Marta Cruces - Stigma

—No puede ser, ¿es Ry? —dice una de ellas sin molestarse en ser más discreta.

—Sí, creo que es el vocalista, al que llaman el caballero de brillante armadura —susurra la otra.

Ry cambia de posición para que no vean más el contorno de su cara. Sabe que Jiyoung les dirigiría una sonrisa preparada para dejarlas sin habla y que Hyun se limitaría a mirarlas con expresión aburrida. Pero él se queda quieto.

—Es que Jaehee está hospitalizado, parece que ha intentado…

Alza la cabeza de golpe mientras habla y su mirada se encuentra con los ojos maquillados de una joven mayor que él. La mandíbula de Ry está tensa.

El ascensor emite un pitido y las chicas salen en cuanto la puerta se abre.

Ry apoya la cabeza contra la pared y suspira.

—No deberías haber hecho eso —le recrimina el mánager Cheol.

—¿Por qué no? No voy a permitir que digan mentiras de Jaehee… Además, seguramente ni sean jixis, no son más que unas noonas charlatanas.

—Da igual que sean vuestras fans o no, son público y…

—Siempre hay que dar buena imagen, sí, sí —suspira Ry de nuevo, haciendo un gesto con la mano.

El mánager lo precede al salir del ascensor y un doctor les sale al paso.

—¿Mánager Cheol? —El aludido asiente—. Querría hablar un momento con usted sobre Jung Jae-Hee.

Ry hace un gesto en dirección a la habitación de su compañero y los deja a solas. Consigue escuchar algo sobre darle el alta al día siguiente, pero sigue su camino. Antes de entrar, le llega el sonido de unas ruedas deslizándose por el suelo y pone los ojos en blanco. Descubre a Jaehee detenido en mitad de la sala, arrastrando consigo el gotero.

—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta mientras se quita la gorra.

—Irme.

—Tú no vas a ningún lado.

—Ya verás que sí, y tú me vas a ayudar, ¿verdad? Déjame tu chaqueta y tu gorra, me pondré una mascarilla.

—Estás loco, ¿sabes lo plagado de prensa que está el hospital?

Los ojos de Jaehee están sombreados por unas profundas ojeras que destacan sobre el resto de la cara. Duda que haya pensado siquiera en la prensa o en que se encuentra en un hospital. Ry traga saliva al toparse con su mirada. El ritmo que llevaban con las prácticas era agotador, pero ahora es cuando se lo nota.

—Tengo que ver a los chicos. D. Sun querría… —A Jaehee se le quiebra la voz.

Ry lo rodea en un abrazo firme y el chico esconde la cabeza en el hueco de su cuello.

—Lo sé, pero, si te vas ahora, después te pondrán problemas para asistir al funeral.

Un sollozo rompe la garganta de Jaehee.

Porque sabe que tiene razón.

Martes 4 de septiembre

12:00 a.m.

Nowadays Entertainment — Despacho del director Lee

—¿Me permite el bolso y su reloj? —pregunta la secretaria alargando un brazo y agarrando su propio antebrazo con la otra mano.

Ese gesto le recuerda a Iseul todo el tiempo que ha pasado tras un mostrador, haciendo exactamente lo mismo, pero ahora por fin va a poder trabajar en lo que más le gusta. Le entrega el bolso y se desabrocha el reloj de pulsera.

Mientras la joven revisa el interior del bolso, en el que Iseul sabe que solo encontrará una cartera, una crema para manos y un par de caramelos, aprovecha para alzar la vista en la sobria sala de espera en la que se encuentra. Siempre ha querido ser mánager de una gran compañía; ayudar a los artistas y aprender de ese mundo que tanto le fascina.

Fue la razón por la que Yeosu se le quedó pequeña muy pronto y quiso marcharse a la gran ciudad, conociendo de primera mano el lugar donde nacían los sueños de la industria del entretenimiento.

Nowadays Entertainment es la cúspide de la cadena en el sector, para Iseul no hay ninguna otra empresa que los supere. Por eso tiene claro que debe entrar allí, por eso le ha dedicado todos sus esfuerzos al largo proceso de selección que culmina en la entrevista que está a punto de realizar.

Porque el director Lee entrevista a todo el personal que contrata. Se dice que nada de lo que hayas hecho importa hasta que entras en su despacho. Le sudan las manos mientras recupera el teléfono móvil con un «gracias» susurrado y lo mete en el bolso. Solo puede intentar adivinar lo que va a encontrarse dentro, en ninguno de los artículos que ha leído sobre el tema se habla de esa última reunión, pero no permitirá que la presión pueda con ella.

Sabe que es la persona idónea para el cargo, aunque solo sea una baja por maternidad. No le ha importado que haya tenido que estar meses realizando tareas engorrosas en la empresa.

—Señorita Shin, ya puede entrar, el director la está esperando —dice la secretaria indicándole la puerta.

Iseul se cuelga el bolso del hombro y camina con una decisión que no siente, los botines suenan firmes, pero para ella son como los latidos acelerados de su corazón.

Llama a la puerta con suavidad y espera hasta escuchar la voz del director dándole paso. El despacho es igual de sobrio que la sala de espera, hay un par de sofás alargados color café alrededor de una mesa baja de cristal. Las paredes están cubiertas por los discos de los grupos a los que Nowadays Entertainment representa. Iseul no puede evitar fijarse en el último álbum recopilatorio de St!gma, con el concepto de la amistad transmitido a través de colores vibrantes. Después su atención recae al otro lado de la habitación, donde un gran ventanal muestra el contorno de Gangnam desde una posición privilegiada y, en el centro, se recorta la silueta del director Lee, que la observa con atención.

—Buenos días —la saluda el director.

Iseul se inclina, haciendo una reverencia respetuosa, y le devuelve el saludo. Se incorpora a tiempo de ver cómo el hombre le señala los sofás y sigue la indicación. El director Lee es un hombre de mediana edad, con el cabello engominado hacia atrás y unas cejas prominentes que le otorgan personalidad. No es en absoluto diferente a como Iseul lo ha visto cientos de veces en las redes sociales o en la televisión.

—Muchas gracias por recibirme —dice Iseul tomando la mano que le tiende.

—He estado siguiendo su particular caso con interés, señorita Shin. Siéntese, por favor.

Iseul nota los nervios a flor de pie cuando el director Lee resulta ser tan franco desde el principio. Toma asiento y se coloca unos mechones cortos detrás de la oreja.

—La verdad es que es una gran oportunidad —reconoce Iseul.

—¿Aunque sea algo temporal? —tantea el director Lee.

Iseul asiente con una pequeña sonrisa. Sabe que una de las mánager de St!gma acaba de empezar su baja por maternidad y que, durante varios meses, necesitarán un reemplazo para cubrir el puesto. Que lo más seguro es que, en cuanto termine ese permiso, Iseul no sea necesaria porque el personal de St!gma es muy reducido. Aun así, está dispuesta a aprovechar la oportunidad.

—La mánager Park es irreemplazable en ese equipo, yo solo querría llevar a cabo sus tareas mientras está de baja y aprender para desempeñar mi papel lo mejor posible —contesta Iseul con aplastante seguridad.

—Bien. Como seguramente sepas, estamos en un momento bastante delicado con St!gma. No solo tenemos el comeback a la vuelta de la esquina, sino que la situación de Jaehee nos obliga a pensar en la posibilidad de posponer el estreno a después de la gala como mínimo. ¿Qué piensa de ello?

El director Lee se acomoda en el sofá y se lleva unos dedos a la barbilla, prestando atención a lo que Iseul va a responder. A pesar de que es el momento que ha estado esperando, el único para demostrar que merece ese puesto, tiene la horrible sensación de que va a fastidiarlo, diga lo que diga. Nada será suficiente. Por eso decide no pensar en lo que todos los manuales de management aconsejan y da la respuesta que siente en el fondo: