1 ...6 7 8 10 11 12 ...24 Quien lo ejerce correctamente guía y obtiene obediencia voluntaria, al mismo tiempo que inspira confianza y despierta entusiasmo. Dice «nosotros». Llega algo antes de la hora señalada; la puntualidad y la correcta gestión del tiempo es una de sus virtudes. Enseña cómo hacer y señala el error o la infracción. Logra que sus hombres encuentren interesante el trabajo que realizan. Dice «vamos» en lugar de «id». Piensa en las personas y en el objetivo como realidades inseparables y prioritarias.
La sonrisa sincera es el signo más evidente de bienestar con uno mismo, con los demás, y con la situación que se vive en ese momento. Es el idioma universal de las personas y el camino más corto para encontrarse. Es la luz del alma en la mirada que atrae seguidores.
Un mando, un directivo... tiene siempre autoridad, pero puede o no tener liderazgo. Si tiene liderazgo, además de autoridad, podrá conseguir eficazmente resultados a través de sus colaboradores. Proponte fines y busca los medios para alcanzarlos, pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.
El líder ejemplar
«Cualquier trabajador del conocimiento de una organización moderna es un ‘ejecutivo’ si, en virtud de su cargo en la empresa o de sus conocimientos, es responsable de realizar contribuciones que afecten de manera material a la capacidad de la organización para rendir y obtener mejores resultados».
Peter Drucker
Un líder ejemplar es aquella persona que tiene poder y que lo usa éticamente hacia los fines óptimos para el bienestar del equipo que dirige y la consecución de las metas que se ha impuesto. El líder de hoy está obligado a ser un constante agente de cambio, y una de las mejores fuentes para conseguirlo es el aprovechamiento óptimo de las capacidades de las personas que integran los equipos de trabajo que tiene a su cargo.
Refugiarse en la seguridad de lo conocido por miedo a avanzar hacia lo desconocido equivale a mantenerse con vida pero sin llegar a vivir plenamente. Rompe las ataduras que te sujetan a la rutina, vive con pasión, prudencia y alegría. No discutas con tu conciencia, tampoco con tu corazón, asume riesgos y avanza con paso decidido hacia un futuro incierto.
Los días no adquieren su verdadero sabor hasta que escapamos de la obligación de creer que tenemos un destino prefijado; la vida es un don demasiado precioso como para vivirla de cualquier modo. El primer deber en la vida... es vivirla intensa y libremente.
Por condicionamiento de nuestra propia naturaleza, somos seres sociales, y como tales nos agruparnos y coordinarnos por necesidad para crear una fuerza o para el logro de objetivos, siendo indispensable que se delimiten funciones dentro de las organizaciones que conformamos, a fin de optimizar los recursos materiales y humanos y temporales.
«El cumplimiento de tareas a través de la gente es un paradigma que difiere del que se basa en el desarrollo de la gente a través del cumplimiento de tareas. Con el primero, usted alcanza los objetivos; con el otro, los lleva a cabo con creatividad, sinergia y efectividad mucho mayores, y en el proceso desarrolla la capacidad para realizar también actividades en el futuro11».
Las metas e ideales que nos motivan y nos mueven a actuar se generan a partir de nuestra imaginación. Pero no están formados de sustancias ficticias, sino de la sólida y real experiencia personal y social.
Se pueden comprar:
El tiempo de una persona
Su presencia física en un lugar determinado
Alguna de sus ideas
Actividades rutinarias que pueden ser medidas
El cumplimiento del deber
Su actividad muscular
Un cierto grado de su conocimiento intelectual...
No se pueden comprar:
El entusiasmo
La lealtad
La iniciativa
La voluntad íntima y profunda
El interés
La honradez
El cariño y aprecio por los compañeros, superiores o inferiores
Su capacidad innovadora
Que las personas vayan más allá del deber
Su entrega generosa de corazón...
Es la diferencia entre tener un equipo de mercenarios o tener un equipo basado en individuos que se identifican con los colores de una bandera. Con los dos se pueden ganar las batallas cotidianas, pero con el segundo hay mayor garantía de éxito.
El liderazgo pretende que los individuos aporten lo que saben (conocimientos), lo que pueden (capacidades), la disposición de ánimo para realizar las tareas (actitudes) y lo que quieren (voluntad), para que en equipo se desarrollen y perfeccionen, logrando así los objetivos establecidos. Por su parte, las organizaciones demandan de esta nueva generación de directivos, capacidad para retar los procesos clásicos, inspirar una visión compartida, levantar los ánimos y canalizar positivamente la inconformidad, así como formar y organizar a otros para la acción responsable. La competencia actual requiere que los dirigentes estén preparados y que dispongan de la capacidad suficiente de influencia en sus colaboradores para llevar adelante los cambios que se avecinan; en definitiva, se precisan líderes que dirijan eficientemente personas.
«Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad, no solo se nos juzga por lo más o menos inteligente que podamos ser ni por nuestra formación y experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás».
Daniel Goleman
El auténtico líder debe estar dotado tanto de poder como de autoridad para ejecutar acciones y utilizar recursos. La autoridad lo faculta legalmente y le delega la capacidad de disponer, de manera limitada, de los medios y emprender acciones para alcanzar objetivos. El poder permite la facultad de disponer de estos de manera real, organizándolos en el tiempo y en el espacio de acuerdo a una estrategia, con el fin de obtener resultados positivos. La sola autoridad sin el poder no es suficiente para que exista un liderazgo efectivo; ese poder necesario para el ejercicio pleno de esta condición proviene del conocimiento y de la credibilidad. Liderar es coordinar, es un desafío de comunicación que entusiasme más que un problema de diseño dentro del organigrama.
«El éxito no procede de tener una buena estrategia, sino de su correcta implantación. Esta capacidad de implantación depende en gran medida de la gente que compone la organización, de cómo son sus tratados, de sus capacidades y competencias, y de sus esfuerzos por contribuir a la empresa»12.
El liderazgo es un fenómeno de grupo que tiene lugar cuando la situación demanda que un individuo influya y coordine las actividades de ese grupo hacia la consecución de un objetivo común. Es un proceso de influencia, es decir, la capacidad de producir en los otros ciertos efectos y de conseguir que se muevan en la dirección deseada; es el desarrollo de la necesidad natural que tenemos todos de ser escuchados, contrastar opiniones y buscar consejo, tan primitiva como el hombre mismo.
Los principales aspectos que se derivan de la anterior definición son:
Solo hay líder si hay seguidores
El liderazgo aparece cuando los seguidores aceptan la influencia del líder sobre ellos
Existe un objetivo común; sin este no hay equipo y sin equipo no hay líder
No todo el mundo «sirve» para líder, pero la formación, el ejemplo, la práctica de unos ciertos valores y la coherencia pueden formar a los líderes que son necesarios en nuestra sociedad, organización o empresa.
Los nuevos líderes tienen que personalizar la gestión del factor humano en la empresa y, sobre todo, deben saber cubrir las necesidades de cada uno de sus subordinados, flexibilizando la actividad ante los cambios que se producen en las organizaciones.
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