1 ...7 8 9 11 12 13 ...25 S. M.: Sí, la PUC. Desde que ingresé me gustó mucho, percibí que era la mejor escuela. Yo no quería estudiar hormigas ni ratones ni esas cosas que en la Universidad de São Pablo eran el fuerte y tampoco me interesaban las psicopatologías a las que se dedicaba el psicoanálisis, entonces para mí fue bueno.
J. O.: Y a partir de su experiencia de formación, ¿qué balance hace usted acerca de cómo fue formado como psicólogo? ¿Qué cosas fueron un acierto y qué cosas no tanto?
S. M.: Yo creo que todo el contenido en mi curso fue bueno, no tengo ninguna crítica. La psicología en aquel momento era una ciencia naciente en Brasil, digámoslo así, y estaba indefinido su espacio de existencia entre la Filosofía, la Medicina y la Biología. Mi curso era de seis años. Yo tuve 61 o 63 asignaturas en seis años, unas diez por año, y lo más importante para mí, que marcó la diferencia, es que tuve cinco o seis asignaturas de Filosofía; eso fue muy bueno porque me ayudó mucho. Por ejemplo, hice un curso de Historia de la Psicología en el cual estudiamos el libro Psicologías del siglo XX , de Heidbreder, que para mí es una obra capital. 1Tuve como profesora a una filósofa que trabajó la historia de las teorías bajo un aspecto epistemológico, entonces fue muy bueno. Y el segundo criterio de efectividad, digamos, de mi formación de pregrado, fue que estudiábamos las grandes narrativas a partir de sus autores directamente. Entonces leí a Freud, Piaget, Skinner, Watson y Kurt Lewin de primera mano; yo no estudiaba a partir de intermediarios de los autores, sino que leía a los autores mismos. Recuerdo que leí dos o tres libros de Kurt Lewin, un libro de Watson, dos o tres de Skinner, algunos de Freud. Un autor que me gustó mucho fue Alfred Adler, un psicoanalista que hoy nadie más lee. También leí a Jung, en fin. Eso de conocer las grandes narrativas de la disciplina a través de las lecturas de los autores clásicos representativos fue un aspecto muy interesante e importante. Las asignaturas tenían profundidad y esto para mí es lo más importante, pues el contenido profundo crea una base cognitiva trascendente.
J. O.: En ese sentido, ¿usted cree que esos dos asuntos, que para usted fueron cruciales en su formación –haber visto Filosofía y haber leído a los autores originales–, fueron la clave de su buena formación?
S. M.: Sí, no tengo ninguna duda sobre esto.
J. O.: ¿Hoy piensa lo mismo?
S. M.: Yo creo que la debilidad de los programas de Psicología actuales, en muchos de ellos y creo que en todas las partes del mundo (con algunas excepciones como Francia e Italia, donde aún estudian filosofía) es que aquí se estudia muy poco. Cuando digo aquí me refiero a los otros países. Casi no se lee directamente a los autores. Por ejemplo, recuerdo que me gustó mucho y me ayudó otro tanto leer a Carl Rogers, a Piaget, y el libro de Ciencia y conducta humana , de Skinner; 2pienso que hoy los alumnos no tienen contacto con la profundidad de las teorías y sus actores originales, sino que se aproximan siempre a través de intermediarios. Para mí, conocer a los autores de primera mano es una cuestión fundamental.
J. O.: ¿Hay alguna otra situación que usted haya considerado clave en su formación para ser el psicólogo que logró ser, además de la profundidad, la lectura de los cásicos y la filosofía?
S. M.: Yo pienso que una circunstancia fue la interlocución con los profesores y otros profesionales profundos de la época; ambas cosas fueron extraordinarias. Hoy, las personas no tienen espacio para conversar. Yo no diferencio el espacio de discusión con mis alumnos porque todo es muy veloz, todo cambia de un lado, cambia del otro. Aquel tiempo era muy distinto. No existía teléfono, no existía nada de eso, entonces era muy común una reunión para discutir un texto o las ideas de un autor. Recuerdo algunas discusiones entre mis colegas y profesores para comprender a Skinner y a Piaget. Eran dos autores distintos. Recuerdo bien estas cosas en mi segundo año de formación. Hoy no hay de eso, es muy raro.
J. O.: Es muy raro, es cierto. En ese sentido, ¿usted consideraría que otro elemento importante en su formación fue la posibilidad de hacer grupos de estudio al margen de las clases oficiales?
S. M.: Sí, por supuesto. Esto daba la oportunidad de encontrarse, debatir, conversar con aquellos que tenían intereses comunes con uno.
J. O.: Encontrarse, discutir y reflexionar. Esto es algo que usted considera importante…
S. M.: Así es, y eso fue una cosa que empecé un poco tarde, pero fue muy importante. Uno de estos grupos quedó como un grupo muy articulado. Nos reuníamos todos los miércoles en la noche para leer un capítulo de un libro, para discutir. No íbamos a leer; leíamos antes e íbamos a discutir. Entonces, por ejemplo, el primer libro que leímos en ese proyecto fue Organizaciones modernas , de Amitai Etzioni, 3un libro que me abrió mucho la cabeza. Cuando terminamos ese, empezamos a leer Psicología social del proceso de organización , de Karl Weick; 4recuerdo que nos quedamos unas tres semanas –tres miércoles– en el capítulo primero. Imagina la profundidad que teníamos en esto. Recuerdo que en ese segundo libro tenía ya experiencia, entonces no solamente leíamos el libro, sino que también buscábamos los autores que se citaban. Recuerdo la primera vez que leí a Simeo a partir de la citación del libro de Karl Weick. Entonces existía, digámoslo así, una vida intelectual intensa y yo creo que eso fue algo que no se puede remplazar con nada, con absolutamente nada. Leímos otros textos. Recuerdo haber estudiado, no todo el libro, pero sí algunos capítulos de Psicología social de las organizaciones , de Daniel Katz y Robert Kahn, 5el clásico en aquel momento. Otro libro que leímos fue de Blake y Mounton sobre decisión; ahí ya estamos hablando del área de psicología de las organizaciones y del trabajo, pero era psicología.
J. O.: Y era en ese nivel de profundidad, estudiando los clásicos de manera profunda…
S. M.: Por ejemplo, el libro de Katz y Kahn aún hoy está valorado. Yo lo leí en 1968, creo, ahora no recuerdo. Otro libro es el de Douglas McGregor, The Human Side of Enterprise , 6que había sido publicado ocho años atrás. Ese libro fue escrito a finales de los años cincuenta y sus textos tienen fundamentos, argumentación. No los recuerdo todos, pero eran libros que en la época eran los top.
J. O.: Y de su formación, ¿cuál considera que fue una materia clave? ¿Cuál asignatura recordaría?
S. M.: Varias. Una clave para mí en los primeros años fue Introducción a la Filosofía, en la cual estudié a Heidegger. Mi primer contacto con Heidegger fue Ser y tiempo ; 7ese libro amplió mucho mi comprensión. Yo tuve una percepción distinta del mundo a partir de la idea del devenir, del venir a ser. Otra materia fundamental fue Historia de la Psicología, en la cual estudiamos a Edna Heidbreder, Psicologías del siglo XX . En el primer año, estas fueron las materias importantes porque las demás fueron Anatomía y Fisiología, que eran el fundamento biológico. Después, otra materia que me impactó mucho fue la de Psicología Social; la vi en el tercer año. Otra que me enseñó mucho fue Teorías de la Personalidad; en ella estudiamos dos textos clásicos que me dieron una visión muy amplia y a la vez profunda. Recuerdo que en Teorías de la Personalidad quedó clara para mí la diferencia epistemológica entre el abordaje nomotético y el ideográfico; esta diferencia la aprendí estudiando, leyendo los textos. Por ejemplo, al leer a Allport, que era el nomotético, y a Freud y el psicoanálisis, el ideográfico. 8
J. O.: ¿Y por qué en esa clase, particularmente de personalidad, usted encontró eso que suele ser una temática de epistemología e investigación y no de personalidad?
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