Para la Asociación Médica Mundial (amm), casos como los descritos son ejemplos de “mala práctica médica”. En situaciones de enorme fragilidad para enfermos graves o desahuciados, lo mejor es tributarles los cuidados médicos, humanos y espirituales requeridos en la medida de lo posible, sin caer en el “encarnizamiento terapéutico” (distanasia), que prolonga su sufrimiento; ante enfermos así, la amm sugiere “la buena práctica médica”,40 que consiste en el acompañamiento solícito y el mejor tratamiento médico, en concordancia con su estado de salud y posibilidades de tratamiento.
Este modo de proceder responde al código de ética de los buenos profesionales de la salud, actitud que no implica falta de misericordia o de humanidad ante el paciente que sufre sino —paradójicamente— un respeto sagrado hacia la vida humana que se está extinguiendo. Y es que la vida humana tiene un fin natural que no hay que acelerar mediante acciones suicidas. La vida humana tiene un enorme valor, nunca precio, como nos lo recuerda Kant. Eso indica que, desde la práctica del buen profesional de la salud, el respeto y derecho a la vida y la contribución a la recuperación del enfermo merece toda la atención, infraestructura médica, investigación y sacrificios que sean posibles. Aquí destaca el gobierno y su apoyo a este rubro de interés capital. Los enfermos son personas cuya fragilidad o disminución física, emocional, psicológica y frecuentemente espiritual claman a gritos o en silencio que se les atienda con dignidad, competencia, solicitud y respeto.
Originantes: las mujeres y los hombres son creadores innatos, potencialidad activa que se manifiesta en los diversísimos ámbitos de la vida: pueden engendrar a otros seres humanos si así lo desean; también son artífices de su vida en el presente y futuro en diversa medida, vía los recuerdos, la tradición, el arte, la ciencia, la tecnología, el emprendimiento e iniciativas diversas en el inmenso campo de acción humana, por ejemplo, en el hospital, la familia, las amistades, el manejo de la economía personal, etc., así como en la visión prospectiva y estratégica que se tenga en referencia a su proyecto de vida, individual o comunitario.
Tal creatividad puede apreciarse en los diversos avances e inventos de la raza humana a lo largo de la historia. El espíritu emprendedor (o iniciativas con rumbo) ha llevado al ser humano a la realización de hazañas increíbles pero también de otras que pueden quedar enmarcadas en la frase “no repetir por favor” por el daño causado que, en diversas ocasiones, ha sido irreversible, como lo es, por ejemplo, el problema del cambio climático y calentamiento global, la extinción de ecosistemas enteros, la contaminación del aire y del agua, que a nivel geopolítico empobrece aún más a las naciones y al planeta en general.
Para terminar este apartado recojo un texto profundo y significativo de Hannah Arendt, la gran filósofa alemana, que refleja la originalidad y el milagro que representa la vida de cada ser humano:
Lo nuevo aparece en forma de milagro. Del hombre capaz de acción cabe esperar lo inesperado, lo infinitamente improbable. Y una vez más, esto es posible porque cada hombre es único, de modo que, con cada nacimiento, algo singularmente nuevo entra en el mundo. Con respecto a este alguien, que es único, cabe decir verdaderamente que nadie estuvo allí antes que él […] [de modo que] la pregunta planteada a cada recién llegado es… ¿Quién eres tú?41
3.3. Concretos, no abstractos
Como personas somos individuales, pero siempre abiertas a la comunicación por la sociabilidad inherente a nuestro propio ser. Eso indica que tenemos la capacidad de relacionarnos con familiares, amigos, colegas o desconocidos, como acontece en el primer contacto del médico o la enfermera con sus pacientes, que a priori desean recibir un buen trato y los cuidados médicos y de atención que les permita recuperar la salud.
Si así sucede, ese buen trato es personalizado, empático, concreto, dedicado, amistoso, amoroso, plasmado de servicio al otro. Si no acontece así, el profesional de la salud puede manifestar cualquiera de los dos siguientes perfiles:
a) Atender al enfermo por obligación: realiza lo que tiene que hacer por sentido del deber y eventualmente puede teñirlo de compasión, que podría ser un paso muy importante para la aceptación y apertura al otro, al paciente, y tratarle de modo amable y cordial.
b) Ignorar las necesidades del enfermo y caer en un cumplimiento del deber frío y distante que ante el menor pretexto puede convertirse en indiferencia, olvido del paciente, maltrato físico, emocional y psicológico, al no atenderle de acuerdo con los requerimientos clínicos que el caso amerite, porque al fin al cabo —es la autojustificación— es un desconocido con quien se tiene un trato circunstancial o casual. Se da una evidente pérdida del sentido humanitario, que es esencial en la buena práctica médica y atención a los enfermos.
No hay que olvidar, sin embargo, que el derecho a la salud es uno de los derechos básicos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (dudh), y no es suprimible ni negociable ni intercambiable por bienes menores.
En síntesis, los seres humanos somos personas con una serie de características, entre las que se encuentran:
Su alta dignidad antropológica, que se proyecta en la unicidad e irrepetibilidad de cada ser humano como fin y nunca medio,42 contando con su fragilidad y fortalezas, en un ámbito de libertad creativa.
Racionalidad y relacionalidad, es decir, somos abiertos al conocimiento de lo que existe y a su cultivo amoroso, así como a la constitución de comunidades básicas (la familia), intermedias (la escuela, la empresa), nacionales (el Estado) o globales (la comunidad internacional), con quienes el diálogo y la comunicación abierta y sin prejuicios son siempre deseables.
Complementarios por la diferencia de sexos, complementariedad que se aprecia en el mundo doméstico, laboral, económico, financiero mercantil, político y social, por la necesidad que tenemos unos de otros, trátese de la familia, la fábrica, la empresa, un hospital, la escuela, las comunidades nacionales o más allá de las fronteras.A nivel internacional, ¿acaso no se habla, una y otra vez de “la casa común”, “la aldea global” donde habitamos mujeres y hombres, y la cooperación global requerida para garantizar la sustentabilidad del planeta?
Libres, porque nacemos con la capacidad de autodeterminarnos y ejercer nuestra libertad en el campo de los derechos y las obligaciones, pero también de soñar y buscar un proyecto personal de vida que dé rumbo a nuestra existencia, por ejemplo, con la elección de estado civil y profesión, sitio de residencia, amistades o búsqueda de mejores oportunidades laborales, asociaciones profesionales, etcétera.Asunto distinto es dirimir sobre los obstáculos que existen en el ejercicio de la libertad humana, como pueden ser —entre otros— la violencia, los arrebatos pasionales, los trastornos mentales profundos o las leyes injustas en una determinada región, que de facto toleran diversas formas de esclavitud o atropello a la dignidad humana, como son la prostitución infantil, la trata de personas o el narcotráfico.
Ciudadanos responsables con una actitud activa en la construcción y desarrollo de una sociedad, gobierno, cultura y civilización que enriquezca a las mujeres y hombres singulares. Muchos de los problemas que existen se deben a la pasividad y falta de compromiso en esta tarea. Es insoslayable que se tenga conciencia del papel de la sociedad civil en el mundo actual y del ejercicio de una ciudadanía activa y democrática que no esté dirigida a unos pocos sino a todos, en la búsqueda y cultivo del bien común.
4. Otras interpretaciones en torno a quién es el ser humano
Читать дальше