Aunque estas redundancias y los horrorosos contrasentidos “resumen completo” y “resumen largo” son utilizados en general, en nuestro idioma, provienen del uso culto de la lengua. Hasta los profesionistas más respetables dicen y escriben “breve resumen”, “resumen breve”, “resumen corto”, “resumir brevemente”, “resumen completo” y “resumen largo” sin que se sonrojen, porque, además, no se percatan de sus yerros. Profesores, periodistas, escritores, traductores, etcétera, se dan el quién vive en esto. En el traductor virtual Linguee (que presume ser “el mejor traductor online del mundo) leemos los siguientes ejemplos:
“A continuación se detalla un breve resumen de los resultados y conclusiones”; “A continuación se presenta un breve resumen de este análisis”; “A continuación y en el cuadro adjunto se ofrece un breve resumen de los resultados”. Y así por el estilo, en dieciséis ocasiones, para traducir frases que contienen la redundancia en inglés brief summary y short summary. En defensa del traductor virtual Linguee puede afirmarse que lo que ofrece es la traducción literal de los ejemplos; sin embargo, sus responsables bien hubieran podido encontrar ejemplos sin redundancias.
Lo correcto es, sin duda:
A continuación, un resumen de los resultados y conclusiones”; “Se presenta un resumen de este análisis”; “Se ofrece un resumen de los resultados”.
He aquí otros ejemplos de estas redundancias y de la tontería “resumen completo” y el contrasentido “resumen largo”: “Hacer un breve resumen”, “breve resumen de la historia de México”, “breve resumen de ‘Historia de una escalera’ de Antonio Buero Vallejo”, “un breve resumen del paro nacional en Colombia”, “breve resumen de Matilda”, “breve resumen del documento final”, “breve resumen de los trabajos”, “un breve resumen de nuestra jornada”, “un breve resumen de las normas”, “breve resumen del trabajo realizado durante el año 2018”, “El Diario de Ana Frank-Resumen completo”, “Un resumen completo de El Capital de Marx” (es el título de un libro publicado en Madrid, ¡de 280 páginas!; no es un resumen: es una “exposición sumaria”), “El Lazarillo de Tormes-¡Resumen completo!”, “Don Quijote de la Mancha-Resumen completo”, “La Odisea-Resumen completo”, “La Celestina: resumen corto”, “resumen corto de la cultura mexica”, “El arte de la guerra-Resumen corto del libro”, “El Capital de Karl Marx resumen corto”, “resumen breve de Pedro Páramo”, “El Señor de los Anillos (resumen breve)”, “La Celestina resumen breve”, “voy a resumir brevemente” (sí, todo el mundo dice esto ante un micrófono, y se avienta cuarenta minutos de pendejadas), “en el presente ensayo intento resumir brevemente las características esenciales de la nueva economía institucional”, “quisiera resumir brevemente las cuestiones planteadas por este informe” (sí, cómo no, y si no le apagan la luz, ahí se sigue por horas), “necesito un resumen largo de la película”, “La chica de la capa roja-Resumen largo”, “El coronel no tiene quien le escriba resumen largo” (¿o sea que ese coronel no tiene quien le escriba un “resumen largo”?), “resúmenes completos de libros”, “añado unos breves resúmenes argumentales”, “a continuación se resumen brevemente los compromisos propuestos”, “se resume brevemente el proceso”, “resuma brevemente el asunto”, “resúmenes breves de libros”, “resumió brevemente la historia de Harold”, “esto es mucho más difícil de resumir con brevedad” y, como siempre hay algo peor”, “tenemos, actualmente, una problemática demasiado extendida, la cual intentaré resumir abreviadamente” y “yo este año no podré hacer nuestro larguísimo resumen habitual del año”. ¡Estamos perdidos!
Google: 2 970 000 resultados de “breve resumen”; 1 800 000 de “resumen completo”; 725 000 de “resumen corto”; 257 000 de “resumen breve”; 67 300 de “resumir brevemente”; 37 000 de “resumen largo”; 24 800 de “resúmenes completos”; 20 300 de “breves resúmenes”; 14 500 de “se resumen brevemente”; 12 800 de “se resume brevemente”; 9 540 de “resuma brevemente”; 7 540 de “resúmenes breves”; 3 770 de “resumió brevemente”; 1 560 de “resumir con brevedad”; 500 de “resumir abreviadamente”. 
37. ¿buen samaritano?, ¿mal samaritano?, samaritana, samaritano
Se es o no samaritano, por ello es redundante decir de alguien que es “buen samaritano” y un sinsentido afirmar que otro es “mal samaritano”. Estrictamente, a quien llamamos “buen samaritano” es simplemente un “samaritano”, y a quien denominamos, erróneamente, “mal samaritano”, no es “samaritano” en absoluto: en todo caso sería un “falso” samaritano. Veamos por qué. El adjetivo y sustantivo “samaritano” (del latín tardío Samaritānus), se aplica al “natural de Samaria, región de Palestina” y a lo “perteneciente o relativo a Samaria y a los samaritanos” (DRAE). Esto, en su sentido recto. Pero, en el sentido figurado, se aplica también a la persona “que ayuda a otra desinteresadamente” (DRAE). Ejemplo: Siempre ha sido un samaritano. Si nos apegamos a la definición de esta acepción figurada queda claro que todo “samaritano” ayuda a otra persona desinteresadamente, y en esto consiste su virtud. Siendo así, un “samaritano” es “bueno” por definición, y no puede ser “malo”, puesto que, en este último caso, estaría contradiciendo su positividad. El adjetivo “bueno”, con su forma apocopada “buen” (del latín bonus) tiene por definición principal la siguiente: “De valor positivo, acorde con las cualidades que cabe atribuirle por su naturaleza o destino” (DRAE). Ejemplos: La lluvia es buena para las cosechas; Un buen alimento siempre es reconfortante. El adjetivo “malo”, con su forma apocopada “mal” (del latín malus), tiene la siguiente acepción principal en el diccionario académico: “De valor negativo, falto de las cualidades que cabe atribuirle por su naturaleza, función o destino”. Ejemplos: La sequía es mala para las cosechas; ¡Qué mal pedo! (suponiendo que los haya buenos). Con esta información pueden darse cuenta los lectores de que lo que se espera siempre de un “samaritano” es que sea “bueno”, no sólo para hacer honor a su fama, sino para que tenga sentido el nombre o adjetivo; si es “malo”, obviamente no es un “samaritano”, sino un cabrón que actúa hipócritamente y finge que es un “samaritano” (“persona que ayuda a otra desinteresadamente”). No hagamos bolas el engrudo: No hay buenos ni malos “samaritanos”, hay “samaritanos”, todos buenos, por definición, y el que no es bueno (carente de valor positivo) no es “samaritano”, y punto. La redundancia viene desde la Biblia, pero debemos saber que la famosa “redundancia hebrea” está por todas partes en dicha obra. Es una característica del estilo bíblico, enfático y pleonástico, que se respeta en las traducciones al español. Y, sin embargo, es muy probable que en la Biblia la expresión “buen samaritano” no sea redundante, como en la “Parábola del buen samaritano” del Evangelio según san Lucas (10:29-37), pues al hablar de “samaritano” Lucas y Jesucristo se refieren, casi es seguro, a un hombre bueno natural de Samaria.
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