Sociología y ciencia ficción:
Imaginar el futuro
Philip K. Dick más allá de Orwell y Foucault
Nelson Arteaga Botello
Índice
Introducción: Vigilancia y otredad
Identidades y deseos humanos
Latinos, asiáticos y androides
Colonizados y colonizadores
Conclusiones: Vigilancia como código cultural
Referencias
Notas
Créditos
Introducción: Vigilancia y otredad
El escritor estadounidense Philip K. Dick (1928-1982) ha sido reconocido en el mundo de la literatura mundial como uno de los narradores de novelas y cuentos de ciencia ficción más importantes y revolucionarios del siglo xx. Link (2010) sugiere que la reciente publicación —de la Library of America—[1] de algunas de sus novelas más importantes significa que este autor ha logrado hacerse ya de un lugar en el panteón de los grandes escritores de los Estados Unidos, un hecho significativo si se considera que, por mucho tiempo, tuvo dificultades para que las editoriales publicaran su trabajo. El reconocimiento y el interés por el trabajo literario de Dick ha impulsado la traducción intensiva de sus novelas y cuentos a idiomas como el búlgaro, portugués, hebreo, checo, fines, alemán, griego, húngaro, coreano, japonés, persa, polaco, ruso, turco e italiano, entre otros. En el caso particular de la traducción de su obra al castellano, es evidente que dichas traducciones se han incrementado sensiblemente en los últimos diez años. De esta manera se podría decir que las novelas y cuentos del escritor estadounidense han alcanzado, hoy en día, una amplia difusión a escala global.
Sin duda, la película Blade Runner —dirigida por Ridley Scott en la década de los ochenta del siglo pasado— jugó un papel importante en la difusión de la obra de Dick. El filme se inspiró en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? —publicada originalmente en 1968— y, para muchos, dicha adaptación cinematográfica resultó con el tiempo un incentivo para que otros productores y directores de cine (no necesariamente todos de Hollywood) se interesaran por llevar a la pantalla otros universos imaginados del novelista estadounidense.[2] Blade Runner generó, además, una atracción creciente para la investigación en ciencias sociales y humanidades, sobre todo en disciplinas como la ciencia política, la sociología, la filosofía e, incluso, la antropología. Una de las razones por las que es atractiva la obra de Dick estriba en el hecho de que sus escenarios futuristas traen a cuenta un conjunto de temas que resultan claves para entender el presente tales como el sentido de lo humano, la entropía de los mundos sociales y sus objetos, la guerra, los poderes políticos y la evolución humana. Sin embargo, destaca de manera particular el tratamiento de los rostros de la otredad que se construyen a través de distintos dispositivos electrónicos y tecnológicos de vigilancia: individuos y grupos que, por su condición humana o no humana, por su lenguaje, sus deseos, color de piel o situación geográfica, son controlados, excluidos y, en caso extremo, exterminados. Con todo, los mundos que imagina no solo son opresivos y asfixiantes, como aquellos que pueden encontrarse en las distopías futuristas de inspiración orwelliana. El presupuesto central de este libro es que las obras literarias de Dick permiten encontrar también cómo los dispositivos electrónicos sirven para que los grupos dominados resistan y defiendan su individualidad y libertad, así como formas alternativas de solidaridad institucional y cohesión social.
Para desarrollar este presupuesto se busca alcanzar dos objetivos. El primero, analizar el trabajo de este escritor, ya que permite dar cuenta de la articulación y confrontación entre los códigos civiles y no civiles, entre los valores y principios tanto democráticos como no democráticos.[3] En otros términos, opera de manera narrativa modelos de sociedad caracterizados por funcionar como maquinarias de opresión, dominio y sojuzgamiento social por poderes políticos absolutos. Al crear estos ambientes opresivos, algunos de los protagonistas de las novelas imaginan y sostienen valores críticos que consideran humanamente valiosos tales como la libertad individual y colectiva. Estos son valores civiles —en la medida en que están inspirados en ciertos referentes democráticos— que se caracterizan por estar ligados a la autonomía, la libertad y la solidaridad humana con miras a generar procesos de inclusión, equidad e igualdad social; en tanto que los códigos no civiles —vinculados a los mecanismos autoritarios de control y sujeción—, se distinguen porque generan procesos de heteronomía, dominación y coerción social con miras a producir estructuras de desigualdad e inequidad social.[4]
El segundo objetivo del libro es analizar cómo esa articulación y confrontación de valores y principios han sido interpretadas en distintos dramas fílmicos, tanto cinematográficos como televisivos. En otras palabras, interesa aquí dar cuenta de la puesta en escena que se ha hecho del trabajo de Dick con el fin de traducir visualmente —en representaciones dramáticas— a los protagonistas, antagonistas, escenarios y guiones de las novelas y cuentos del escritor estadounidense con el fin de que su narrativa literaria camine y hable frente a distintos auditorios. Sin embargo, aquí no interesa examinar si dichos dramas logran interpretar de forma correcta o no la obra literaria, sino comprenderlos como procesos a través de los cuales se interpreta y construye una imagen de los escenarios futuristas y ucrónicos que imaginó el escritor estadounidense. Siguiendo a André Bazin (1967), cuando una novela se transforma en imagen se coloca en una esfera distinta de la literatura, la imagen adquiere un cierto aire más “realista” que el texto escrito, en la medida en que las formas visuales del filme proyectan al espectador una cierta “ontología de realismo” sobre lo que ve. Así, cada imagen que aparece en el cine o la televisión puede ser recibida con la convicción de que eso que sucede en la pantalla es un acontecimiento “verdadero” —aunque obviamente de manera dramáticamente diferente que los hechos que suceden en la vida real—.
No obstante, hay que aclarar que no se pretende llevar a cabo una revisión del conjunto de la obra de Dick, ni mucho menos una investigación del universo de dramas fílmicos que su trabajo ha estimulado. Se analizan las novelas del autor estadounidense, así como las producciones cinematográficas y series televisivas que ha inspirado, donde se definen diferentes tipos de otredades a partir de distintos dispositivos de vigilancia. Estos Otros pueden ser androides, humanos y espacios de colonización. En otras palabras, el libro se orienta a explorar los escenarios de ficción en los que aparecen mecanismos de recolección sistemática de información con el fin de influir, por acción u omisión, en la vida de personas y grupos. Precisamente la recolección de información garantiza establecer perfiles, tipos y categorizaciones para clasificar personas y grupos con el fin de incluirlos o excluirlos de la vida social. Así, se trata, por un lado, de observar cómo estos dispositivos favorecen la operación de modos específicos de dominación y control social, y, por otro lado, de entender la forma en que dichos dispositivos generan procesos de autonomía, así como de libertad individual y colectiva.
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