Trump ha brindado a la Christian Broadcast Network entrevistas exclusivas, y lo mismo han hecho sus asesores.80 En este canal, Pat Robertson ha entrevistado a Steve Strang, autor del libro God and Trump, quien sostiene que Dios tuvo una influencia decisiva para la elección del presidente estadounidense y la derrota de Hillary Clinton.81 Rick Perry, un devoto evangélico, ex gobernador de Texas y secretario de Energía de Trump, brindó una entrevista a la cadena de derecha conservadora Fox News –señal televisiva que mantiene el vínculo mediático con las bases republicanas– en la que comentó que dijo al presidente “tú no estarías aquí sino fuera por la bendición de Dios […] Tú estás aquí en este tiempo elegido porque Dios lo ha ordenado”.
Los predicadores evangélicos relacionan a Trump con las figuras bíblicas del Rey David y el Rey Ciro para explicar su ausencia de encaje con los valores puritanos. El pastor evangélico A. J. Dudek de Wisconsin señaló: “Si Donald Trump ayuda a salvar un par de millones de bebés [al facilitar la prohibición del aborto], eso es algo bueno. Mi voto tiene que alinearse con mi punto de vista de la palabra de Dios: debo cuidar al bebé en el útero”.82
A su vez, Trump ha colocado políticos afines a los evangélicos en puestos clave de su administración y ha promovido la exención impositiva de las iglesias.
Mike Pence, el vicepresidente de Trump, busca fidelizar para el presidente al electorado evangélico. “Mike Pence es el modelo de oro de 24 quilates de lo que queremos en un político evangélico”, ha dicho Richard Land, el presidente del Seminario Evangélico del Sur y uno de los miembros del Consejo Asesor de Fe de Trump.83. Pence entendió hace años el vínculo clave entre religión y política para impulsar su ascenso político, cuando realizó su tesis en el Haanover College de Indiana sobre el modo en que Abraham Lincoln usó la religión para su proyección política. Católico conservador y antiaborto, comenzó con un programa de radio, El Show de Mike Pence, para llegar a una audiencia religiosa, tras perder en su candidatura al Congreso dos veces. Luego se convirtió en gobernador de Indiana. Cree que el matrimonio debe ser solo entre hombres y mujeres. Luego del triunfo en 2016, Pence apareció en público junto a David Hughes, el pastor de una megaiglesia en el sur de Florida.84
Otro influyente intermediario entre el mundo evangélico y el Partido Republicano es Ted Cruz, hijo del pastor Rafael Cruz, Senador por Texas desde 2013. En 2016, Cruz desarrolló su campaña como candidato del Partido Republicano a las primarias a partir de la Liberty University de Falwell, pero perdió con Trump. Con la derrota de Cruz en la primaria republicana, varios de sus votantes se volcaron hacia Trump, considerado a partir de entonces como la opción más procristiana evangélica.85
Mike Pompeo, quien se ha desempeñado como secretario de Estado de Trump, es muy creyente desde su formación. Lee la Biblia e identifica las cruzadas bíblicas con sus propios desafíos como secretario de Estado. Tuvo participación en la política de Kansas, financiado por los hermanos Koch, que dominan el Partido Republicano y financiaron el Tea Party. Asesor de política exterior de Mike Pence, pasó luego a la CIA y después al Departamento de Estado. Su virtud consiste en formalizar y darle coherencia a la visión que busca Trump para el mundo.86 En un reciente encuentro de la Asociación Americana de Consejeros Cristianos, Pompeo dijo: “Estoy agradecido de que mi llamado como cristiano para proteger la dignidad humana se entremezcle con el compromiso centenario de Estados Unidos con la misma misión en nuestra política exterior en todo el mundo”.87 De este modo, se hace visible cómo el lenguaje religioso cumple una función importante en la legitimación de las políticas de la administración de Trump, entendidas así como encarnadas tanto en principios bíblicos, como en la tradición del destino excepcional de Estados Unidos.
Durante la presidencia de Trump, se fundó la Oficina de la Fe y la Oportunidad de la Casa Blanca, que apunta a dar más influencia a los grupos religiosos en las políticas de lucha contra la pobreza y por la “libertad religiosa”. El pastor Ralph Drollinger lidera los estudios bíblicos en la Casa Blanca desde que el vicepresidente Pence lo invitó a instalarse allí, al comienzo de la administración.88 Las reuniones de estudios de la Biblia del pastor se realizan todos los miércoles y cuentan con la presencia de importantes miembros del gabinete como Pence, Pompeo, el ex secretario de Energía Rick Perry, el secretario de Vivienda Ben Carson, la secretaria de Educación Betsy Devos y el secretario de Agricultura Sonny Perdue.89 Drollinger promueve a través de su ministerio religioso indicaciones para una conducta sexual “disciplinada” con las enseñanzas de la Biblia dirigidas a políticos que, según considera, podrían verse estimulados a tener relaciones extramatrimoniales por el carácter “afrodisíaco” del poder y el ambiente liberal de Washington.90
Pompeo, Pence y Jared Kushner han participado activamente en el Ministerio para Promover la Libertad Religiosa en Washington. Kushner, el yerno de Trump y marido de su hija Ivanka, es asesor principal del presidente y fue designado como encargado de Trump para la cuestión del conflicto palestino-israelí. Kushner ha mantenido encuentros con los Cristianos Unidos por Israel, un grupo evangélico de fuerte apoyo a Trump e Israel. En 2019, la conferencia anual de este grupo contó con la exposición de cinco asesores de Trump, incluidos Pence, Bolton y Pompeo.91 También con la presencia de los halcones republicanos Ted Cruz y Marco Rubio.92
Los líderes cristianos evangélicos cercanos a Trump han impulsado la orden ejecutiva que “prohíbe” manifestaciones contrarias a la política del Estado de Israel en los campus universitarios de Estados Unidos bajo el rótulo de “antisemitismo” y avala el reconocimiento de la construcción de asentamientos por parte de Israel en territorio palestino.93 Estas medidas fueron apoyadas por el pastor televisivo John Hagee de Texas, fundador de Cristianos Unidos por Israel.
La oposición a la Planned Parenthood, clínicas que habilitan las prácticas abortivas, también forma parte de la plataforma de los evangélicos conservadores.
En las elecciones de medio término de 2018, tres cuartos de los blancos evangélicos votaron a candidatos republicanos.
Entre fines de 2019 e inicios de 2020, la oposición demócrata sometió a Trump a un juicio político en el Congreso. Una encuesta muestra que el 77% de los evangélicos protestantes blancos aprueban la tarea presidencial de Trump, y 98% se oponen a su remoción del cargo.94 Sin embargo, de forma sorpresiva, la revista evangélica Christianity Today de Chicago, fundada por Billy Graham y que cuenta con ochenta mil suscriptores, publicó un editorial crítico hacia el presidente, acusándolo de “inmoralidad e incapacidad ética” y pidiendo su juicio político: “Su destitución, creemos, no es una cuestión de lealtad a un partido sino de lealtad al Creador de los Diez Mandamientos”.95 Esto reveló algunas fisuras en el apoyo en bloque del que goza el presidente Trump ante la comunidad evangélica. El presidente respondió de forma contundente en Twitter que “prefieren tener a un izquierdista radical ateo que quiera quitarles su religión y sus armas que a Donald Trump como presidente. Ningún presidente ha hecho más por la comunidad evangélica que yo, ni de lejos”.96 Esta dura reacción del presidente manifestó su temor de que lo más leal de su base electoral pudiera migrar hacia otro candidato en las elecciones de 2020.
Sin embargo, varios líderes de la comunidad evangélica, como el pastor Franklin Graham, el hijo de Billy Graham, defendieron al presidente. El religioso señaló que su padre había votado a Trump en 2016 y acusó a la revista de pertenecer al ala “liberal elitista del evangelismo”. Estos pastores han establecido con Trump una alianza pragmática: lo apoyan porque lleva a cabo las políticas que desean.97 Mientras tanto, brindan al presidente el apoyo popular de los grupos que lideran y legitiman simbólicamente sus políticas más controversiales que lindan con el autoritarismo.
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