Consenso de Washington en 1990 se extendió hasta hace pocos años atrás. Abarcó desde la revolución neoconservadora hasta los neoliberalismos “progresistas” (como los llamó Nancy Fraser, cuando otorgaban leyes de matrimonio igualitario o tenían acciones de reconocimiento cultural).
Sólo un grupo de países sudamericanos desde inicio de siglo desplegó por más de una década políticas que se oponían al retiro social del Estado, a la lógica privatizadora y a la apertura indiscriminada de las economías. Que apuntaron a políticas redistributivas y fortalecer decisiones soberanas con alianzas regionales. Mientras esos procesos políticos sudamericanos que fueron catalogados como “progresistas”, “populistas” o “giro a la izquierda” sufrieron derrotas muy diversas desde el golpe de Estado en Paraguay hasta otras electorales, el mundo se polarizó. Y los argentinos, que alguna vez creímos que la grieta era una creación nacional, nos quedamos atónitos por la división política tajante en varios países de Europa, de Norteamérica y de América Latina.
En el último lustro, en varios países avanzaron electoralmente no sólo fuerzas antidemocráticas, sino que desplegaron discursos de odio. Una nueva oleada de racismo, xenofobia, homofobia, misoginia y discriminación de clase acompañó en algunos casos intensas estigmatizaciones políticas. Justo antes del coronavirus una de las preguntas más inquietantes era si esos nuevos fenómenos políticos iban a lograr extenderse en el tiempo.
El Gran Relato posmoderno de un mundo globalizado sin fronteras develó su mentís. Devino inverosímil hasta para sus más fanáticos seguidores. No sólo porque quedó al desnudo el truco de permitir la libre circulación del capital financiero mientras se convertía al mar Mediterráneo en un cementerio y se levantaban muros por doquier. La pandemia global despertó un creciente nacionalismo. Quizás en ese punto recuerde a la Segunda Guerra Mundial tanto como en los efectos económicos y sociales.
El mundo lamentablemente parece aún no estar listo para iniciar la propuesta que hizo el Presidente Alberto Fernández en la reunión del G 20 de marzo de 2020, cuando señaló la necesidad de la solidaridad global y la coordinación de esfuerzos sanitarios y macroeconómicos. Incluso en las regiones más integradas del planeta, cada Estado nacional adoptó una política sanitaria y económica. Ante fronteras que se cierran y muestras aisladas de solidaridad interestatal, no puede pecarse de optimismo. Pero tampoco puede establecerse un pronóstico certero.
La pandemia abre una disputa de interpretaciones y de narrativas. Han cambiado las circunstancias. Algunas de estas narrativas conducen a pensar, sólo debemos rendirnos ante lo que sería inevitable. Sin embargo, los colectivos humanos, las sociedades y sus instituciones son los que hacen la historia, sean cuales sean las circunstancias que nunca se escogen.
Abrir horizontes, pensar el futuro, comprender el presente en su complejidad, son tareas claves para transformar las injusticias y las desigualdades. Para generar democracias vibrantes.
La burla frente al optimismo de la voluntad tiene larga tradición. Se trata de una vieja estrategia. La vocación de transformación y la lucha contra la injusticia siempre sufrieron denigraciones. Se las acusó de falta de inteligencia, de información o de no haber comprendido los tiempos. Sin embargo, creemos que otro futuro es posible y trabajamos por un mundo donde quepan muchos mundos. Sabemos que colectivamente es posible lograr inmensos avances.
El viejo orden repite una única promesa: el sacrificio, la resignación a una expoliación masiva, a procesos de endeudamientos financieros descomunales, construyendo el sentido común de que todos vivimos en deuda. Y deudas inmensas de países, que obstruyen el futuro de varias generaciones.
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