1 ...6 7 8 10 11 12 ...16 La adquisición de nuevas funciones, o aparición de sucesos producto de la maduración, es variable de un niño a otro, cada niño madura a un tiempo que le es propio. Entre los indicadores se destacan la dentición, aparición de los núcleos de osificación, control de esfínteres, maduración sexual y psicomotora.
Al igual como sucede con los indicadores de crecimiento descritos, para éstos también existen pautas que permiten determinar si la maduración se produce dentro de un rango de normalidad.
Dentición
El tiempo en que ocurre la erupción dentaria, como el cambio de los primeros dientes por los definitivos, es un indicador de maduración.
Los dientes temporales, deciduales, o de “leche” comienzan a formarse en la tercera semana de vida intrauterina, formación que es influenciada por la salud y dieta materna. Cuando el niño nace, tiene dentro de los huesos maxilares los brotes de los 20 dientes que componen la fórmula dentaria temporal, los que hacen erupción en el curso del segundo semestre de vida y se completan alrededor de los dos años y medio. También contiene las células diferenciadas que darán origen a los 32 dientes de la fórmula definitiva. La aparición de los dientes habitualmente se realiza en un tiempo y en un orden más o menos fijo, pero el que no ocurra así en un niño sano, no es indicador de anormalidad.
Los 6 meses es la edad más frecuente de inicio de la erupción dentaria, pudiendo aceptarse como normal algunas diferencias en más o menos tiempo, siempre que no se retrase más allá de los 12 meses. Se ha comprobado que la erupción de los dientes de leche es más temprana en los varones que en las mujeres.
La aparición de los primeros dientes va acompañada de algunos cambios significativos en el sistema digestivo del niño, de los cuales el más evidente es el aumento de la salivación.
Los dientes de leche generalmente siguen un orden y tiempo de aparición, que de alguna manera está relacionado con el desarrollo general del niño. Aparecen por pares homólogos en el siguiente orden:
Dientes |
Edad de aparición (meses) |
2 Incisivos centrales inferiores |
6 - 8 |
2 Incisivos laterales inferiores |
10 - 15 |
2 Incisivos centrales superiores |
8 - 10 |
2 Incisivos laterales superiores |
8 - 10 |
Primer Molar superior e inferior (4) |
12 - 15 |
Caninos superiores e inferiores (4) |
18 - 24 |
Segundo Molar superior e inferior (4) |
24 - 36 |
Fórmula dentaria del lactante menor:
Entre los 2 y medio y 3 años el niño tiene su fórmula completa de dentadura temporal:
Esta fórmula permanece invariable hasta cerca de los 6 años, edad en que comienza el recambio dentario.
Entre los seis y trece años los “dientes de leche” son reemplazados por los dientes permanentes, simultáneamente aparecen los primeros molares definitivos o “molares de los seis años”. Estos están detrás de los molares temporales, son muy importantes porque sirven de guía para la ubicación del resto de los dientes y para el desarrollo de los maxilares (oclusión normal).
La dentición definitiva está compuesta por 32 piezas dentarias, 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y 12 molares.
A los 6 meses, cuando erupcionan los primeros dientes, se observa una íntima relación entre los signos de madurez bio-psico-motora: ocurre una modificación funcional de la deglución, el niño se puede sentar con apoyo, mantiene la cabeza erguida, el cuello recto y el complejo lengua-mandíbula empieza a adquirir una posición espacial y definitiva con respecto al eje vertical del cuerpo. Este se ajusta y estabiliza a medida que van engranando los dientes y luego los molares. El niño aprehende los objetos y los coge si los tiene cerca, todo lo que llega a su mano lo lleva instintivamente a la boca, no para chuparlo, sino para morderlo, ejercitando sus dientes, las nuevas percepciones sensorio-espaciales de los labios y la lengua y su nueva forma de deglución. De ahí en adelante hay un notorio y rápido progreso de las habilidades motoras corporales.
Núcleos de osificación
Los núcleos de osificación son indicadores del proceso de maduración ósea. A partir del nacimiento, en las epífisis de los huesos largos, aparecen los núcleos de osificación secundarios (los primarios se formaron en la vida intrauterina), el crecimiento de los huesos largos continúa hasta que ocurre la fusión epifisiaria.
El proceso de osificación dura aproximadamente veinte años, puede ser evaluado a través de radiografías o ecografías, las que permiten calcular la edad ósea de un niño, la que si es normal debe ser concordante con su edad cronológica.
Antes de los dos años es de utilidad para evaluar la edad ósea, la radiología de las muñecas, más tarde es preferible la de rodilla.
Control de esfínteres
El dominio del control de esfínteres es otro indicador de maduración. La mayoría de los niños están capacitados para adquirir su control entre el segundo y tercer año de vida; para ello necesitan de una madurez neurológica y de un desarrollo social. Primero se logra el dominio del esfínter rectal y luego el vesical.
La adquisición de esta habilidad requiere de gran paciencia por parte de los padres o personas que enseñan al niño, ya que la sobreexigencia, muestra de enojo, impaciencia, actitud ansiosa, puede retardar el proceso e incluso producir frustraciones en el niño y alteraciones psicológicas futuras. No se recomienda iniciar el entrenamiento de este hábito cuando la familia se encuentra bajo tensión emocional, como sucede durante una enfermedad, cambio de casa o ciudad, o el nacimiento de un nuevo hermano. Este último puede ser un factor de regresión a conductas anteriores, y así el niño que controlaba esfínteres puede dejar de hacerlo temporalmente como respuesta al nacimiento de un hermano.
Maduración psicomotora
La maduración psicomotora puede ser evaluada a través de pruebas especiales. Estas consideran el grado de madurez que alcanza un niño en cuatro áreas básicas: motora, coordinación, social y lenguaje.
Área motora: corresponde a la motricidad gruesa, coordinación de los movimientos corporales generales y específicos; por ejemplo, cambiar de posición, sentarse, caminar. El recién nacido realiza movimientos de tipo reflejo. Antes de los dos meses es capaz de levantar la cabeza en 45 grados cuando está en posición prona, mantiene la cabeza erguida a los tres meses, se sienta con apoyo a los ocho meses, se para entre los nueve y diez meses y camina tomado de la mano al año de edad. Más tarde ensaya subir escaleras, lo que hace sin apoyo a los 2 años y medio.
Área coordinación: actividades que requieren de un ajuste de los movimientos con los órganos sensoriales; por ejemplo, a partir del segundo mes el niño sigue objetos en movimiento con la mirada, toma objetos a los 6-8 meses, después del año coloca objetos grandes dentro de otros y cerca del año y medio es capaz de introducir objetos pequeños en una botella y construye torres de dos o tres cubos. Copia un círculo a los tres años y un cuadrado a los cuatro.
Área social: considera las habilidades de un niño para responder frente a la presencia y estímulo de otra persona, al igual que la capacidad de aprender por medio de la imitación, por ejemplo, gesticular frente a la cara de un adulto. Desde el tercer mes es posible obtener sonrisa social, más tarde vuelve la cabeza atendiendo a los sonidos, cerca del año hace “tortitas” con las manos. Después del año es capaz de responder a la orden de “NO”, al año y medio comienza el control de esfínteres y después de los dos años se pone y saca la ropa y le gusta jugar con los amigos.
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