Hyun sonríe de medio lado y Jiyoung le devuelve el gesto a su amigo. Aún es incapaz de hacerse a la idea de lo que ha ocurrido en las últimas horas, pero es necesario que sigan adelante, y lo mejor es hacerlo juntos. Puede que la mánager Park se marche en el peor momento que han vivido en sus cuatro años de carrera, sin embargo, no puede demorar más la baja.
Ahora lo más importante es centrarse en el delicado estado de Jaehee y tratar de arrojar luz sobre lo ocurrido con D. Sun.
Martes 4 de septiembre
05:00 a.m.
Hospital Camino
El sudor frío empapa su espalda. Se gira en la cama con el ceño fruncido, molesto por el sueño que le trae demasiados recuerdos.
—¿El stage name no es un poco pretencioso, hyung? —pregunta Jiyoung con una risa divertida.
—No s é de qué hablas, es terriblemente sincero —contesta Dak-Ho sigui é ndole la broma.
—¿Es envidia lo que siento? Vosotros que os quedáis con vuestros nombres en vez de pasar a ser leyendas… —responde D. Sun con una reverencia.
Una de las mejores cosas de Nowadays Entertainment es su amistosa relación con G. Studios, la empresa con la que Bright va a debutar, porque, gracias a eso, está n all í. Jaehee mira desde la esquina, sentado contra el espejo de la sala de baile en la que el grupo ensaya mientras Jiyoung y é l observan y aprenden.
Nevah acostumbra a decir que ni siquiera advierte que se encuentra presente porque se mimetiza con el espacio, pero los demás suelen chistarle para que no moleste al pequeño trainee.
Jaehee no suele hacerle caso, normalmente está más pendiente del magnetismo de D. Sun. A pocas semanas del debut, al fin se han decidido por un sobrenombre para el líder de ese grupo que Jaehee sabe que va a triunfar.
—¿Y tú qu é piensas, canijo? —pregunta D. Sun alzando la barbilla hacia é l.
Jaehee se encoge en el rincón, queriendo ponerse los cascos y fingir que no lo ha escuchado. Sabe que, de no haberlo mirado, no le preguntaría, pero es inevitable.
—¿ Qu é pienso del nombre? Me gusta —susurra en voz tan baja que Jiyoung y Dak-Ho lo observan con expresión confundida.
D. Sun sonríe de oreja a oreja y alza la cabeza, la fina recta de su cuello y ese gesto que deja claro que siempre tiene algo que decir. Se le hace familiar porque rara vez se queda callado si hay alguna posibilidad de hablar. Todo lo contrario que é l. Por eso lo admira, por eso le gustarí a parecerse al chico.
Tiene una forma muy especial de sonreír. Sus labios forman dos líneas paralelas con un pequeño espacio entre ellos que muestra los dientes bien alineados y pequeños. Jaehee parpadea, sintiendo que las mejillas le enrojecen violentamente. No sabe dónde meterse. Aun así, sigue hablando:
—¡ No! —La sonrisa de D. Sun se alarga un poco más hacia un lado, creando una asimetría encantadora—. Digo…, sí. Creo que es apropiado. Para ti.
Jiyoung le revuelve el cabello como de costumbre .
—¿En serio te gusta?
—Creo que es brillante… igual que é l.
—Oh, por favor, Jaehee. No le hagas la pelota, que se lo cree —dice Jiyoung dándole un empujó n suave.
—Deja que el chico opine lo que quiera —chista D. Sun antes de guiñarle un ojo a Jaehee—. No es tanto que yo me crea el sol, sino lo que quiero ser, ¿ sabes?
—Me repito: nada pretencioso —señala Jiyoung cruzándose de brazos y recorriendo la sala.
—Es bonita… la idea de querer ser el sol para los demá s.
La voz de Jaehee es un hilo cuando interviene y se esfuerza en fijar su atención en el suelo o en el polvo inexistente que se sacude de los pantalones. No se atreve a observarlo de nuevo hasta que termina y se percata de que D. Sun lo está mirando con curiosidad.
Una que nunca dejó de sorprenderlo a lo largo de los añ os.
Una que ha perdido repentinamente.
Jaehee se despierta del sueño con los ojos inundados de lágrimas y las pulsaciones disparadas por la angustia que se cierne sobre él.
Es imposible. Imposible que se encuentre en un mundo en el que D. Sun ya no está.
Martes 4 de septiembre
07:30 a.m.
Habitación de Sulli
Tiene que tratarse de una pesadilla, es lo que Sulli lleva diciéndose desde que salió la primera noticia. Recortó el texto íntegro por si desaparecía al comprobar que es un bulo y así poder denunciarlo. Pero no desapareció y, a cada hora que pasaba, poco a poco se iba confirmando la información.
Pese a ello, Sulli, tan metódica cuando debe documentar un suceso, sigue sin ser capaz de aceptarlo.
D. Sun no puede haber muerto. El líder de Bright es su preferido del grupo. No podía ser de otro modo. Le encantaba el contraste con los otros dos raperos, porque su voz sabía ser suave como el aleteo de una mariposa y, acto seguido, convertirse en un géiser capaz de derribarlo todo; también por esa sonrisa desigual que le iluminaba los ojos.
Sulli termina de hacerse un ovillo en la cama y deja el portátil a un lado. El brillo de la pantalla es lo único que emite luz en la habitación en penumbra. No ha salido de allí desde que descubrieron el cuerpo de D. Sun.
Solo de imaginarlo en ese motel de carretera se pone enferma. Detesta la idea de que se encontrara lejos de sus mayores apoyos, no le gusta pensar que justo lo hizo por eso.
Las sobras de una comida que ni siquiera ha terminado están en el suelo, junto a la cama, y la ropa del día anterior está tirada de cualquier manera en la silla del escritorio. Es como si hubiera habido una catástrofe natural en el interior de su dormitorio y todo se viniera abajo.
Se encoge al escuchar la incesante vibración de su móvil cada vez que le llega una notificación. Son cientos, miles más bien, los que escriben a Sulli para que se haga eco de la triste noticia. No importa que el resto de medios del mundo del espectáculo ya la estén exprimiendo: quieren que ella también la analice.
¿Y cómo se analiza un corazón roto en mil pedazos? ¿Una incomprensión completa hacia lo que ha sucedido?
No sabe en qué momento ha empezado a sollozar, pero las lágrimas no le dejan ver la pantalla del portátil. Sulli no tiene fuerzas para escribir sobre lo que D. Sun significa para ella, ese rapero cuyas canciones la hacían temblar de emoción ya en el instituto.
No, en Behind the Masquerade no aparecerá un repaso de la carrera del chico que llegó a Seúl desde Damyang hablando sobre las virtudes del bambú. Tampoco lo inundará todo de fotos editadas con las letras que él ha escrito.
Sulli enlaza el último vídeo que subieron en el canal oficial de Bright, una cover de Dak-Ho y D. Sun a piano y voz respectivamente. El líder tiene el rostro oculto por una gigantesca capucha que le hace parecer muy pequeño y el vocalista desliza los dedos por el teclado con una habilidad vertiginosa.
A Sulli se le encogió el corazón al escucharlo por primera vez, pero, mientras publica la entrada en su página web, siente escalofríos por toda la espina dorsal.
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