En el año 1992 atravesé una profunda crisis en mi ministerio, durante la cual tuve que rendir cuentas ante mi propia conciencia sobre mi trabajo y tomar una decisión respecto a si iba a volver a Alemania o seguiría ministrando en Argentina. Después de varios meses de intensa oración tuve la siguiente visión: sobre una plataforma estaban parados los miembros de mi Iglesia Misionera de Alemania. No reconocí a nadie en especial, mas sabía que era mi iglesia, aquella que me había enviado junto a nueve misioneros y nos había sustentado con mucha perseverancia y amor durante tantos años.
En la visión pude ver sobre sus cabezas una inmensa corona. Entendí en mi corazón que esta corona pertenece a las iglesias misioneras en todo el mundo, las cuales se jugaron por el último gran mandato de Jesús y así probaron la más desinteresada consagración, los mayores sacrificios, la mayor disposición a sufrir, y demostraron unidad, paciencia y madurez espiritual.
Entendí que los verdaderos héroes y vencedores que engrandecieron países y continentes delante de Dios fueron gente como ellos. Por causa de estos cristianos verdaderos, en su época Dios engrandeció países como Inglaterra, Alemania, Suecia, Estados Unidos y Corea.
Después cambió la visión, y vi multitudes de hermanos latinoamericanos en un movimiento creciente, como niños entusiasmados. Dentro de mí percibí la voz de Dios que decía: “Ayuda a mi pueblo en Sudamérica a hacer misión. También a ellos quiero alcanzar esta corona”. Junto con estas palabras fueron renovadas mis fuerzas, mi fe y mi unción. Sé que la mayor bendición espiritual o material no es la que recibimos, sino la que damos.
A partir de esta experiencia, como iglesia hemos podido realizar muchos cultos misioneros, conferencias, proyectos y misiones en Cuba, Paraguay, Bolivia y muchos lugares de Argentina. Se abrieron puertas como nunca lo habíamos soñado. No todas las congregaciones se abren a la visión, pero las que lo hacen experimentan una renovación de su mente, como dice Romanos 12:2. Son cambiados en su mentalidad teológica, trasladados de una laguna de sal a la rivera de un río maravilloso como dice Ezequiel 47.
En Mateo 24 el Señor predice el desenvolvimiento de la historia cristiana. En los versículos 1 al 13 muchas señales negativas asustan y paralizan. Desde afuera: guerras, terremotos, pestes, etc.; desde adentro: seducción, traición y enfriamiento. Muchos movimientos cristianos a lo largo de la historia se transformaron en lagunas de sal.
Mas Mateo 24:14 nos da esperanza: habrá cristianismo verdadero, vivo, no solo teológicamente limpio. Este río se caracteriza por cumplir el mandato de Jesucristo de predicar el evangelio en todos los grupos étnicos de esta tierra. Sabemos que recién hemos puesto los pies en el borde del río. Dios nos dio pruebas de su fidelidad y bondad. Debemos avanzar los próximos mil codos.
Entonces, el Señor llamó nuestra atención a la necesidad de los aborígenes guaraníes Mbyá. Fue como si Él nos hubiera dicho: “Si ustedes no logran implantar un verdadero y permanente testimonio, una iglesia autóctona en este grupo étnico de los guaraníes Mbyá, vuestra visión de misión permanecerá en el nivel del deseo, del sueño de un niño”. La primera conferencia de Misión Guaraní se realizó en la iglesia Peniel, en Jardín América en 1997.
Fase Dos
Sucedió entre los años 2003 y 2013. El número de comunidades Mbyá registradas y permitidas en la provincia de Misiones aumentó de veinticinco a más de cien. Durante la “Fase Uno” y a pesar de una creciente frustración, Dios confirmó la visión de “hacer misión en y desde Argentina”, especialmente entre etnias menos alcanzadas, es decir, sin iglesias autóctonas.
La impotencia nos llevó a reconocer que no se puede lograr el objetivo de una iglesia “autóctona” sin obreros que dediquen su vida entera primeramente a aprender la cultura y el idioma Mbyá. En 2001 nuestra desesperada oración fue: “Dios, danos una pareja joven y algo de tierra cerca de las aldeas donde no puedan expulsarnos más”. Al cabo de dos meses, Dios respondió esta oración y llamó a una pareja joven, mientras unos amigos nos prestaron terrenos pegados a varias aldeas.
Aquella joven pareja de misioneros, Jorge y Marilina Kelm, escribieron lo siguiente: “Luego de casarnos en el año 2003, realizamos juntos la Capacitación Misionera Transcultural en Córdoba y decidimos renunciar a nuestra vida y dedicarla al Señor en la obra misionera para servir y acompañar al pueblo guaraní Mbyá, que es el menos alcanzado de nuestro país”. Para más información, se pueden visitar los videos del canal de YouTube “MGM, Misión Guaraní Mbyá”, programas cuatro al seis.
Adoptados como Misioneros por la iglesia de Virasoro, Corrientes, en el año 2005 nos mudamos a Cuñá Pirú comenzando la tarea pionera en la Misión Guaraní, viviendo en el contexto al lado de las comunidades. A partir del año 2008 conocimos a Erich Bertuzzi y el equipo misionero de la Iglesia del Centro (Rosario). Desde entonces nos apoyan junto con otras iglesias. Actualmente desarrollamos la revisión y adaptación de la Biblia en el idioma guaraní Mbyá con dos traductores de Wycliffe: Bob Dooley y Ralph Reed, y Rodolfo Senn como consultor.
Es el tercer año consecutivo que recibimos del CCMT alumnos, futuros misioneros, por tres meses para realizar la parte práctica o inmersión transcultural, de los cuales tres actualmente están en el equipo de misión guaraní.
Pedimos oración por el trabajo de revisión, por el crecimiento espiritual de los líderes Mbyá que estamos discipulando en diferentes aldeas de la provincia, por las aldeas que abren sus puertas al evangelio, por los encuentros de familias que realizamos una vez al mes con hermanos guaraníes de más de diez aldeas y por el proyecto del primer instituto bíblico en el contexto guaraní en Cuñá Pirú.
A continuación, un resumen de los sucesos más importantes en esta segunda fase:
2002: Hicimos una oración decisiva para que Dios envíe una pareja joven de misioneros y a la vez podamos conseguir un terreno para las reuniones.
2003-2004: Hicimos la preparación transcultural de los Kelm.
2004: Tuvimos contacto con los Mbyá en Brasil, y junto con Manfred Weidh y Bob Dooley presentamos la Biblia Mbyá en Brasil.
2004-2005: Edificamos la Casa de los Misioneros en el terreno MG.
2005: Llegada del evangelista Mbyá, Brígido, desde Paraguay.
2006: Edificación del albergue en el terreno MG.
2007: Conseguimos agua para la comunidad de Cuñá-Pirú, donde también edificamos la Casa de oración.
2013: Expulsión de Brígido y el proyecto de la comunidad de “Nueva Esperanza”.
2015: Comienza la revisión de la Biblia “Mbyá” por el equipo Bob Dooley y Ralph Reed.
2016: El puente, albergue, escuela y futuro instituto bíblico para Nueva Esperanza.
Fase Tres
Se dio en el período comprendido entre 2013 y 2021, y si bien la fase dos significaba una intensificación enorme del trabajo, la meta de una iglesia autóctona Mbyá no se realizó. Las expulsiones y desaparición de los creyentes seguían, quienes eran vistos como una minoría. En 2009 me había retirado del pastorado de la iglesia Elías y comencé prioritariamente a supervisar Misión Guaraní. La iglesia local Peniel, de Jardín América, me llamó nuevamente al pastorado.
El número de comunidades Mbyá en la provincia se multiplicó a más de doscientas. Nuevamente surgió una oración desesperada: una sola pareja de misioneros no podía promover un movimiento. Las iglesias en Argentina difícilmente envían misioneros para un ministerio a largo plazo, que aun después de tres a cinco años no pueden sustentar su propio pastor. “¡Señor, envíanos más misioneros!”.
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