Más allá de “el cliente”, por tanto, el facilitador incluye en su mirada interior un foco mayor que incluye y trasciende a éste. Lo llamaremos “los sistemas mayores a los que pertenece el cliente” para dejarlo abierto a los múltiples ámbitos sistémicos posibles, y lo representaremos como “SI” en la figura:
Fig. 5
Cuando el facilitador hace eso, sintonizando además con “SI” como campo, eso tiene efectos en el resto de los elementos incluidos hasta ahora en el modelo. Por ejemplo, “la demanda” pasa a percibirse como algo que ya no tiene que ver exclusivamente con el cliente como individuo, sino con algo mayor.
Más allá del cliente y facilitador: focos-campos arquetípicos
Más allá del territorio de lo sistémico, hay dos imágenes muy abstractas a las que Hellinger hace referencia a menudo y que tienen una indiscutible dimensión arquetípica. En el alineamiento interno de Hellinger no son perdidas de vista como focos, pues determinan los grandes marcos que contextualizan el trabajo, pero también tienen el carácter de poderosos campos, ya que en sintonía con ellos el facilitador obtiene guía, apoyo y fuerza.
Una característica importante de estos focos-campos es que, en ellos, ya no se trata de algo que envuelve sólo al cliente, sino también al facilitador. Tanto uno como otro se sostienen en, y pertenecen a ellos, y es a través de una profunda y última conexión con dichos elementos que el facilitador puede ayudar al cliente a reconectarse con sus propias profundidades olvidadas.
Los focos-campos arquetípicos a los que nos referimos son dos: “vida-muerte” y “el Destino”. Al ser menos explícitos en el trabajo y en las formaciones de constelaciones, nos extenderemos sobre ellos un poco más.
Vida-muerte
El primero de estos focos-campos es el constituido por el ciclo vida-muerte. Las referencias de Hellinger a este elemento como marco fundamental para el trabajo son numerosas, valga como ejemplo:
“Como habéis visto hasta ahora, aquí casi siempre se trata de vida y muerte. La constelación familiar y el trabajo relacionado con ella son demasiado sagrados como para aplicarlos por curiosidad o para lo aparente.” (2006, p. 53).
Uno de los efectos que produce incluir este foco en la atención del facilitador es la seriedad del trabajo:
“El marco verdadero que permite el trabajo es la seriedad. Cuando viene gente que sólo es curiosa no se puede hacer. Sólo cuando hay plena seriedad se puede trabajar, y ésta se da cuando se trata de vida o muerte. Cuando el propio terapeuta está inmerso en esa seriedad y no atiende a nada que no lleve esencialmente más allá, no existe lo superficial en el grupo. Si se mantiene en esa seriedad, empuja lentamente al grupo, uno tras otro, hacia esa seriedad. Entonces tiene el marco en el que una constelación puede discurrir bien.” (2006, p. 216).
La seriedad es, por tanto, lo que en Teoría de Sistemas se denomina una “propiedad emergente” del sistema constituido por los elementos del alineamiento:
“En primer lugar, un sistema funciona como un todo, luego tiene propiedades distintas de las partes que lo componen. Estas propiedades se conocen con el nombre de propiedades emergentes, pues emergen del sistema mientras está en acción.” (O´Connor y McDermott, 1998, p. 30).
En su faceta de foco, “vida-muerte” (representado por “VM”) se coloca detrás de todos los que hemos incluido hasta ahora. Lo ponemos como un elemento único en el que está contenida la dualidad vida-muerte, con lo que tiene de ciclo:
Fig. 6
Desde el punto de vista del facilitador, trabajar dentro del marco creado por este foco requiere un especial reencuadre personal de las propias creencias y sentimientos, ya que a menudo las ideas que tenemos sobre la muerte son negativas:
“Un terapeuta que le tiene miedo a la muerte no puede ayudar. El que teme mirar a la muerte a los ojos, no puede ayudar.” (1999, p. 22).
Por ello, tiene gran fuerza para el facilitador experimentar desde dentro del campo de la vida (más pequeño) el poder del de la muerte (más grande) que nos sustenta:
Fig. 7
Hay una conexión especial entre los focos “vida-muerte” y “lo esencial”. De hecho, el dirigir la atención a la búsqueda de “lo esencial” parece en gran parte la consecuencia de conectar en la mirada y el sentir interiores, simultáneamente, a los demás focos con “vida-muerte”:
Fig. 8
Es esta conexión, con la seriedad que aporta, la que hace que no valga cualquier solución entre las posibles.
El Destino
Hellinger ha hecho numerosas referencias al Destino a lo largo de los años, y no siempre dando a esta expresión el mismo significado. Así, a veces, lo ha identificado con el movimiento que, surgiendo de la conciencia de un grupo, empuja al individuo en determinada dirección. No obstante, con el tiempo su uso del término “destino” ha ido correspondiéndose cada vez más con una imagen simbólica muy abstracta de clara naturaleza arquetípica:
“(...) Hellinger coloca a un hombre frente a ellos. Este es el Destino. Incomprensible. A ambos. Inclinaos levemente ante el Destino.” (Hellinger, 2003, p. 87).
Una imagen simbólica sobre la que poco se puede explicar:
“HOMBRE DEL PÚBLICO: Ya que ha hablado del destino, quiero hacer una pregunta: ¿Cuál es su definición sobre el destino?
HELLINGER: Yo no lo defino en absoluto. No es más que un símbolo para algo inescrutable a lo que estamos expuestos y, si ahora quisiéramos definirlo, de nuevo sería un intento de manejarlo.” (Hellinger, 2003, p. 93).
Salvo en términos metafóricos o poéticos:
“(...) El destino es el velo ante algo más grande que se halla detrás (al mismo tiempo encubre y revela lo divino) más allá del bien y del mal.” (Hellinger, 2012, p. 249).
Pero que en todo caso está más allá de cualquier posibilidad de manejo o intervención desde lo humano:
“Imaginaos la locura, si alguien pretendiera cambiar el destino de otro, o quisiera intervenir o resolverlo. ¿Dónde se sitúa esa persona?” (Hellinger, 2012, p. 227).
Este foco (“DE”) se sitúa, por tanto, más allá de la vida y la muerte, determinándolas, y el facilitador ha de mantenerlo en todo momento en su mirada interior, con respeto:
Fig. 9
Como campo, por su parte, es aún más grande que la vida y la muerte, a las que sostiene y determina:
“Este trabajo únicamente puede ser comprendido (éste sería el primer paso), y luego también realizado adecuadamente, por una persona que respeta igualmente todos los destinos. (…) Sólo con estas fuerzas somos grandes nosotros mismos, tenemos fuerza y ayudamos, aparentemente de una forma muy humilde; en lo más profundo, sin embargo, el efecto es inmenso.” (Hellinger, 2012, p. 227).
Читать дальше