– Es muy diferente. Ni siquiera pienso hacer una utopía, sino algo humanamente realizable. Solamente proyecto inspirarme en la palabra de Jesús para gobernar, poniendo al hombre como referencia. No impondré ningún tipo de religión. No se preocupe, no le quitaré el puesto al Capellán.
– Una vez leí en un antiquísimo libro de la sabiduría china algo que me hizo pensar… decía algo así: “ Si alguien pretende tomar el mundo y cambiarlo, es improbable que lo consiga. El mundo pertenece al espíritu, por lo tanto no debe ser manipulado. Quien intenta cambiarlo, lo arruina, quien pretende conservarlo lo pierde ”.
– Ese fulano sabía lo que decía…
Capítulo 10
Intihuasi – Andinia
La puerta de roble con hermosos cristales biselados se abrió lentamente para dejar paso a un joven mestizo. Llevaba ufanamente dos tazas de humeante café y unas tortillas de maíz recién asadas. Ambos guardaron silencio.
El Dr. Ezequiel juntó sus manos y las apoyó en su argéntea barba, pensando cómo podría funcionar un gobierno “absolutamente honesto” en Andinia. La puerta volvió a cerrarse con suavidad.
El Dr. Arenales, mirando fijamente al Presidente le dijo: – ¿Has tomado alguna medida gubernamental que yo no conozca?
– Solo una. Hoy cumplo diez días de gobierno y esperaba su llegada.
– Desde que acepté la candidatura, usted estaba a mi lado. Solo puedo confiar plenamente en quien fue mi segundo padre y mi maestro… Y sé que me quiere como a un hijo.
– Tú “eres” mi hijo. No creo que exista en el mundo un padre más realizado que yo. ¿Qué medida de gobierno has adoptado?
– Mi comida.
– ¿¿¿La qué…???
El Dr. Arenales quedó perplejo y sonriente.
– La simple y diaria comida.
Otra vez la puerta se entreabrió y la pelirroja cara del Rafa Fischer apareció por unos instantes, esfumándose al ver que Carlos Altamirano tenía visita.
– Oye… Ese que asomó la cara, ¿no es acaso uno de los jefes de la guerrilla?
– Ahá… Además de antiguo amigo es un hombre que orientó sus ansias de justicia por la violencia, pero hemos hablado y ahora tenemos lo que podría llamarse un compás de espera. Pero sigamos con lo nuestro, ya habrá tiempo para tratar el tema de los guerrilleros.
– Bien… Hablábamos de la comida.
– Una vez leí una frase que me fascinó por su simpleza y verdad.
– Decía que, para saber si un gobierno era digno representante de su país, únicamente hacía falta saber lo que viste y come.
– ¡Esa es nueva para mí! Respondió intrigado el asesor.
– Si yo comiera a diario Caviar Malossol de grano grueso, con Champagne Dom Perignon, Langosta a la Cardinal con salsa Mornay, Bogavante a la Newbourg, Salsa Périgord, Consommé de nidos de salangana, Carlota Plombières, regado abundantemente con Château Lafite-Rothschild y Château Yquem, y otras exquisiteces foráneas, servido por mozos en vajilla Imperial china, empaquetado como un figurín del jet set en un fastuoso smoking parisino, con manicura y peluquero personal para “hacer rostro”, codeándome con la crema social en cuanta festichola se presente y paseando por el mundo en mi Jet presidencial con una comitiva de amigotes y amiguitas mostrando su “fashion show”… mientras mi pueblo descalzo come a duras penas maíz pisado con papas y, de vez en cuando, un trozo de oveja; mientras los ancianos fallecen desnutridos por falta de presupuesto y mientras los niños sobreviven tirados en la calle.. ¿Qué pensaría Ud…?
– ¿La verdad? Que se te subieron los humos a la cabeza.
– No solamente eso. Lo esencial sería muchísimo más grave: Que “miro para afuera”. Que me he desentendido de mi pueblo… Que dejé de ser el Presidente para ser una sanguijuela vende patria. Un verdadero traidor a la Patria. Eso sería lo gravísimo. Que me he desentendido de mi pueblo.
– Entiendo… Respondió con una sutil sonrisa el Asesor Presidencial.
– Así que comeré a diario y comeremos en todas las reuniones que exija el protocolo, solamente productos de Andinia, preparados a la manera ancestral, con vestimenta sencilla, diseñada y confeccionada en Andinia por artesanos y materias primas locales. Seré un digno representante de la moda de mi país… aunque mi silueta no es de la finura requerida en las pasarelas. Agregó divertido.
– ¿De dónde sacaste esa idea?
– ¿No se fijó como vestía Ghandi?
– Él rescató las bases de la cultura india y triunfó. En la India se visten como indios, en Arabia como árabes. ¿Te imaginas un tuareg con traje y corbata?
– Él será mi segundo maestro, el Mahatma político. Creo recordar algo que dijo: “ la verdad y el amor siempre triunfan, los tiranos, siempre caen. Nada vence a la verdad y el amor ”. Pienso continuamente en eso. En definitiva, poner el hombre primero y detrás el dinero. He decidido cambiar “El Príncipe” de Maquiavelo por la vida de Ghandi. Quizá “El Príncipe” por “El Principito”. Trabajo honesto y perseverante, sencillez en todos los ámbitos, alegría y no-violencia.
– Eso también lo dice Jesús.
– Por eso acepto a Ghandi como maestro, fue un perfecto cristiano a su modo.
– Humm… Tendré que repasar los Evangelios.
– Maestro… ¿Sinceramente, piensa que estoy loco?
– ¿Jesús estaba loco?
– No. Pero hizo muchas locuras según nuestros criterios.
– ¡Saca conclusiones!
Fue la mejor respuesta que pudo darle un padre a su hijo.
El Presidente meneó la cabeza afirmativamente.
Ahora estaba seguro del camino a seguir.
– Hijo, te debo prevenir que seguir ese camino te sacará callos hasta en la lengua. Es duro, muy duro.
– Sin embargo, “Él” dice lo contrario. Mi yugo es liviano y la carga fácil de llevar…
– Carlos, te quiero más que a mi vida y, aunque sé que tomas el camino correcto, también sé que si mataron a Jesús por seguirlo…
– No le temo a la muerte.
– Lo sé. También eso es cultural aquí en Andinia.
Capítulo 11
Intihuasi – Andinia
– ¿Por qué dijo que mi plan era utópico? Entiendo que se refiere a la búsqueda de soluciones ideales inalcanzables.
– No precisamente, aunque sí en parte.
– Las soluciones ideales no existen en la Tierra, ni tampoco el éxito o el fracaso absoluto. Nada es absolutamente bueno ni malo, porque el hombre bueno siempre tiene algo de maldad y el malo algo de bondad. Navegamos en diferentes tonalidades de grises que tienden hacía el blanco o el negro. Por eso es tan difícil juzgar al hombre; tanto, que Jesús nos pidió que no juzgáramos a nadie.
– Si puedo empezar a darte algunos consejos desde mi puesto de Asesor Presidencial, te diría que trabajes afanosamente en pos de esos ideales, pero ten presente que nunca serás dueño de los resultados de tu trabajo.
– Podría explicarlo más claramente…
– El agricultor debe sembrar su campo con las mejores semillas, cuidarlo como a la niña de sus ojos… hasta que llegue el momento de la cosecha…
– Esta puede ser abundante y magnífica, pero también puede ser destruida por una fuerte granizada en unos minutos. ¿Qué culpa tendría el agricultor de no cosechar nada?
– No puedo fallar. ¡En Andinia hay tanta injusticia!
– El esfuerzo depende de ti. El resultado, del Señor y sus designios. Dijo señalado hacía arriba.
– No eres el único que pensó en soluciones utópicas. El hombre vive angustiado, en condiciones existenciales penosas e injustas, que lo acucian en la búsqueda de organizaciones perfectas, pero lo perfecto jamás fue patrimonio humano.
– Nuestra época es humanamente un desastre, aunque tecnológicamente sea apoteósica. ¿Sabes lo que dijo el General Omar Bradley? “ Comprendimos el misterio del átomo y rechazamos el Sermón de la Montaña. El nuestro es un mundo de gigantes nucleares y de enanos éticos ”.
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