
Se observa la elegancia en la diversidad del estilo de sus ventanas.
Los ventanales del segundo piso se diferencian porque son rectangulares, y cada uno de ellos cuenta con un balcón de manufactura sencilla en la herrería de su barandal. Arriba de la puerta principal hay una ventana más ancha, pero dividida en dos; sumadas éstas a las seis que se encuentran a cada costado, dan en total 14, todas ellas con marco de cantera. Como en el piso de abajo, las 14 pilastras ranuradas son parte de su decoración.
En los extremos del tercer piso hay algo parecido a un torreón; su extensión a ambos lados de las esquinas que forma es igual a la de un módulo. Tienen una ventana casi cuadrada dividida por un parteluz. En su parte baja se encuentra una pilastra a cada lado. En este nivel se lee claramente el rótulo escuela preparatoria de jalisco, en letras grandes hechas por un herrero. Y remata su mitad un asta bandera.
La fachada sur del edificio, la que da a la calle San Felipe, es la original. Durante decenas de años se ingresó por este costado al edificio; después se le transformó en una ventana más. Actualmente ha vuelto a desempeñar la que fue su función primaria.
Para describir toda esta parte se podría recurrir a la descripción de la fachada anterior, dadas las similitudes entre ambas; por ello sólo se menciona lo que tienen de diferente. Una particularidad es que tiene menor longitud, por lo que el número de módulos es también menor, en este caso de nueve, cada uno con 7.30 metros de extensión. Además, el ala sur tiene íntegros los tres pisos.
La construcción del segundo nivel se realizó durante los años cuarenta del siglo xix, pero sólo en su primitivo extremo surponiente. Cuando el edificio estuvo en posesión de los jesuitas, como parte de su acondicionamiento en 1908, se trabajó hasta su conclusión total.

Entrada original del Instituto del Señor San José. También lo fue de la preparatoria.
Los cuerpos de las pilastras del tercer nivel no tienen decoración alguna, están lisos, y las ventanas son iguales a las de los torreones que se pueden ver desde la calle González Ortega.

Alzado sur del edificio, calle San Felipe.
Como particularidades, tiene un alto pretil que remata el edificio, con orificios ovalados que parecen pequeñas columnas formando una balaustrada. Sus pilastras están coronadas por adornos esféricos esculpidos en el remate. En esta fachada destaca el prácticamente “invisible” tímpano —espacio de forma triangular en el frente de la edificación— localizado en su centro; en lo alto tiene un asta bandera que no se puede utilizar.

Alzado norte, calle Reforma.
La fachada norte, de la calle Reforma, es muy especial entre otras cosas porque muestra dos estilos casi totalmente diferentes, lo que rompe la armonía estética que manifiesta el resto del edificio. Es la de menor longitud de las tres, aunque es casi tan larga como la de San Felipe.
En los tres niveles, su mitad suroriente es casi idéntica a la fachada norteña por sus ventanas, pilastras, textura y otros elementos. La otra mitad de la fachada limitaba el espacio de lo que fue hasta antes de 1908 la huerta y el patio para los servicios. A partir de este año se construyeron ahí aulas con ventanas que casi en nada corresponden al proyecto original del edificio; y otra diferencia está en que la textura de sus muros es lisa en todos los niveles.
Actualmente se observan en la planta baja nueve ventanas. La quinta de ellas, en ambos sentidos, originalmente fue otro ingreso al edificio, por el que se entró de 1992 a 1926 a la escuela Anexa y a la Normal para Varones, y más recientemente, de 1934 a 1960, a la Escuela Secundaria para Varones, pero fue clausurada y cuando éstos desalojaron el edificio se convirtió en parte de la Preparatoria de Jalisco. Sólo quedó, como recuerdo de su presencia, un letrero en tinta negra con el nombre de su plantel.

Ingreso a la “perrera”.
El interior del edificio es una gran planta con una superficie de 4,249 metros cuadrados, cruzada por varios largos corredores que hacen frontera con alguna pared en uno de sus dos lados, y que sostienen otros pisos con columnas o pilares. A esto se le llama galerías. Con sus cruces, dieron origen a tres bellos claustros, que son espacios cubiertos en torno a un patio, separados de él por columnas o arcos.
El inmueble cuenta con cuatro patios construidos en épocas diferentes, conforme fue realizándose la fábrica. Desde sus orígenes, tres de ellos tienen la función de comunicar a sus usuarios por medio de pasillos perimetrales para llegar a las diversas áreas; el cuarto tuvo la función recreativa y deportiva hasta que los jesuitas salieron del edificio.
El más antiguo de los patios data del tiempo en que se concluyó el colegio fundado por los religiosos filipenses. Algunos suelen nombrarlo “patio plateresco”. Su origen es típicamente hispánico ya que este estilo se desarrolló durante el transcurso del siglo xvi, y se le podría definir simplemente como una mezcla de las arquitecturas gótica, mudéjar y renacentista. Técnicamente, se le reconoce más su carácter decorativo que por el estructural.
Este patio es el más amplio de la escuela. Cada uno de sus cuatro lados tiene una extensión de 22 metros, está rodeado por corredores de cuatro metros de ancho y cuenta con ocho columnas de tipo toscano — se identifican por la simplicidad de su diseño— que sostienen siete arcos de medio punto.

Pasillo del que fuera el claustro principal.
Desde hace algunos años comúnmente se le identifica como el “patio cívico”. Otros cambios significativos quedaron en memorias y recuerdos más recientes: el de las lozas de su piso, el retiro de la vieja fuente y la prohibición de utilizarlo para jugar basquetbol y volibol, aunque contaba con los aros, la delimitación de las canchas y hoyos para colocar los postes de la red.

La herencia árabe a través de su arcada.
Con el paso del tiempo fue concluido el que en un principio fue conocido como “patio mudéjar”, al que hace años se le cambió el nombre por el de “patio de ingreso”. El primer nombre se debe a la influencia del estilo arquitectónico que se desarrolló en la península ibérica entre los siglos xii y xvi, caracterizado entre otras cosas por su técnica con marcadas connotaciones musulmanas.
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