Si bien cuando se discute la migración se debe contextualizar el lugar donde se origina el flujo y su destino, la faceta de un espacio transnacional alejada de la mera localización de lugares es la que, más recientemente, desde la geografía contemporánea, se ha investigado con el análisis de los flujos, circuitos y campos transnacionales, donde además son de gran envergadura la forma en que el migrante se apropia del espacio y cómo el lugar de origen se modifica. En este sentido, Hiernaux (2007) sostiene que los migrantes se apropian y transforman su nuevo lugar [14]con la reproducción de prácticas y actividades típicas de su lugar de origen. Asimismo, la relevancia de las transformaciones que origina la migración internacional en el destino la discute Hirai (2009).
Los migrantes de otras nacionalidades y de otros grupos étnicos están transformando y reinventando el paisaje urbano de las ciudades receptoras, no sólo por su inserción en el mercado laboral y por el cambio de la composición demográfica, sino también a través de sus lenguas, objetos y símbolos que traen de sus países de origen y las costumbres y tradiciones de sus terruños, los cuales reproducen y resignifican en sus lugares de destino (Hirai, 2009: 15).
Tanto esta resignificación del lugar de destino (aquí llamada construcción o producción), como los cambios que se dan en el origen, son objeto de estudio en esta investigación, pensando que, según se ha visto que sostiene la geografía, no solo predomina el aspecto físico, sino que los migrantes —al llevar consigo sus familias y prácticas culturales propias— están modificando (produciendo) sus lugares de origen y los de destino; que ellos están creando y recreando espacios (simbólicos).
Migración, espacio y transnacionalismo. (Notas finales)
Aun cuando los estudios han pretendido enfatizar la relación del espacio en la migración y el transnacionalismo y resaltar sus diversos lazos, es la combinación de espacio y transnacionalismo lo que se debe analizar, pues este enfoque se ha encargado de eliminar las fronteras físicas con las que en general se ha presentado el espacio para poner de relieve un “espacio global”, donde el común denominador son las relaciones entre las distintas poblaciones y sus respectivos lugares de origen y residencia.
Para entender el espacio geográfico en un mundo en el que la globalización, la circulación transnacional de bienes y personas y las nuevas formas de ver las fronteras son cotidianas, y con base en el análisis de las dificultades que las perspectivas geográficas presentan cuando se conceptualiza la migración, aquí entenderemos el espacio desde la tesis de totalidad de la geografía crítica y desde las diversas dimensiones para conceptualizarlo (prácticas materiales, espacio percibido y espacio imaginario), las cuales se retoman de Harvey (1990), pero adaptándolas al fenómeno migratorio, y enfatizando en las actividades y prácticas “transnacionales” desarrolladas por la población migrante, su familia y por toda la red relacionada con dicho fenómeno. [15]
De esta manera, las prácticas materiales remiten al modo en que la migración es representada físicamente en el espacio por medio de elementos como el económico (cambios laborales en el origen y en el destino, empresas transnacionales, etc.), la transformación de la infraestructura física (paisaje, hábitat, barrios o zonas de migrantes), el uso de las comunicaciones en las actividades transnacionales, las modificaciones territoriales, la importancia de las fronteras, y la emergencia de redes sociales de distinto tipo, entre otros. El espacio percibido o representación del espacio quedará vinculado al cómo el fenómeno migratorio crea y recrea nuevos discursos migratorios, a la identidad (nacionalismo, regionalismo, comunidad) en su calidad de representación del espacio transnacional y, en general, al cómo los migrantes perciben un espacio en el que se desarrollan actividades transnacionales. Por último, el espacio imaginario o espacio de la representación quedará referido a las formas con las que el migrante representa su lugar de origen en el destino; esto incluye la percepción del destino como lugar, la adaptación a este y la vida cotidiana en el nuevo espacio, la cual se puede ver modificada por factores políticos como la obtención o no de documentos —la percepción del lugar de destino como el hogar cambia (concepción de seguridad en cualquier lugar) según haya o no documentos—. En el cuadro 1.1, se presenta una propuesta para analizar el espacio a partir de la migración internacional, pero vista desde el transnacionalismo.
De acuerdo con Harvey, además de las tensiones y vínculos entre tales dimensiones del espacio, estas se analizan con elementos que dan pauta para una mejor concepción del espacio como totalidad. Es decir, en esta investigación la producción del espacio se refiere a las actividades y prácticas que los migrantes recrean en el espacio transnacional, y al cómo surgen otros modos de representarlo. Esto origina nuevos sistemas reales e imaginarios del uso del suelo, del transporte, de las comunicaciones y de la organización del territorio. La apropiación del espacio , por otra parte, señala la forma concreta en que esas prácticas materiales ocupan el espacio, mientras que las simbólicas son el cómo los migrantes, mediante ciertas actividades, expresan y ocupan su espacio, aunque esta apropiación también indica la producción de distintas formas territoriales que pueden apuntar a la solidaridad social (Harvey, 1990). Asimismo, aquí se consideran los mecanismos de integración y resistencia. La dominación y control del espacio es la manera en que los individuos y los grupos organizan su espacio y así lo reproducen; por esta vía se produce un control y una apropiación del espacio por parte de los migrantes (de ello es ejemplo la identidad del migrante a partir del nacionalismo o la creación de comunidades). Mientras que la accesibilidad y el distanciamiento indican las posibles fricciones entre la población migrante y no migrante debido a las características propias del fenómeno migratorio; esto incluye los vínculos entre el lugar de origen y el de recepción, las sensaciones de aceptación o rechazo en los lugares de destino, y la distancia social y física producida por la migración.
El cuadro 1.1 contiene los principales aspectos que se pueden recuperar al estudiar la migración internacional, teniendo en cuenta el espacio analizado por Harvey (1990); no obstante, cada flujo migratorio es diferente y aunque es posible advertir elementos comunes entre un flujo o contexto migratorio y otro, algunos aspectos son más importantes que otros, dependiendo de los rasgos de dicho flujo. Es por esto, que la herramienta de análisis presentada en el cuadro I.1 solo considerará lo más sobresaliente del flujo Axochiapan-Ciudades Gemelas, como podrá comprobarse más adelante.
De esta forma, al abordar las prácticas materiales (el eje del capítulo III), se analizará lo relacionado con lo económico, como el empleo y los negocios transnacionales, y la construcción y renovación de infraestructura ( producción del espacio ). En cuanto a lo que Harvey (1990) denomina apropiación del espacio , se habrán de estudiar los principales rasgos y cambios en el sistema político migratorio (políticas y programas relacionados con la migración), lo cual guarda nexos directos con la dominación y el control del espacio, pues estas leyes son estrategias de vigilancia para migrantes sin documentos que permanecen en el destino. Y para la accesibilidad y distanciamiento se tendrán en cuenta las redes sociales.
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