Camila Valenzuela - Zahorí III. La rueda del Ser

Здесь есть возможность читать онлайн «Camila Valenzuela - Zahorí III. La rueda del Ser» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Zahorí III. La rueda del Ser: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Zahorí III. La rueda del Ser»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Protagonizada por mujeres de distintas épocas, cuyos destinos se ven conectados por la magia, la saga Zahorí comienza en la antigua Irlanda, donde quedan pendientes una promesa por cumplir y un oscuro presagio. La acción se traslada al sur de Chile, a un pueblo llamado Puerto Frío, con la llegada de las hermanas Azancot a la casona de su abuela, Mercedes Plass, lugar donde se conectarán con la verdadera historia de su legado familiar.

Zahorí III. La rueda del Ser — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Zahorí III. La rueda del Ser», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

“¡Madre! ¡Ven, rápido!”, gritó Melinda que estaba justo detrás de ella. “¿Qué pasa? ¿Por qué dejaste sola a Maeve?”, le preguntó mientras las dos caminaban de vuelta al salón principal. Melantha no tuvo necesidad de escuchar explicaciones: una bruma negra se colaba por debajo de la puerta. “Llegó la hora”, pensó. Deprisa, dejó ambas manos sobre los hombros de Melinda y antes de que pudiera hablar, su hija se le adelantó: “Vida, muerte y resurrección: la rueda del Ser volverá a girar”. Melantha asintió con lágrimas en sus ojos. Sintió la despedida inminente en esas palabras, la soledad irrevocable de su clan. Melinda no se lo dijo, pero entonces Melantha supo que una de sus premoniciones había sido la muerte.

Quizás la mía, pensó.

Quizás la suya.

Nunca, jamás, imaginó que sería otra.

La niebla oscura entró a la casa por cada espacio posible: hendiduras de las puertas, grietas escondidas en las murallas, rendijas de las ventanas. Al principio, lenta y suave como si se tratara del vapor que emana el agua hirviendo; luego, densa y violentamente como solo la oscuridad podría hacerlo. Sin embargo, no era cualquier oscuridad, era el Maldito que venía por ellas y, en especial, por el cofre. No importaba cuánto dolor le infligiera, cuántas pérdidas tuviera que asumir: desde el día en que el cofre había llegado a ella, hizo un juramento y no estaba dispuesta a romperlo. Rápido, Melantha tomó dos de los frascos que contenían la poción y se los entregó a Melinda junto con la estricta orden de quedarse escondida detrás del mueble. Su hija asintió y se agachó.

Apretó firmemente el tercer frasco, al mismo tiempo que corría hacia Maeve, pero a mitad de camino una figura oscura e imponente la detuvo: era la bruma y la noche en el contorno del Maldito. Se quedó detenida justo entre ella y la cuna donde lloraba Maeve. Con una mano continuó aferrada a la poción y con la otra sacó la figura del candado que llevaba colgada al cuello. Se la mostró al Maldito, no sabiendo si él sería capaz de verla siendo solo niebla y oscuridad. Aun así, la sostuvo con fuerza.

Él le habló como si la muerte fuera quien lo hiciera:

-Inis dom áit a bhfuil an rialtóir 2.

Melantha respondió arrojándole la poción. Apenas lo hizo, la figura perdió consistencia, pero se mantuvo ahí. Entonces, apareció Melinda y antes de que Melantha pudiera decirle que volviera a su escondite, lanzó los otros dos frascos. Tomaron sus manos y, juntas, empezaron a recitar las palabras.

“Es el agua quien te expulsa”, dijeron y un sonido gutural emergió de la figura sombría.

“Es la tierra quien te expulsa”, dijeron y la bruma comenzó a disolverse.

“Es el aire quien te expulsa”, dijeron y la niebla retrocedió, lentamente, hasta desaparecer de la casa.

Continuaron unos segundos inmóviles, solo el pecho subía y bajaba con velocidad. Melantha podía sentir los dedos húmedos de Melinda entrelazados a los suyos. Creyendo que, por el momento, habían logrado evadir al Maldito, soltó su mano para ir en busca de Maeve. Bastó ese gesto para que, una vez más, la niebla volviera a entrar. Sin aviso, sin tiempo. La bruma llegó densa y fría, como nunca antes. Maeve sintió la oscuridad y lloró. Lloró como el alma antigua que conoce las penas y los males del mundo. Lloró como si estuviera sola, como si siempre hubiera estado sola. Pero Melantha estaba ahí, iba por ella para tomarla en sus brazos y no soltarla jamás. Eso fue lo que intentó hacer hasta que la niebla lo cubrió todo y la casa completa no fue más que oscuridad.

Caminó a ciegas, solo guiada por el llanto de Maeve. Cuando creyó tenerla cerca, cuando creyó alcanzar a sostenerla, una fuerza invisible corrió frente a ella y sintió la ola que arrasa y encoge.

No la vio, pero escuchó la cuna estrellarse contra el muro.

No la vio, pero escuchó el llanto acabar; el silencio cernirse dentro de ella.

No la vio, pero escuchó el grito de Melinda, que fue tierra sobre la tumba.

Luego, todo fue oscuridad.

***

Las piernas del caballo apenas se hundían en el barro gracias a la velocidad que impulsaba al jinete. Un diluvio abatía el bosque y la niebla le nublaba la vista. “¡Rápido, Mai, más rápido!”, le gritó a su compañero de ruta. Sus palabras se perdieron en el viento. El sudor y el vaho que exhalaba el animal hacían contraste con la lluvia que caía sobre ellos. Anduvieron millas esa tarde con una sola intención: buscar más descendientes del clan de agua que pudieran hacerse cargo del cofre. Melinda y Maeve aún eran pequeñas y no lo querían cerca de ellas; tanto él como Melantha conocían los peligros que implicaba mantener ese secreto bajo su techo. Sin embargo, no era una opción entregarlo a otro clan: el cofre debía permanecer bajo el dominio del agua, de lo contrario, nadie sabía realmente qué podría suceder.

A pesar de la búsqueda, Lucio no logró hallar ni un alma del clan de agua. Junto a Mai recorrió todo el campo, las comunidades apartadas y los pueblos cercanos, pero no encontró ni un solo rastro; al parecer ellos eran los únicos que quedaban. ¿Dónde estarían los otros clanes?, se preguntó cuando todavía quedaba camino por delante, cuando ni siquiera intuía la tragedia que se desataría en su hogar algunas horas después. En ciertas ocasiones, ritos importantes, como los sabbats o los equinoccios, escuchaban la voz del aire y sentían el poder de la tierra. Pero del agua y el fuego no había rastro alguno. Mucho tiempo pasó desde el apogeo del poder elemental, la unión entre los clanes, la conexión con la naturaleza. Ahora solo quedaba un espacio baldío y gélido.

Vio la forma de su sombra proyectada en la tierra y supo que era momento de volver a casa. Emprendió un paso constante y tranquilo para no cansar de más a Mai. Suficiente le exigió durante el día, y quedaba una larga jornada de regreso. Se detuvieron en algunos arroyos que cruzaban el camino para beber agua y descansar. A pesar de la última liberación –hecha probablemente por algún traidor de fuego–, el Maldito no daba señales de su presencia en Irlanda. Solo algunas manifestaciones de la naturaleza; el mar inquieto, la tierra más húmeda y fría de lo normal, el viento rasante. Ni un rastro siniestro con las características de sus liberaciones anteriores. Quizás, pensaba Lucio, la suerte corría de su lado.

Qué equivocado estaba.

Se acercaba ya a su terreno, a su pequeña casa de campo, a sus dos niñas, a su mujer. Se acercaba a la vida, sentía con cada paso que daba Mai.

Y en realidad se acercaba a la muerte.

Un remolino de viento cruzó su camino y lo rodeó hasta quedar justo frente a él. El viento continuó girando en una hélice perfecta, poco natural. Entonces lo supo: si las hermanas del aire se manifestaban frente a él, era porque algo malo sucedía.

No fue necesario que tirara de las riendas, Mai se detuvo por sí solo al escuchar una voz, casi un murmullo, que salía desde lo más profundo del remolino: “La descendencia del agua peligra. Corre, enviado del agua”, dijo la voz de una elemental, al mismo tiempo que el remolino se deshacía. Las pupilas de Lucio se dilataron. “¡Vamos, compañero!”, le gritó a Mai, que en seguida comenzó a galopar como nunca antes lo hizo.

La capa, completamente empapada, flameaba por la velocidad del galope y el viento. Sujetó la rienda con una mano y con la otra tiró la capucha hacia atrás. La fuerza, mezclada con la adrenalina, hizo que sacara de raíz parte de su pelo ceniza. No sintió dolor. No sentía frío ni cansancio. Solo el miedo y el apuro tenían cabida esa noche.

La bruma y la oscuridad borraban el camino y a Mai se le doblaban las rodillas. La respiración de ambos se hizo cada vez más intensa al igual que la lluvia; parecía que la peor tormenta del año se había desatado de un minuto a otro. Si buscaba manifestaciones naturales que le hablaran del Maldito, ahí las tenía. Justo frente a él, de la peor manera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Zahorí III. La rueda del Ser»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Zahorí III. La rueda del Ser» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Zahorí III. La rueda del Ser»

Обсуждение, отзывы о книге «Zahorí III. La rueda del Ser» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x