Fernando García Pañeda - Con fin a dos

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando García Pañeda - Con fin a dos» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Con fin a dos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Con fin a dos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Jorge y Cris son dos lobos solitarios que apenas se conocen de vista, a pesar de vivir ambos en pisos contiguos del mismo edificio.
Una casualidad les lleva a conocerse y entablar una conversación el mismo día en que se decreta el estado de alarma en todo el país. La soledad, pero también la coincidencia de gustos y de ingenio, les une. Día a día, después de reconocerse como iguales, comienzan a enamorarse.
Sin embargo, la aparición de un ex novio conflictivo y una hermana hiperactiva, pero sobre todo la sospecha de que tienen un vecino homicida, sembrarán su relación de dudas y dificultades. Dudan si estarán en lo cierto o simplemente se han dejado llevar por sus comunes gustos cinéfilos y su poderosa imaginación.
Las situaciones imprevistas a las que se tendrán que enfrentar «a dos» durante varias semanas de confinamiento resolverán sus dudas.

Con fin a dos — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Con fin a dos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Pues lo es. Lo fue —dijo, con la mirada baja y encogiéndose de hombros.

—Algo tendría que haber, aunque ella no supiera o no lo quisiera decir. —Yo no daba crédito.

—Se lo intenté preguntar varias veces, hasta que se negó a verme e incluso cambió de número de teléfono y de casa. Desde entonces lo he pensado hasta hartarme. Llevo casi año y medio pensándolo, dando vueltas a lo que pude hacer mal, pero no consigo entenderlo.

—Eso no sucede de un día para otro. Tendrías que haber notado algo en los últimos días, o meses. O algo malo harías… —repliqué con algo de malicia.

—Tres días antes de cortar estuvimos en la boda de unos amigos. Nos lo pasamos como nunca, alegres, divertidos… Incluso llegó a decir al final del día que le envidiaba a la novia, que quería algo así, y…

—Ya veo, el ciego eres tú.

—¿Qué?

—Que no lo ves. Que no te decidías y se aburrió de esperar.

—¿Que no me decidía a qué?

—A qué va a ser. A regalarle un anillo, pedirle de rodillas que se casara contigo y todas esas cosas.

—El anillo lo tenía desde hacía tres meses, y ya me dolía la boca de pedírselo.

—Ah, ¿te dijo que no?

—No, decía que era un paso demasiado importante, que tenía que pensarlo antes de comprometerse y no sabía si estaba preparada… Por eso cuando dijo que envidiaba a la novia pensé que era una forma de aceptar, y le dije que cuando quisiera y como quisiera. Pero al día siguiente no quiso verme y al otro me devolvió el anillo que no se había llegado a poner y dijo que no podíamos seguir, que íbamos a ser infelices y lo nuestro no tenía futuro, sólo pasado.

Su relato me dejó bastante confusa, lo reconozco. ¿Qué espécimen se comportaba así? Lo único que se me ocurría pensar es que ella se había cansado, que Jorge era un buen chico pero insulso y aburrido, y no veía futuro. Me cuidé de decírselo, por supuesto, pero fue un cuidado innecesario.

—Debo de resultar aburrido, así de simple —dijo con una sonrisa apagada—. Creo que ella lo vio pero no quiso decirlo así, tal cual.

Me descolocó una vez más; no sabía qué decir. Pero los recuerdos de nuestros fracasos, combinados con los grados de la malvasía y la pinot noir, me llevaron a un camino más alegre.

—Bueno, somos dos perdedores aburridos —dije llenando por última vez las copas—. Creo que lo que procede ahora es terminarnos esta botella y llorar un rato con esas arias que has traído.

—Una idea magnífica.

Cambió de disco y se acercó para tomar la copa. Según empezó a sonar a intenso volumen el Libiamo de La Traviata, dijo en tono teatral:

—¡Por el desengaño y el tedio! Que no nos falten —brindó.

Me deshice en carcajadas etílicas antes de que pudiéramos chocar las copas y vaciarlas. Después seguimos riendo, pero a la par.

Nos contamos unos cuantos chistes, de ésos que sólo te hacen reír cuando estás muy perjudicada; y compartimos una buena ración de anécdotas de nuestros respectivos trabajos, de esas que llevan a pensar (a veces, como aquélla, a proclamarlo en voz alta) que la inmensa mayoría de la especie humana está condenada a la extinción. Menos uno mismo y un selecto grupo de elegidos, claro.

—¿No te da vergüenza decir eso? —bromeé.

—En absoluto.

—Pues deberías.

—No, uno no debe avergonzarse de sus creencias.

—Dis! En el fondo eres un huraño.

—Y tú una misántropa.

Vaya par. Encajamos a la perfección. Eh, no te vengas arriba, que corra el aire.

Un cansancio muelle y risueño nos llevó al final de la noche. Bueno, la noche no, porque a través del ventanal de la terraza, el cielo empezaba a clarear y el sol se aprestaba a explicarnos una vez más el significado del adjetivo radiante.

Y Jorge ganó otro punto al demostrar que sabía cuándo y cómo marcharse. Motu proprio, sin indirectas ni directas.

No quise privarme de una despedida que bien merecía. Le compuse el nudo de la corbata, que se había ladeado ligeramente, mientras le decía:

—¿Sabes? No eres nada aburrido. Para nada. Y si alguien te dice que lo eres, será por envidia o porque no llega a tu altura. Buenas noches.

Se dejó empujar con suavidad hasta el descansillo y cerré la puerta sin darle oportunidad a réplica.

Día 8

Me despertó el sonido del móvil, que parecía más insistente que nunca, como si alguien estuviera apretando sin compasión el botón de llamada.

—¿Todavía estás dormido? ¡Qué poco aguante! Vamos, levántate y sube rápido, que te lo vas a perder. Ya te preparo un café mientras te vistes. ¡Pero ya, corre! —ametralló Christiana

—¿Qué ocurre?

—Calla y sube rápido —me colgó.

Medio dormido, sin afeitar y apenas aseado me puse lo primero que encontré y subí lo antes que pude. Estaba muy alarmado. Para que una chica que apenas te ha conocido unos días atrás llame, o más bien te reclame, con tal urgencia, es que le ha sucedido algo grave.

Estaba en la misma puerta, esperándome.

—Hijo, ni que vinieras de una fiesta —me dijo sonriente al ver mi traje de la noche anterior, que era lo primero que tenía a mano—. Mira, que desde tu piso no ves nada de esto —continuó como si yo estuviera al tanto de algo que desconocía en realidad.

Me llevó literalmente hasta la terraza, donde había una mesita con dos tazas y una cafetera.

—Tú mira, mira ahí abajo —me indicó mientras se disponía a servir el café.

Me asomé y vi la calle vacía, como siempre, pero con un coche patrulla con las luces azules encendidas junto a la entrada de la finca. Ella se acercó en seguida, me ofreció una de las tazas mientras ella bebía de la suya y se asomaba del mismo modo.

—¿Ves? ¿Ves cómo tenía razón?

—¿Pero qué pasa? ¿Qué hacen aquí?

—¡Qué van a hacer! Han venido a por el psicokiller.

—¿Cómo?

—Espabila un poco —me recriminó—. Estaba asomada hace un rato, mientras tomaba algo de vitamina D, cuando les he visto llegar con las luces puestas y todo. Se han bajado y han tocado el timbre de su piso.

—Y han venido a detenerle —añadí con una ligera sorna.

—A qué si no.

—Puede ser por mil cosas distintas. ¿Tú crees que si quieren detener a un asesino viene sólo un coche con una pareja de agentes?

—¿Es que no es suficiente? Bueno, es que estarán en cuadro con todo esto de la pandemia.

—A ver, seamos sensatos. ¿Estás segura de que han venido a su piso exactamente?

—Claro que sí. Mira, acábate el café, que nos vamos a asomar a la escalera para que lo compruebes.

—Christiana, esto se te está yendo de las manos.

—A ver, ¿repítelo?

—Esto se te está yendo de…

—¡Eso no!

Me descolocas a cada momento. Joder, me gusta.

—Christiana.

—Otra vez. —Cerró los ojos.

—Christiana.

—Ahora calla un ratito y ven.

Me arrastró hasta la puerta y algunas escaleras abajo. El pobre hombre vivía en el primero en el lado opuesto.

Los dos agentes le estaban contando algo, en voz tan baja que no llegábamos a entender. Ella quiso descender más para escuchar mejor, pero se exponía demasiado a ser vista y la aferré desde atrás por los brazos y un susurro de «quieta, que nos ven».

No fui consciente de que era el primer contacto físico que teníamos. Iba en manga corta, de modo que sentí por primera vez su piel, tan suave como fría en comparación con mis manos. Y ese mismo inconsciente retuvo el contacto, agradable sin par, hasta que noté en ella un leve estremecimiento; volvió la cabeza para mirarme fijamente con la piel erizada. Avergonzado, la solté de inmediato, pidiendo disculpas con los ojos. Pero su mirada no era de temor ni de reproche.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Con fin a dos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Con fin a dos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Fernando García Maroto - Los apartados
Fernando García Maroto
Fernando García Pañeda - Agonía y esperanza
Fernando García Pañeda
Fernando García Maroto - Arquitectura del miedo
Fernando García Maroto
Fernando García de Cortázar - Historia portátil de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - España - un país de cine 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Ciudades universales de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Titanes de la historia de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Hitos de la historia de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Atlas de la belleza de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Los mitos de España 
Fernando García de Cortázar
Fernando García de Cortázar - Las huellas de España 
Fernando García de Cortázar
Отзывы о книге «Con fin a dos»

Обсуждение, отзывы о книге «Con fin a dos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x