• Пожаловаться

Sarah MacLean: Lady Hattie y la Bestia

Здесь есть возможность читать онлайн «Sarah MacLean: Lady Hattie y la Bestia» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: unrecognised / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Sarah MacLean Lady Hattie y la Bestia

Lady Hattie y la Bestia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lady Hattie y la Bestia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El plan de la dama…Lady Hattie Sedley quiere heredar los negocios de su padre, para eso, necesita asegurarse un futuro como solterona, y sabe exactamente cómo conseguirlo. Todo va a la perfección hasta que encuentra maniatado en su carruaje al hombre más guapo que haya visto jamás, lo que podría suponer arruinar sus planes antes de ponerlos en marcha. La propuesta de la bestia…Cuando se despierta en un carruaje a los pies de Hattie, Whit, uno de los reyes de Covent Garden, conocido por todo el mundo como Bestia, no puede evitar sentirse atraído por la extraña mujer que lo libera, sobre todo, cuando descubre que ella se dirige a disfrutar de una noche de placer… en su territorio.Una pasión inesperada…Hattie y Whit acabarán convertidos en unos feroces rivales, tanto en los negocios como en el placer: ella no renunciará a sus planes y él no va a renunciar a su poder… Sin embargo, ninguno de ellos prevé que, si no tienen cuidado, no tendrán más remedio que renunciar a todo, incluidos sus corazones.

Sarah MacLean: другие книги автора


Кто написал Lady Hattie y la Bestia? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Lady Hattie y la Bestia — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lady Hattie y la Bestia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ella, lista para co­men­zar su vida de nuevo.

Se acercó a una gran ven­ta­na tra­tan­do de ig­no­rar su re­fle­jo e in­ten­tan­do, en cambio, vis­lum­brar algo en la os­cu­ri­dad que la ro­de­a­ba, ili­mi­ta­da, como sus planes. Sus deseos. La de­ci­sión de dejar de es­pe­rar a que su padre se diera cuenta de su po­ten­c­ial y, en su lugar, tomar lo que ella quería. Pro­bar­se a sí misma que era lo su­fi­c­ien­te­men­te fuerte, lo su­fi­c­ien­te­men­te in­te­li­gen­te, lo su­fi­c­ien­te­men­te libre.

Y tal vez un poco im­pru­den­te.

Pero ¿qué era el camino al éxito sin un poco de im­pru­den­c­ia?

Esa im­pru­den­c­ia la des­car­ta­ría de la ca­rre­ra hacia el ma­tri­mo­n­io con cual­q­u­ier hombre de­cen­te y haría im­po­si­ble que su padre le negara lo que re­al­men­te quería.

Un ne­go­c­io propio. Una vida propia. Un futuro propio.

Res­pi­ró hondo y se volvió hacia una mesa cer­ca­na, car­ga­da con su­fi­c­ien­tes man­ja­res como para ali­men­tar a un ejér­ci­to: sánd­wi­ches de té, ca­na­pés y petits fours . Una bo­te­lla de cham­pán y dos copas co­lo­ca­das junto a la comida. No de­be­ría sor­pren­der­se, la en­c­ues­ta sobre sus pre­fe­ren­c­ias para la noche había sido bas­tan­te com­ple­ta, y había pedido un re­fri­ge­r­io así, porque le gus­ta­ba el cham­pán y la comida de­li­c­io­sa —¿a quién no?— y, además, porque sentía que era el tipo de cosas que una mujer con ex­pe­r­ien­c­ia haría en una oca­sión como esta.

Y por eso, es­pe­ra­ba a su pareja ante una mesa en­ga­la­na­da, como si aquel lugar fuera una posada en el Gran Camino al Norte y la ha­bi­ta­ción hu­b­ie­ra sido pre­pa­ra­da para unos recién ca­sa­dos. Hattie sonrió con aq­ue­lla tonta y ro­mán­ti­ca idea. Pero esa era la mer­can­cía que se vendía en el 72 de Shel­ton Street, ¿no? El ro­man­ce a la carta, com­pra­do y en­va­sa­do.

Cham­pán y petis fours y una cama de cuatro postes.

De re­pen­te todo pa­re­cía muy ab­sur­do.

Rio por lo bajo de manera ner­v­io­sa. No había forma de que co­m­ie­ra ca­na­pés o petis fours . Su es­tó­ma­go ham­br­ien­to los vo­mi­ta­ría al ins­tan­te. Pero el cham­pán… tal vez el cham­pán era justo lo que ne­ce­si­ta­ba.

Se sirvió una copa y se la bebió como si fuera li­mo­na­da. El calor la in­va­dió más rápido de lo que es­pe­ra­ba, su­mi­nis­trán­do­le el coraje su­fi­c­ien­te para im­pul­sar­la a cruzar la ha­bi­ta­ción y tirar de la cam­pa­na para in­vo­car a Nelson. Nelson, el héroe de guerra más com­ple­to que exis­tía.

Supuso que había peores nom­bres para el hombre que la li­bra­ría de su vir­gi­ni­dad.

Hattie tiró de la cam­pa­na —que no se oyó en la ha­bi­ta­ción, pero que sonó en algún lugar lejano del mis­te­r­io­so edi­fi­c­io— e ima­gi­nó un montón de hom­bres guapos que es­pe­ra­ban para pro­por­c­io­nar una mi­nu­c­io­si­dad mi­nu­c­io­sa, como los ca­ba­llos en la salida de una ca­rre­ra. Sonrió ante aq­ue­lla imagen sal­va­je, viendo a un Nelson sin rostro ves­ti­do con un uni­for­me com­ple­to y un som­bre­ro de al­mi­ran­te, no podía que­jar­se de no tener una ima­gi­na­ción cre­a­ti­va; lo vio po­nién­do­se en mo­vi­m­ien­to al oír el sonido, co­rr­ien­do, largas pier­nas su­b­ien­do las es­ca­le­ras de dos en dos, quizás tres a la vez, per­d­ien­do el al­ien­to en la ca­rre­ra para llegar hasta ella.

¿Cómo de­be­ría estar dis­p­ues­ta cuando él lle­ga­ra? ¿De­be­ría es­pe­rar en la ven­ta­na? ¿Que­rría verla de pie para eva­l­uar­la mejor? No le en­tu­s­ias­ma­ba esa idea.

¿Y si ponía una silla junto a la chi­me­nea o junto la cama?

Dudaba mucho que él qui­s­ie­ra con­ver­sar. De hecho, estaba segura de que no le in­te­re­sa­ría con­ver­sar con ella. Des­pués de todo, era un medio para un fin.

Así que… La cama estaba allí.

«¿Debo acos­tar­me en ella?».

Eso pa­re­cía bas­tan­te atre­vi­do, aunque, la verdad, ya no había marcha atrás des­pués de que, meses atrás hu­b­ie­ra bus­ca­do el 72 de Shel­ton Street y hu­b­ie­ra en­gan­cha­do el bir­lo­cho esa noche. A eso se añadía que había cru­za­do cual­q­u­ier límite al besar a un des­co­no­ci­do en el ca­rr­ua­je.

Por un mo­men­to sal­va­je, no fue un al­mi­ran­te sin rostro el que corría hacia ella. Fue un tipo de hombre com­ple­ta­men­te di­fe­ren­te. Con una cara her­mo­sa. Con rasgos per­fec­tos, ojos de ámbar, cejas os­cu­ras y labios que eran más suaves de lo que ella había ima­gi­na­do que podían ser unos labios.

Se aclaró la gar­gan­ta y apartó esa idea, vol­v­ien­do a la pre­gun­ta en cues­tión. Acos­tar­se sería un error, al igual que sen­tar­se con los to­bi­llos cru­za­dos en esa cama. ¿Quizás había un punto medio? ¿Una pose se­duc­to­ra de algún tipo?

Argg…, si no había sido se­duc­to­ra en su vida…

Se situó en la es­q­ui­na menos ilu­mi­na­da de la cama y se re­cli­nó hacia atrás, ro­de­an­do el poste con un brazo para man­te­ner­se firme, de­se­an­do pa­re­cer­se al tipo de mujer que hacía este tipo de cosas de forma ha­bi­t­ual. Una se­duc­to­ra que co­no­cía sus deseos y sus pre­fe­ren­c­ias. Al­g­u­ien que en­ten­día ex­pre­s­io­nes como «su­ma­men­te mi­nu­c­io­so».

Y, en­ton­ces, la puerta se abrió y el co­ra­zón latió con fuerza cuando entró una gran figura en­v­uel­ta en som­bras; no lle­va­ba som­bre­ro de al­mi­ran­te ni uni­for­me. Nada tan re­mo­ta­men­te se­duc­tor. Iba ves­ti­do de negro. De pies a cabeza.

Ya dentro, la luz ilu­mi­nó su rostro per­fec­to con un cálido y dorado res­plan­dor.

Su co­ra­zón se detuvo y se puso rígida de golpe, per­d­ien­do el eq­ui­li­br­io hasta casi caerse de la cama.

Él se movía con gracia sin­gu­lar, como si no hu­b­ie­ra estado in­cons­c­ien­te en el ca­rr­ua­je una hora antes. Como si ella no lo hu­b­ie­ra em­pu­ja­do a la calle. Hattie posó la mirada en él, bus­can­do ras­gu­ños o mo­ra­to­nes, do­lo­res o mo­les­t­ias por la caída. Nada.

—Tú no eres Nelson —dijo, tra­gan­do saliva con di­fi­cul­tad y agra­de­ci­da por la poca luz.

Él no res­pon­dió. La puerta se cerró a su es­pal­da.

Es­ta­ban solos.

Capítulo 4

En­con­trar­la de­be­ría de haber sido como dar con una aguja en un pajar. Ella de­be­ría haber de­sa­pa­re­ci­do.

Ten­dría que haber sido sido una más entre las miles de mu­je­res, en miles ca­rr­ua­jes, co­rr­ien­do como es­cor­p­io­nes por los rin­co­nes más os­cu­ros de Lon­dres, oculta a la vista de los hom­bres or­di­na­r­ios.

Y lo habría sido, si no fuera porque Whit no era un hombre or­di­na­r­io. Era un Bas­tar­do Ba­rek­nuck­le, un rey de las som­bras de Lon­dres, con de­ce­nas de espías apos­ta­dos en la os­cu­ri­dad, y en su te­rri­to­r­io no ocu­rría nada sin que él lo su­p­ie­ra. Había sido ri­dí­cu­la­men­te fácil para su amplia red de vigías en­con­trar el único ca­rr­ua­je negro que se di­ri­gía hacia la os­cu­ri­dad.

Lo habían estado si­g­u­ien­do antes de que él se su­b­ie­ra a los te­ja­dos. Ob­tu­v­ie­ron su ubi­ca­ción tan rápido como él pidió la in­for­ma­ción. El car­ga­men­to que con­du­cía había de­sa­pa­re­ci­do, los es­col­tas que habían sido ata­ca­dos es­ta­ban vivos, y sus ata­can­tes se habían es­fu­ma­do. Sin iden­ti­fi­car.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lady Hattie y la Bestia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lady Hattie y la Bestia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lady Hattie y la Bestia»

Обсуждение, отзывы о книге «Lady Hattie y la Bestia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.