—Anda, dinos. No seas tan osado para seguir alargando las cosas —pide Stefano con impaciencia y suelto una pequeña risotada.
—Mis padres están muy contentos de que hoy pueda ser yo quien les trasmita esta noticia. Como ya dije, no llegamos con los tiempo para dar una muestra variada, pero sí una donde se refleje el trabajo y el esfuerzo de una de las personas más importantes de esta academia —la intriga comienza a rondar el sitio—. Me refiero a un hombre que ha comenzado a trabajar aquí casi a la par de mis padres y sé que ellos lo adoran tanto como él a ellos.
»No voy a alargar más las cosas porque sé que probablemente ahora estén queriendo, con locura, saber a qué me refiero. La institución brindará una muestra especial, la cual se estima que se podrá hacer entre los meses de marzo y abril. Esta muestra será total y absolutamente dedicada al tango, todo para honrar a una persona: nuestro querido Stefano.
Rápidamente la persona mencionada pasa a tapar su boca del asombro mientras todas aplauden. Puedo ver a Aline entusiasmada en su lugar, ella realmente está feliz de la noticia.
—¿Es en serio? —pregunta Stefano al ponerse de pie y acercarse una vez más a mí. Detrás puede oírse el murmullo de las chicas.
—Sí, Stef. Todos sabemos el amor que le tienes a esta academia, a la danza en sí, y te mereces semejante reconocimiento. Toda una muestra hecha para ti.
No pasan tantos segundos hasta que me abraza efusivamente, palmeo su espalda para darle ánimos. Está muy emocionado, hasta podría afirmar que está temblando.
—¿Lo dices en serio? —pregunta mientras se separada de mí.
—Completamente en serio.
—¡Chicas, tendremos una muestra de tango! —exclama felizmente a la vez que se posa frente a todas las alumnas, quienes comienzan a aplaudir. Se puede apreciar cuán conforme están con la decisión que han tomado mis padres, eso me complace.
Algunas pocas se atreven a pararse para felicitar a Stefano, otras van tomando valor al ver a sus compañeras y terminan todas aproximándose al hombre que se ha dedicado a dar siempre lo mejor de sí.
—¿Se sabe cómo estarán conformadas las parejas? —pregunta una chica de cabello castaño, tiene un aspecto muy adorable. Pareciera tener alrededor de unos dieciséis años.
—¡Ah, eso! Ya me estaba olvidando —respondo—. Según me han comunicado mis padres, esta muestra contará con la ayuda de todas las clases, pero principalmente de los chicos que están en afro, contemporánea y urbana, ya que ellos podrán tener una mayor coordinación por sus profesores. Sin embargo, pueden participar todos los que quieran, solo se debe aclarar cuántos nú
meros serán y cuántos profesores accederán a ayudar y participar. Tú, mi querido Stefano, te encargarás de la dirección total.
—¡Ay, siento que estoy muriendo! —chilla a la vez que da palmaditas—. ¿Cuándo podríamos comenzar a coordinar?
—Pues, podrías pasar por la oficina cuando termines de dar la clase. Yo tengo cierta información, pero si quedan dudas podremos llamar a mis padres.
—¡Genial!
Vuelve a abrazarme y sonrío ampliamente. Se siente tan bien hacer que las personas sean felices, es como reconfortante. En síntesis, me gusta estar aquí y más para dar este tipo de noticias.
Me despido y les digo que pueden continuar con la clase, que me disculpen por haber interrumpido, sin embargo todas dicen al unísono que semejante noticia no es molestia. Entonces es cuando estoy por salir que vuelvo a mirar hacia un lugar en específico, donde la persona que se encuentra allí me dedica una sonrisa entusiasmada.
Ojalá que esto signifique que, aunque sea, le caigo algo mejor.
*
—Entonces, la semana siguiente, ya podremos comenzar con los ensayos —dice Stefano al salir del despacho.
—Sí, cuando a ti te parezca pertinente. Si quieres, puedes ir formando las parejas de la manera que creas más correcta, o no sé, quizás puede elegir cada una de las chicas.
—Creo que será mejor que ellas elijan. Creo que se conocen con los demás chicos, así que prefiero que elijan por sus propios medios a que yo lo haga y cause algún tipo de molestia.
Asiento. Al fin y al cabo él es el que más conciencia tiene sobre todo dentro de los salones, así que no tengo por qué oponerme.
—En serio, Ben. Muchísimas gracias por la confianza —su tono cambia a uno más conmovido y le dedico una sonrisa afectuosa.
—No tienes nada que agradecer, Stef. Sé perfectamente cuánto amas tu trabajo, sé también cuánto te quieren mis padres por todos los años que has compartido con ellos aquí, así que la deuda contigo es gigante.
—No seas tonto. Yo amo este lugar, no lo hago por nada a cambio, sin embargo comprendo que hay pocas personas que se entregan en su totalidad a su trabajo.
—Pocos lo hacen como tú —palmeo su hombro y apoya su mano sobre la mía—. Que tengas un buen día, profesor homenajeado.
—¡No me digas así que se me eriza la piel! —río ante su tono gracioso—. Igualmente, mi querido Ben. Nos vemos.
Asiento ante su despedida y procede a salir por el pasillo para dirigirse a la salida. Apoyo mi espalda en el marco de la puerta mientras lo observo, lo cual me hace darme cuenta que a su edad se mantiene muy bien físicamente.
—Lo has hecho bien, Dómine —oigo que una voz que se me empieza a hacer conocida. Al darme la vuelta me encuentro con los ojos color miel más bonitos que he visto.
—¿A qué debo este halago? —pregunto. Aline no puede quedarse sin hacer un gesto, por lo que enarca su ceja derecha.
—Porque hoy demostrarte que sí puedes hacer las cosas bien, digo, has comunicado de una buena manera lo que tus padres piensan hacer de la muestra.
—Me siento honrado, más por el hecho de que seas tú quien reconozca mi esmero —bromeo—. En fin, gracias por tus sinceras palabras.
Aline, quien está apoyada contra la pared que está frente a mí, me observa detenidamente. No me siento intimidado, he de entender que estará buscando algo con qué mofarme.
—Creo que siempre debe haber alguien que nos haga ver cuando hacemos las cosas bien o mal —se despega de la pared—. Era solamente eso. Nos vemos mañana.
—Nos vemos mañana.
Sin expresar nada en especial, se encamina hacia la salida y puedo notar, debido a mi perspectiva privilegiada, que la danza evidentemente hace un gran trabajo en el físico de las mujeres.
Aline es alguien muy digna de apreciar detenidamente.
Al ver que desaparece al irse hacia la derecha en el final del pasillo, me adentro en la oficina y suspiro. Ahora que tenemos en claro qué es lo que haremos en torno a la dichosa muestra, sé que me tocará trabajar mucho y, además, relacionarme más con los alumnos. No me desagrada, supongo que puede ser una buena experiencia.
Más si en esa experiencia me veo acompañado por las buenas observaciones de Aline sobre mi actuar.
Capítulo 12
Pareja dispareja
Aline
Tenemos una muestra de tango a la vista, una preciosa muestra de tango.
¡Dios, es mi momento!
Me he interesado en el tango desde que, una vez, vimos por la televisión un evento argentino donde trataba todo sobre ello y había unos números de bailes espectaculares. Desde allí comencé a buscar información al respecto, me informé y me encantó todo, desde la vestimenta hasta los pasos más pequeños que hacen de esa danza algo especial. Siempre busqué algún lugar en especial donde enseñen y, cuando me enteré que Stefano lo enseñaría, me volví absolutamente loca de la emoción.
No sé cómo aguantar mi felicidad y emoción, realmente quiero mostrar que puedo aprender varias cosas junto a Stefano y, el hecho de que no se haya sabido nada hasta hoy, me tenía bastante desanimada. Siempre fui de las chicas que acceden a cada evento, puesto que la danza para mí es la manera más hermosa e idónea para poder trasmitir nuestros sentimientos y, además, descargar todo lo que nos tenga presionados.
Читать дальше