Tabla 15. Fases de un benchmarking típico
Fase |
Contenidos |
Planeación |
Identificación del objeto a evaluar mediante el benchmarking, formación de un equipo evaluador, definición de medidas de desempeño, identificación de los objetos de comparación y de las fuentes de información |
Análisis |
Elaboración e interpretación de los datos, identificación de las brechas de desempeño, análisis de las razones potenciales que subrayan esas brechas de desempeño |
Control y revisión |
Revisión de la implementación de los planes y políticas de acción, identificación de las desviaciones, retroalimentación dentro de la nueva fase de planeación. |
Adaptado de Polt (2002).
Entre best practice y good practice
Una buena parte de la literatura sobre benchmarking asume que las organizaciones quieren ser las mejores en su clase. Sin embargo, esta retórica no es siempre consistente con la práctica. En el mundo empresarial es central la asunción de que “lo mejor” depende del contexto. Este punto es más crítico cuando el benchmarking alude al sector público, donde las organizaciones o programas, antes que ser mejores que las otras esperan adecuar su desempeño y los objetivos de política pública a los que responden.
La búsqueda de la mejor práctica enfatizada por las teorías de management muestra la influencia del postulado neoinstitucionalista sobre el isomorfismo organizacional: las organizaciones tienden a volverse más similares, y legitimar sus conductas mediante “mitos y ceremonias”. Sin embargo, el abuso de la noción de mejores prácticas restringe la riqueza del método, al ignorar los contextos organizacionales, políticos, sociales, relacionales e institucionales de dichas prácticas (Francis y Holloway, 2007). Sin embargo, la idea de buenas prácticas como conjunto de procesos y mecanismos de éxito, puede ser un punto de referencia para cambios y mejoras organizacionales.
El método de benchmarking en el campo de las políticas en ciencia y tecnología: primeras experiencias y debates
La extensión del benchmarking a organizaciones y procesos del mundo no empresarial ha llegado recientemente a las instituciones públicas y en especial al campo de las políticas en ciencia y tecnología. En los últimos años, la OCDE y la UE han desarrollado ejercicios de benchmarking, buscando mejorar las políticas nacionales de ciencia y tecnología. En la UE, las prácticas se han dado en el marco del método abierto de coordinación que busca apoyar objetivos políticos comunes, como los del acuerdo de Lisboa del año 2000. [23]Con dicho fin, se han desarrollado tres ejercicios nacionales de benchmarking del sector de ciencia y tecnología (Paasi, 2005).
Tabla 16. Experiencias de benchmarking colectivo en la UE
Actividad |
Contenidos |
2001: Indicadores para el benchmarking de políticas nacionales de investigación |
En 2001, la UE desarrolló una primera serie de indicadores como parte de una primera fase de un ejercicio de benchmarking. El ejercicio fue pensado como una oportunidad de aprendizaje político, ayudando a mejorar los desempeños nacionales por medio de la mejora de diseños y prácticas políticas. El trabajo respondió al mandato de la Estrategia de Lisboa del año 2000, de establecer un método abierto de coordinación. Y más específicamente, al de crear una metodología de benchmarking que diseñara una lista de indicadores sobre cuatro temas clave: recursos humanos en ciencia y tecnología; inversión pública y privada en investigación y desarrollo; productividad en ciencia y tecnología, y su impacto en la competitividad económica y el empleo. |
2001 a la actualidad: ranking europeo de innovación. European Innovation Scoreboard (EIS) |
Este ranking nace como una actividad de los distintos ejercicios de benchmarking que la UE solicita a sus organismos, en respuesta al mandato del Consejo Europeo de Lisboa-2000 de conformar un área europea de investigación. El primer ranking creado en 2001, analiza estadísticamente datos de 17 indicadores para los países miembros de la UE, Estados Unidos y Japón, en 4 áreas: recursos humanos; creación de conocimientos; transmisión y aplicación de nuevos conocimientos, e innovación financiera, productos y mercados. El ranking del año 2007 utiliza 25 indicadores agrupados en cinco dimensiones: conductores de la innovación (innovation drivers); creación de conocimiento, emprendimiento, aplicaciones y propiedad intelectual. En la edición se analizan los desempeños en ciencia y tecnología de los 27 Estados miembros actuales de la UE, más Croacia, Turquía, Islandia, Noruega, Suiza, Japón, Estados Unidos, Australia, Canadá e Israel. |
2004 a la actualidad: European Trend Chart on Innovation (ETCI) |
El European Trend Chart on Innovation es un instrumento de benchmarking que busca apoyar el aprendizaje político transnacional (Paasi, 2005), identificando ejemplos de buenas prácticas que mejoren las bases de conocimiento de los policy-makers en el sector de ciencia y tecnología. El ETCI incluye una base de datos, reportes de políticas en ciencia, tecnología e innovación y workshops, donde se combina el análisis, el aprendizaje y el desarrollo de políticas. Incluye análisis temáticos y anuales de los sistemas de innovación de 39 países, los 27 miembros de la UE más 12 externos entre los que se incluye Canadá, Estados Unidos, Brasil, Rusia, China, India y Japón. |
Elaboración propia con base en: UE (2001b, 2001c); y UNU-MERIT (2008).
En sus inicios, la aplicabilidad de esta perspectiva de benchmarking para la evaluación de políticas en ciencia y tecnología en la UE fue un tema de intenso debate de los grupos de expertos e involucrados.
Desde la academia, surgieron cuestionamientos al desarrollo de los ejercicios de benchmarking colectivo. Lundvall y Tomlinson por ejemplo, destacaron que la aplicación acrítica del benchmarking sería un ejercicio ingenuo (naive benchmarking). Desde su óptica, las comparaciones que no consideraran el peso del contexto local, regional, sectorial, nacional, podrían derivar en decisiones políticas con peligrosas implicaciones sociales. En ese sentido, el benchmarking, ante todo, debería asistir a los policy-makers a discernir qué buena práctica puede ser transferida, y hasta qué grado, hacia otros contextos disímiles (Kastrinos, 2005). Esto permitiría reconocer los componentes totales del éxito de las políticas en ciencia y tecnología y su naturaleza sistémica, pero también buscando la comprensión de los factores críticos que determinan malas prácticas (Radaelli, 2003).
El uso del benchmarking en la industria, está claramente establecido en la industria como herramienta de gestión que permite mejorar la productividad por medio de la comparación de los procesos industriales, y del aprendizaje de las empresas con el mejor desempeño. Cuando este instrumento se transfiere al campo de la ciencia y la tecnología, su aplicación es limitada, ya que tres elementos hacen complejo el proceso:
1 las políticas poseen una pluralidad de objetivos que ningún indicador unitario puede cubrir;
2 la relación entre la intervención política y el cambio en los resultados obtenidos no puede establecerse de forma automática;
3 los efectos de las políticas poseen un alto grado de dependencia del contexto. No existe una sola forma de diseñar una política exitosa. Algunos elementos que pueden funcionar en el contexto de un sistema de innovación, pueden fracasar en otro. Ejemplos de esos errores pueden derivarse de otros campos políticos, como los intentos fallidos de emular el tipo de flexibilidad del mercado de trabajo de los Estados Unidos en algunos países de Europa (Polt, 2002).
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