Ivana Pucheta - ¿Viajamos? A bordo de la vida

En este punto, cabe destacar que el proceso de “nueve lunas” que sigue una embarazada (sobretodo primeriza), es un viaje “per se”. Es decir, la flamante madre, durante esos meses viajará:

- A su pasado , recordando cómo era “ser hija”, cómo ha sido su madre para con ella, qué elije mantener de ella y qué no.

- Dentro de su presente : a través del cúmulo de emociones, pensamientos, cambios y descubrimientos que dispara ese momento especial de la vida.

- Hacia el futuro : imaginando cómo será su bebé, qué le gustara hacer, a quién se parecerá, si gozará de buena salud, cómo decorará el espacio para recibirlo, entre otras cosas...

Esto también es válido para el “papá”, aunque cada progenitor lo vivencia a su manera, considerando: la personalidad, el impacto producido, la historia y el tipo de crianza que han tenido cada uno.

Ahora bien, a la hora de planear un destino, los padres (de estreno o ya entrenados), suelen estar atentos a: si ese lugar es viable para estar con niños, si no es peligroso, si tiene juegos, etc. En el caso de las familias ensambladas, se suele optar por ejemplo por viajes donde conviven “los tuyos, los míos y los nuestros”.

A quienes les cuesta ir de vacaciones y des-conectar con su rutina laboral, llevarán todos los aparatos electrónicos para estar en contacto permanente con su trabajo, a pesar de estar en un lugar paradisíaco...son elecciones posibles también.

Para los que están solos, quizás el dinero y el tiempo ahorrado para las vacaciones sea mayor (ya que lo invierten en sí mismos). Puede que se vayan por un período largo a un lugar lejano, o a un lugar cercano por mucho tiempo, o a varios lugares. En fin, las combinaciones posibles se amplían (aunque no es una generalidad), depende de muchos factores que así sea...

3°) Adultez media

(Entre los 45 y los 65 años)

Pueden aparecen los nietos en la escena familiar y los “flamantes abuelos” comienzan con el cuidado de los mismos.

Se encuentra quizás transitando el acompañar a sus padres a transitar su viudez, o algún proceso de enfermedad de ellos.

Se comienza con los trámites para la jubilación, se piensa dónde y cómo quiero terminar la etapa de trabajo en relación de dependencia.

Se empieza a tomar conciencia que es mayor el tiempo vivido que por vivir.

Las personas suelen realizar una re-visión del propio camino transcurrido, y en muchos casos, se decide disfrutar la vida, invertir en “mimarse” haciendo cosas que se “eligen” hacer y no que se “deben” hacer; como viajar por placer.

Puede aparecer en este contexto, la intención de compartir viajes con personas que se encuentren transitando situaciones similares como: viudez, nido vacío, o volver a ser una pareja sin hijos.

Se visualiza una mayor cantidad de tiempo libre, con lo cual suele producirse un cambio a la hora de valorar y re-valorar el hecho de viajar.

(Desde los 65 años en adelante)

Grandes descubrimientos, libertades y una buena porción de disfrute y sabiduría.

Se produce una redistribución del tiempo libre ya que existen menos compromisos a asumir que en otro momento de la vida.

Duelo por el cuerpoArrugas, canas, nueva forma del cuerpo, procesos más lentos de pensamiento o movilidad física, olvidos, dolores; entre otros cambios físicos, funcionales y cognitivos.

Duelo por el trabajo en relación de dependenciaLa jubilación puede vivenciarse de distintas maneras: con ansiedad, angustia, alivio, libertad, desconcierto...Lo cierto que es un cambio que hay que transitar. Sería saludable a nivel individual o grupal optar por hacer actividades o proyectos nuevos en función de este cúmulo de tiempo libre que se experimenta.

Duelo por la parejaEs factible que se atraviese la viudez y un sentimiento de soledad que acompañe. Suele suceder en las generaciones pasadas que, por primera vez en la vida, ellos deben experimentar el “estar solo/a” porque han pasado de “la familia de origen” a la constitución de “su propia familia”. Cuestión que en muchos casos se torna difícil de sobrellevar, porque hay un sinnúmero de cosas que hay que aprender a hacer “desde cero y a esa edad”.Las nuevas generaciones es probable que al momento de llegar su viudez, ya hayan experimentado el hecho de estar/vivir solos y esto contribuya a transitar este duelo por el cónyuge de manera más liviana. De todos modos, existe una relatividad no sólo de generaciones, sino también de culturas, familias y personalidades que juegan un papel importante en este punto.

Duelo por la propia identidadEn la tercera edad, ocurre que muchas de las identidades que acompañaron por años, ya no están. Es decir “ser la esposa/señora/hija de”, “ser el gerente” de una empresa “ser la que tenía una memoria increíble”, hoy forma parte del pasado. En algunos casos se produce una crisis identitaria muy fuerte, ya que, frente a este panorama, se pone en jacke nuevamente el “¿quién soy?”.

Duelo por la casa donde habitaron con la familiaPuede pasar que cuando la viudez aparece, el adulto mayor (o sus hijos) toman la decisión de realizar una mudanza, a un lugar más pequeño o a otro lugar donde esta persona se encuentre acompañada o cuidada. Este sitio puede ser la casa de alguno de sus hijos y también podría ser un geriátrico (recomendado principalmente cuando se encuentra atravesando una enfermedad crónica de tipo invalidante y su familia no se pueda/quiera hacer cargo). Es así que comienza, un proceso de adaptación al nuevo espacio, despidiendo en su interior, a esas paredes cargadas de significados, de historias; a ese hogar que los cobijo durante tantos años.

La manera en que cada persona atraviesa este momento vital es muy particular, y depende de una elección sumamente personal.

Existen personas cuyo único mundo son las enfermedades, su viudez y un listado de tragedias ajenas. Otras, que eligen disfrutar su tiempo realizando hobbies que no pudieron hacer antes, pueden tener una nueva pareja o realizar un emprendimiento. Y también se puede presentar un entramado entre ambas personas.

Algunos adultos mayores deciden invertir parte de su tiempo en viajar: para visitar parientes, para conocer lugares, para conocer gente o para disfrutar de un regalo hecho por sus hijos.

Es significativamente variada su forma de transitar los viajes:

- Existen quienes viajan “a través de la queja permanente”.

- Están quienes han viajado durante toda su vida de manera “liviana” y así lo continúan viviendo a esta edad.

- Aparecen quienes se encuentran sorprendidos por haberse permitido hacer un viaje externo por primera vez en su vida y se sienten en un “nuevo descubrir” lleno de emociones, pensamientos y acciones novedosas.

-Se encuentran quienes están realizando grupalmente algo así como un “viaje de egresados”, una aventura viajera sin preocuparse por donde están los niños, qué quiere o no su pareja. Ellos viajan con toda la energía de la adolescencia (con la diferencia sólo del paso de los años en su cuerpo). En estos “tour para jubilados” suelen llevar a bordo: pelucas, artículos de cotillón, disfraces, vestimentas especiales; porque para ellos viajar se convierte en una verdadera fiesta.

Últimamente (al menos en Argentina), aparece la tendencia de que otras edades también quieren compartir estos viajes de adultos mayores, debido a su bajo costo y a la diversión que estas personas contagian durante la travesía.

En lo personal, disfruto mucho de ser testigo este tipo de viaje, porque ayuda a que se diluyan ciertos prejuicios que circulan en la sociedad respecto de “los viejos”...