Angélica Hernández - El cazador
Здесь есть возможность читать онлайн «Angélica Hernández - El cazador» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El cazador
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El cazador: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El cazador»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Mente Maestra, conoceremos a Dylan y su búsqueda incansable por encontrar aquello que le arrebataron.
El cazador — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El cazador», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Terminó de asearse antes de la media hora que le habían dado, así que solo se quedó flotando en el estanque de agua tibia.
Alguien llamó a la puerta un par de veces y Dylan salió del agua. Abrió la puerta y se encontró con un pequeño montón de ropa sobre el suelo. La levantó y cerró de nuevo. De seguro el tres no quería verlo pasearse desnudo. Se sintió extraño cuando la risa escapó de su boca.
Se colocó la ropa interior, el pantalón y los zapatos, pero la camiseta no le quedaba bien, así que salió de esa forma del baño. Afuera no había nadie ¿Tan rápido confiaba en él? ¿O es que acaso no le temían? Sacudió la cabeza y avanzó hacia el espejo, ya no estaba tan mal, incluso se sentía más ligero sin toda esa mugre encima. Cruzó la puerta y se encontró con el mugroso de las computadoras. El chico levantó la vista y dejó sus ojos clavados en Dylan.
—¿Te molesto? —preguntó Dylan sintiéndose cohibido ante la mirada del chico.
—P-ponte una camiseta —espetó el cuatro ojos.
—¿Por qué? —replicó.
El chico desvió la vista y la clavó en la pantalla.
—Porque es de mala educación —contestó huraño—. Por eso… Y además…
Dylan entrecerró los ojos.
—Te gusta —dijo al fin y soltó una ligera carcajada.
—¿Qué? —dijo el chico, estaba alterado.
—Te molesta porque te gusta.
—¡Cállate! —interrumpió.
—¿Y si no lo hago qué? —soltó una carcajada y el chico lo miró con odio—. Descuida, no se lo diré a nadie. Déjame adivinar el objeto de ese amor oculto… ¿Sander? Eres demasiado obvio, chico.
El muchacho apretó los puños y una de las pantallas explotó. Dylan soltó un silbido por lo bajo.
—Deberías hacer algo con toda esa ira reprimida, podría darte alguna enfermedad.
El chico se puso de pie y Dylan avanzó dos pasos hacia él. No era muy alto, no le llegaba ni a los hombros, tampoco parecía demasiado, pero no debía dejarse llevar por las apariencias, si lo tenían a cargo de todo el sistema de seguridad era por algo.
La puerta sonó cuando alguien la abrió.
—¿Qué está pasando? —preguntó el tres—. ¿Dex?
—Nada —espetó Dexter y se dio la vuelta para seguir trabajando.
Sander enarcó una ceja hacia Dylan a modo de pregunta, pero él solo se encogió de hombros.
—Necesito otra camiseta —dijo y sonrió.
—¿Qué te parece tan divertido? —preguntó Sander mientras le volvía a colocar las esposas.
—Las personas, ellas son divertidas cuando aprendes a observarlas —contestó y juntos caminaron hacia su celda.
En el camino le entregaron una camiseta de su talla, y siguieron avanzando. Sander lo llevaba por un camino que no le parecía familiar. Llegaron a uno de los muchos huecos en la pared. Cuando Sander abrió la puerta, vio que había una cama con mantas, y algunos cambios de ropa, también otro par de zapatos y sobre una mesa descansaba una bandeja con comida caliente. ¿Por qué le darían una habitación? Sander lo empujó dentro y caminó hacia la puerta.
—Vendré por ti mañana temprano. Nadie está gratis en este lugar, todos trabajamos por algo. Ya se me ocurrirá algo que tú puedas hacer —dijo y cerró la puerta.
Dylan se quedó atónito mirando el lugar por el que el tres había salido. ¿Por qué se preocupaban por él? ¿Acaso Olivia se lo había pedido? Sacudió la cabeza, no estaba bien sentirse así hacia estas personas, eran un grupo demasiado grande y Dylan no podía estar ligado a nada que no fuera Cheslay.

Más niños. Estaban llevando más niños al complejo.
Cheslay lo notó porque la despertó el llanto de un bebe. ¿Qué hacía un bebe en el complejo militar de mayor seguridad en el mundo? La joven se incorporó sobre su cama.
La semana anterior había sido el percance de Dylan, cuando les avisaron de la muerte de Lousen. Cheslay se encogió al recordar la sensación de ese momento cuando le anunciaron que su mentor estaba muerto, que se había ido para siempre. Ahora lo único que tenía era a Dylan, la única persona por la que valía la pena dar su vida si era necesario.
Él fue trasladado a otro lugar, donde le hicieron pruebas durante toda la semana. Y cuando volvió, sus padres ya estaban en una nueva casa dentro del complejo, ahora Dylan y Cheslay no eran vecinos, él ya vivía más alejado, y ahora estaban rodeados de otros niños, iban desde uno hasta trece años. Habían llevado tantos que le era imposible contarlos, quizá serían trescientos o más. Todos ellos desaparecían durante un día o dos y luego regresaban con la herida sobre su cuello. La primera cirugía a la que eran sometidos.
Miró por la ventana, no podía pasar de media noche, la luna brillaba sobre el cielo de una forma tan pura, que incluso por un momento, creyó que el mundo podía tener solución. Suspiró profundamente y caminó hacia su cama, ya no podría conciliar el sueño, mucho menos con ese niño que no paraba de llorar, quería ir a la casa del niño y poner una almohada sobre su rostro hasta que este se callara o muriera, no le importaba cual sucediera primero.
Algo sonó en la parte de afuera, le tomó solo unos segundos darse cuenta de que eran pequeñas rocas que golpeaban la ventana. Cheslay sonrió y se dirigió hacia ese lugar, miró a través del cristal y vio cómo Dylan tenía varias piedras flotando sobre su mano, estas salían despedidas hacia la ventana con una velocidad practicada.
La joven abrió la ventana y sacó la cabeza para ver al chico.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó.
Dylan frunció el ceño.
—Amm ¿Una visita nocturna? —respondió— ¿Puedo entrar?
Cheslay asintió y se retiró de la ventana. La habían cambiado de habitación. Ahora estaba en el segundo piso, su padre había mandado quitar las enredaderas, así que, si Dylan subía, tenía que ser por el árbol que estaba frente a la casa y para poder entrar, debía saltar como tres metros hasta su alfeizar.
Cheslay observó como él cogió impulso, las rocas que antes flotaban cayeron sobre el suelo con un sonido hueco. Dylan llegó a las primeras ramas del árbol y lo trepó con suma facilidad, para luego llegar a la ventana y entrar con un sigilo digno de un ladrón.
—Vaya —comentó ella con una media sonrisa.
—Esto se vuelve cada vez mejor —dijo él.
Ella lo miró de abajo hacia arriba, cerciorándose de que él estuviera completamente sano, sin heridas a la vista, sin otros experimentos. Quería asegurarse de que seguía siendo su Dylan.
—No pareces herido —comentó.
—No lo estoy. Me llevaron después de lo de la casa… Solo tomaron muestras de sangre, me pidieron que levantara algunas cosas sin tocarlas, me hicieron pruebas no tan dolorosas. No sé, como que solo quieren saber cómo funciona esto —dijo y levantó su mano.
Cheslay asintió. Comprendía todo, o bueno, casi todo. Trataba de entender las cosas, atar cabos sueltos, pero sentía que mucha información se le escapaba. Ella quería huir de ese sitio, dejar todo ese sufrimiento y dolor atrás, pero no podía irse sin respuestas, las quería todas para poder tener una solución. Y sabía que Dylan la seguiría sin importar nada.
—Lamento lo de Lousen —dijo y bajó la mirada al suelo.
Dylan dejó caer los hombros, pero luego levantó las manos y envolvió las de Cheslay con las suyas. La piel de la joven estaba tibia, como la de quien acaba de levantarse de su lecho y la de él permanecía fría, como la de quien acababa de recorrer algunas calles con el frío natural del desierto.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El cazador»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El cazador» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El cazador» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.