Resistencia al cambio en la historia de la contabilidad
El término resistencia al cambio se toma de una literatura de estudios organizacionales de tendencia liberal de la década de 1970, que intentó ‘explicar’ la oposición de los empleados a las innovaciones generadas, en última instancia, por falta de cualificación y, finalmente, los llevó por fuera de la organización (Allen, 1975; Aronwitz y DiFazio, 1994; Baritz, 1960; Braverman, 1998; Leavitt, 1964; Shaw, 1975; Taylor, 1967), Inspirada por el espíritu de los Estudios Hawthorne de la Clínica Mayo (Shaw, 1975), esta investigación se propuso encontrar la manera de manipular a los trabajadores (en las palabras de una de las dirigentes sindicales) en vacas dóciles (Shaw, 1975).
La literatura sobre resistencia al cambio y la historia de África comparten en sí una causa común con los trabajadores: sus voces son silenciadas y sus componentes siguen padeciendo las privaciones materiales. En el caso laboral, los trabajadores gozan de una disminuida participación de la riqueza social que producen; en el caso de los africanos, estos siguen sufriendo la represión residual de las relaciones sociales de la colonia.
Para comenzar con esta exposición de la situación africana, se ofrece un ejemplo que es a la vez irónico y apócrifo, con el fin de reproducir una imagen de los objetos que se muestran en este artículo: la autora, de origen africano, debió pagar la cantidad de 150 euros por los derechos al Museo de Ciencias Naturales de Bélgica. Así, los ciudadanos africanos están (actualmente) en la obligación de pagar por el privilegio de usar imágenes de los artefactos robados de su país a quienes fueron sus amos coloniales (Bélgica). Mientras que, por otro lado, estas imágenes se pueden descargar de Internet a coste cero. Así, Bélgica sigue llevando a cabo la violación económica de una colonia una vez saqueadas sus materias primas, dejándolos empobrecidos. Cuando se le preguntó por los autores, el funcionario del museo no vio ningún dilema moral en la exigencia de este cobro.
Reprimiendo el registro del pasado colonial de África
Hoy en día, hay un movimiento fuerte para el retorno de los tesoros nazis robados a sus propietarios europeos. No hay tal clamor por el regreso de los artefactos de África (como el hueso de Ishango). Por ejemplo, es ampliamente considerado como un acto de blasfemia aplicar el término Holocausto a cualquier otro evento que no sea el de los cinco millones de judíos que fueron exterminados por los nazis. Pero ¿de qué otra manera vamos a describir la tragedia de la época colonial, cuando unos 30 millones de africanos (9 de cada 10) fueron arrojados al mar en su viaje a la ‘Tierra Prometida’? (Diop, 1974, 1991). Un destino similar de falta de memoria histórica se mide por los colonizadores europeos a los 30 millones de americanos nativos – ¿genocidio u holocausto? –; un millón de habitantes de Ruanda; o los cinco millones de armenios –de nuevo: ¿genocidio u holocausto?–.
La falta de voluntad de Europa (en particular) para decir “lo sentimos” puede tener una motivación más cínica para evitar demandas de reparación. Hay estudios que muestran que el crecimiento de la economía estadounidense se debe, en buena medida, a los aportes de mano de obra esclava africana americana y, posteriormente, al trabajo asalariado barato (James, 1963).
Además, tenemos aún un intento más extraño por evitar asumir responsabilidades. Este fue proporcionado por el primer ministro británico Gordon Brown, quien, siendo líder del (Nuevo) Partido Laborista, escandalosamente ofreció una vergonzosa reescritura de la historia del Imperio británico en la India, alegando que “No todo era malo, les dimos, por ejemplo, los ferrocarriles” (Brendon, 2007). Es de suponer que solo un líder del ‘nuevo’ Partido Laborista se atrevería a tal patraña indecorosa.
Esto fue realmente producto de un descuido histórico del entonces académico escocés, el Dr. Gordon Brown; a quien no le gusta que se le recuerde que él tiene un doctorado, ya que podría disminuir su imagen de hombre del pueblo . Probablemente, ‘el pueblo’ no incluía indios o africanos. El Dr. Brown, en algún momento historiador, no se dio cuenta de que los ferrocarriles fueron construidos sobre la base del trabajo forzoso, donde muchas vidas se perdieron en este regalo británico maravilloso para la India.
Contribuciones de la contabilidad a la represión del pasado colonial en África
En 1980, se publicó Hacia una economía política de la contabilidad (en una revista contable). Pero, seguramente, esta publicación no fue una tarea fácil. El documento se presentó, en un principio, para una revista de contabilidad, en 1976, y rechazado por dos evaluadores, quienes dieron las ya conocidas negativas revisiones en las revistas académicas; la frase lacónica fue “esto no es contabilidad” 5.
Sin desanimarse, los autores decidieron subir la temperatura. Primero, se presentó una versión de la investigación en la prestigiosa reunión de la Asociación Británica de Sociología, en Leeds en 1977. Segundo, una versión fue expuesta en una reunión de contabilidad en la Universidad de Oxford. Tercero, se publicó una versión en Crítica de la Antropología (Hoogvelt y Tinker, 1977) y, por último, otra versión fue publicada en la Revista de Estudios Africanos (Hoogvelt y Tinker, 1978).
En 1980, la presión sobre el editor de la revista contable fue intensa. Este estudio contable había sido estrenado en varios foros no contables. En una conferencia en la UCLA, organizada por uno de los autores, el artículo fue presentado y aceptado para su publicación en la revista patrocinadora (Tinker, 1980). Pero había un problema. La publicación estaba condicionada a permitir una refutación realizada por el editor, dicho último comentario iría acompañando el original y los autores del original no tendrían ninguna oportunidad de responder (Cooper, 1980). Afortunadamente, la refutación fue tan mediocre que tal concesión no fue una pérdida grave.
El relato anterior no pretende ser una expresión de amargura o arrepentimiento. Demasiada agua ha pasado bajo el puente para calmar las emociones. Más bien, se trata de ofrecer esta experiencia como un ejemplo de la táctica de la perseverancia necesaria para obtener una publicación africana.
Lo que sigue es un resumen del artículo de Tinker (1980). Es el primer documento sobre La Contabilidad para el colonialismo que aparece en la literatura contable. En ese sentido, se destaca como un hito en la historia de la contabilidad de África y debe tenerse en cuenta que Ankie Hoogvelt fue fundamental para hacer posible dicho estudio. Ankie es una reconocida ‘socióloga de países en desarrollo’, con varios libros de éxito sobre el tema a su haber (Hoogvelt, 1975, 1982).
La investigación comenzó con los datos de contabilidad de 70 años de la compañía minera Delco que se derrumbó durante la última visita de Hoogvelt a Sierra Leona. Ella regresó con los registros contables a su Departamento de Sociología de la Universidad de Sheffield. Entonces, le llevó estos registros a una colega en el Departamento de Contabilidad de la Escuela de Negocios, alguien de quien había oído era una contadora marxista (la autora de este artículo).
La empresa Delco había sido un importante empleador en la zona y, después de 70 años de minería, la empresa simplemente creció y se fue. Hoogvelt utilizó los registros financieros para plantear unas simples, pero profundas y preocupantes preguntas: “¿Por qué los registros muestran una empresa tan rentable durante tantos años y, sin embargo, en última instancia, abandonó la comunidad en Sierra Leona? ¿Por qué esta calamidad no se registró en ninguna parte de los documentos?”.
Читать дальше