57Fish, Professional Correctness , ob. cit., p. 1.
58Ibíd., p. 1. Convendría matizar un poco esta dicotomía, teniendo en cuenta para la historia de la universidad estadounidense el impacto del macartismo y la resistencia que engendró. Para una visión algo benévola del fenómeno, véase Adam Ulam, The Fall of the American University , Nueva York, Library Press, 1972, especialmente pp. 61-62, y Michael Paul Rogin, The Intellectuals and McCarthy: the Radical Specter , Cambridge, Mass., The MIT Press, 1967. Lo mismo ocurre con los movimientos estudiantiles posteriores, que han sido muy estudiados.
59Llamé a esta euforia crítica “el discurso de la dependencia”, en “La crítica argentina y el discurso de la dependencia”, en Críticas , ob. cit. Para una discusión de lo que allí postulo, véase el excelente trabajo de José Luis de Diego ¿Quién de nosotros escribirá el Facundo ? , ob. cit., especialmente “Los libros: ‘nueva crítica’ y nueva literatura”, pp. 85-103.
60Esta lógica que aunaría el discurso de la literatura con el universitario (ambos tienen la posibilidad de “decirlo todo”) fue desarrollada por Jacques Derrida. Véase Passions , París, Galilée, 1993, y “Las pupilas de la Universidad”, en “¿Cómo no hablar?” y otros textos , Barcelona, Anthropos, 1989.
61Dalmaroni, ob. cit.
62Josefina Ludmer, El cuerpo del delito. Un manual , Buenos Aires, Perfil, 1999.
63Max Weber, “La ciencia como vocación”, en Ensayos de sociología contemporánea , vol. I, Barcelona, Planeta-Agostini, 1985, p. 82.
64Para una discusión crítica de las relaciones entre la universidad estadounidense y el comercio, la industria y las grandes multinacionales, y de su repercusión institucional, véase Donald G. Stein (ed.), ¿Buying In or Selling Out? The Commercialization of the American Research University, New Brunswick, New Jersey y Londres, Rutgers University Press, 2004.
65Weber, ob. cit., pp. 83-84.
66Martín Kohan, Narrar a San Martín , Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2005.
67Sandra Contreras, Las vueltas de César Aira , Rosario, Beatriz Viterbo, 2002; Julio Premat, La dicha de Saturno. Escritura y melancolía en la obra de Juan José Saer , Rosario, Beatriz Viterbo, 2002.
68Julio Premat escribió su tesis (presentada en la Université de Paris III) sobre Haroldo Conti y Antonio Di Benedetto. Claramente no solo defiende su persistencia en criterios que él mismo percibe como “anacrónicos” (p. 13, ob. cit.), sino la validez de su trabajo anterior.
69Premat, ob. cit., pp. 12-13.
70“Hacen entonces lo que ya casi no se hacía, esto es, una lectura en sentido clásico, la lectura conjunta de la obra de un autor” (Martín Kohan, “Dos recientes lecturas modernas”, ob. cit., p. 84).
71“[C]reo que […] el imperativo del corpus […] y la resistencia ante la categoría de obra y autor proviene más de la academia americana, en todo caso de la lectura que la academia americana hace del postestructuralismo francés, y en buena medida de su orientación hacia los estudios culturales, cuyos objetos de estudio (posnacionalismos, fronteras, minorías, marginalidades, géneros, estado, hegemonías y políticas de resistencia, etc.) se nos han vuelto hoy los objetos hegemónicos de la crítica” (Sandra Contreras, “Intervención”, ob. cit., p. 89). El adjetivo “culturalista” no lo ha deslizado Contreras, sino yo.
72Lo mismo observa Miguel Dalmaroni: “[…] la subjetividad autoral, la ‘función autor’ o la ‘figura’ de autor forman parte de las más poderosas condiciones simbólicas y materiales de existencia histórica de la literatura y de algunas otras prácticas discursivas y artísticas” (Dalmaroni, ob. cit.).
73Véase el muy transitado “¿Qué es un autor?”, en Michel Foucault, Entre filosofía y literatura , Barcelona, Paidós, 1999, y Jacques Derrida, Signéponge , París, Seuil, 1988.
74Dalmaroni, ob. cit.
75En un momento de vacilación terminológica, Dalmaroni llama “artístico” al “posible filosófico”: ver la nota 7 de “Corpus crítico, corpus de autor, corpus histórico emergente”: “Por supuesto, la calificación de ‘filosófico’ para este posible es provisoria y tentativa; según la idea de ‘composición’ que uso para describirlo, podría también calificárselo de musical, o mejor aún, artístico ” (subrayo yo).
76Contreras, ob. cit. pp. 90-91. Se refiere a “Temporalidades del presente” que Ludmer publicó en el Boletín del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria , núm. 10, 2002, pp. 91-112.
77En rigor, Dalmaroni discute también los criterios historiográficos utilizados por María Teresa Gramuglio en el tomo VI, El imperio realista , de la Historia crítica de la literatura argentina , dirigida por Noé Jitrik, Buenos Aires, Emecé, 2002.
78“[…] es seguro que en la Argentina algunos sí consiguen trabajo en universidades o en el Conicet, donde el control sobre los principios de lectura es muchísimo más liberal: nadie queda al margen por haber escrito una tesis sobre autor (así que aquí nadie tendría por fuerza que renunciar a escribir una, a excepción de que se crea obligado a legitimar su práctica menos por el poder de convicción de esta que por la concordancia de sus presupuestos con los de ciertos circuitos que garantizarían alguna clase de impacto o de beneficio simbólico o económico” (Dalmaroni, ob. cit., nota 1).
79No creo, sin embargo, que “el relato de las vanguardias” esté en el mismo plano u orden explicativo que los “grandes relatos” de los que habla Lyotard.
80Jorge Panesi, “Las operaciones de la crítica: el largo aliento”, en Alberto Giordano y María Celia Vázquez (comps.), Las operaciones de la crítica , Rosario, Beatriz Viterbo, 1998. Me permito recordar dos acotaciones: a) “‘Largo aliento’ califica un gesto abarcador que señala dilatadas y determinantes zonas literarias, culturales, sociales, políticas; este gesto crítico intenta aprehender y extraer de allí nudos, figuras, desplazamientos decisivos, con el fin de que, al construirse, muestren un funcionamiento cultural y sus transformaciones. Aprehensión histórica global, condensada en una sinécdoque significativa. En este caso, todo el siglo XX…”; b) “‘El tema’ debe ser sometido a un proceso de formalización, de relativa abstracción, lo que permitirá construir un sistema relacional estricto y, en definitiva, postular leyes de funcionamiento que se extraen de este tramo crítico privilegiado (el momento ‘auto’ de la operación), el momento de constitución del corpus o el corpus como sistema”.
81Martín Prieto, Breve historia de la literatura argentina , Buenos Aires, Taurus, 2006.
82Kohan, ob. cit., pp. 39-40.
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