—Lo fundamental es el bienestar de Jung Jae-Hee y no dejar que la situación influya en la opinión pública del nuevo lanzamiento.
La mirada del director no cambia ni un ápice y, si le sorprenden lo más mínimo sus palabras, no lo demuestra.
—Los chicos no han estado trabajando tanto como para hacer el comeback a medio gas. Al menos, eso es lo que pienso —insiste Iseul, que necesita una reacción.
El director Lee se incorpora ligeramente e Iseul se descubre conteniendo la respiración.
—St!gma tendrá un comeback como merece y tú serás una de las mánager que los llevará hasta el escenario.
Martes 4 de septiembre
03:00 p.m.
Estudio de fotografía
—Muchas gracias por todo —dice Taeyang inclinando la cabeza—. Espero que pronto volvamos a trabajar juntos.
Una sonrisa se dibuja en sus labios hasta que la puerta trasera del estudio se cierra a su espalda. Entonces apoya la frente en la pared y respira hondo con los ojos cerrados.
Le pesa el corazón en el pecho.
Puede que haya sido la sesión fotográfica más difícil que ha hecho en toda su carrera. Porque no estaba allí, sino en el hospital, con Jaehee, asegurándose de que bebía agua y descansaba hasta recuperar su tono normal de piel.
Está preocupado por lo afectado que ha visto a Jaehee esa mañana. No le ha querido decir nada, pero no le cuesta imaginar que ha soñado con D. Sun. Prefiere no pensar en lo que puede haber revivido.
Debe centrarse en acudir al hospital lo antes posible, tiene el coche aparcado en la salida trasera y se ha asegurado de que la prensa no lo espera.
Ni siquiera se acordaba de que Arem le propuso tomar algo, ya que ambos tenían trabajo en el distrito de Hongdae, hasta que ella ha tanteado por mensaje si el plan seguía en pie. Por suerte, su mejor amiga ha entendido con su primera respuesta que no es una buena ocasión, aunque le encante perderse por ese barrio tan indie que queda cerca de la universidad. Y es que su cabeza se encontraría lejos de allí y no quiere amargarle el día a Arem. Mejor dejarlo para otro momento, cuando todo mejore.
Porque va a hacerlo, tiene que confiar en ello.
Está bajando las escaleras cuando su móvil empieza a sonar.
Se detiene en seco con un mal presentimiento y tira de la cremallera para abrir la bolsa. A punto están de caerse una serie de botes, todos esos cosméticos que le han regalado los de maquillaje y que ahora tiraría de buena gana para que no estorbasen, pero logra coger el teléfono y se relaja al ver que no es ninguno de los chicos de St!gma.
Ya se temía lo peor.
—¿Nevah? ¿Cómo estás?
—Cuando lo sepa, te digo —contesta uno de los raperos de Bright al otro lado de la línea.
Tan cortante como siempre. Eso casi hace sonreír a Taeyang. Lo haría si no hubiera agotado las sonrisas durante la sesión. O si su preocupación menguara ligeramente.
—Lo siento mucho, no quiero ni imaginarme…
—No lo hagas, no lo tendrás que hacer, tranquilo. ¿Cómo está Jaehee?
Se le hunden los hombros.
—Le dan el alta mañana, ha intentado escaparse para ir a veros, pero Ry lo ha interceptado.
—Ese canijo… —maldice Nevah con una risa atascada en la garganta.
—Ya sabes cómo es —susurra Taeyang alzando los ojos hacia el techo.
Abre la puerta, la de emergencia, que han desconectado a fin de que pudiera entrar y salir sin ser visto.
Es una de las razones por las que le gusta trabajar con esa marca de ropa, siempre les facilitan las cosas en ese aspecto. Y la comodidad no es algo que les sobre.
—Sí, justo te llamaba por él.
—Vendrá con todos a la ceremonia de…
—No, si quisiera hablar de los detalles oficiales hubiera llamado a Jiyoung, Taeyang. D. Sun dejó una nota a varias personas. —Se le seca la garganta y aprieta el control del coche—. Hay una parte dirigida al pajarito.
Taeyang cierra los ojos. Escuchar el apodo cariñoso que D. Sun empleaba para referirse a Jaehee le hace sentir incómodo. Más que nunca.
—¿La prensa la tiene? —pregunta poniéndose en lo peor.
—La compañía y la familia han conseguido que la policía no la filtre, pero ya sabes que esto es cuestión de tiempo. Además, también escribió a las glowies.
—Entiendo. —El fandom es lo primero—. ¿Qué le dijo a Jaehee?
Taeyang no quiere que su compañero sufra un segundo golpe tan pronto, debe retrasar ese momento todo lo posible.
Miércoles 5 de septiembre
09:00 a.m.
Hospital Camino
Tira de los bajos de la sudadera para colocársela sobre la camiseta blanca y limpia que no huele a hospital. Huele a casa.
Jaehee está encantado de marcharse porque esos dos días se le han hecho completamente eternos. Ni siquiera sabe lo que ha ocurrido fuera de esas paredes porque no tiene su teléfono.
Tampoco es que lo haya pedido.
Nadie le ha contado qué ha pasado con las promociones que tenían progamadas para esas fechas y tampoco se atreve a preguntar: porque no quiere reconocer que no se siente preparado para ello.
Después de lo de D. Sun.
Jiyoung entra en la habitación sin llamar, como es su costumbre, y hace un gesto con la cabeza hacia el mismo punto por el que acaba de aparecer.
—Vamos, andando.
—¿Quieres dejar que se prepare? —Tae mira al líder con los ojos entornados.
—Yo ya estoy —responde Jaehee cargando su bolsa.
—¿Ves? —Jiyoung parece ufano—. Trae eso, no quiero que hagas esfuerzos.
Tae se le adelanta, coge la bolsa de Jaehee y se la cuelga del brazo.
—Bah, como quieras —dice el líder abriendo la puerta para que salgan del cuarto.
El resoplido de Taeyang no le sorprende, Jiyoung y él acostumbran a sacarse de quicio. Normalmente, media entre ellos, pero hoy no tiene ganas.
Al salir al pasillo, todo está en calma, esa quietud tan escalofriante que es característica de los hospitales. Hubieran preferido salir más temprano, pero el doctor no le ha firmado el alta hasta hace unos minutos.
Aunque camina al lado de Tae y eso siempre lo relaja, Jaehee siente que le sudan las palmas de las manos conforme los pisos se suceden en el ascensor.
—No te separes de mí —le susurra Taeyang inclinándose hacia él.
En respuesta, Jaehee da un pequeño paso hacia Tae, dejando apenas espacio entre los dos, y comparten una sonrisa.
—Vamos a ello —anuncia Jiyoung.
El líder saca unas gafas de sol del bolsillo y se las pone en cuanto la puerta del ascensor se abre. Ya pueden ver los flashes de las cámaras a través de la cristalera de la entrada. Jaehee se coloca la mascarilla negra y se sube la capucha. A su lado, Tae también se ha puesto unas gafas alargadas color caramelo y cristal de espejo.
Las voces se amplifican una vez se encuentran fuera y le cuesta horrores concentrarse. Solo escucha su nombre y el de D. Sun pronunciado mil veces. Nunca le han sonado peor.
—¿Cuál es su estado? ¿Ha hablado con los miembros de Bright ? —dicen a su derecha.
—¿Su condición le permitirá acudir con el resto de St!gma a la ceremonia de despedida que han organizado para D. Sun?
¿Qué les contesta Jiyoung por encima del chasquido de las cámaras? No alcanza a oírlo. Está a punto de agachar la cabeza cuando su mirada se ve atraída por un cartel negro con unas letras plateadas que forman su nombre en hangul. El corazón le salta en el pecho de forma agradable.
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