Como lectores y viajeros que son, están invitados a acompañarme en este viaje con su autenticidad y creatividad, cautivándonos al resto a partir de su impronta personal. Al final de cada capítulo, hay un espacio donde dice OTROS, que es el espacio, para que ustedes coescriban conmigo este libro; incluyendo aquello que se les ocurrió mientras leían el libro y no está incluido en el mismo. Aquello que quieren agregar o modificar. Estarán invitados a dibujar, a hacer anotaciones, trazos, recortar; llenando un espacio con su toque personal. ¿Se animan? Recuerden que en un viaje, cada viajero enriquece al grupo total.
Ahora sí, me voy despidiendo... Nos volveremos a encontrar en alguna parte del camino ...
EL PROCESO DE ENVEJECER VIAJANDO
Cuando hablo de envejecer, las personas suelen espantarse porque interpretan envejecer como un sinónimo de “viejo” que “ya no sirve”, y la realidad es que absolutamente todas las personas envejecemos durante toda la vida.
Envejecer tiene que ver con un proceso del transcurrir en el tiempo y los cambios que se van produciendo y no con un estado fijo de algo o alguien (Zarebsky, 1999). Cornachione define al envejecimiento como: “un proceso progresivo, natural y lento de transformación, que afecta a los seres vivos desde su nacimiento hasta su muerte”1.
Podemos transitar en el tiempo de diversas maneras: quedándonos en los mismos espacios, trabajos o vínculos o haciendo siempre lo mismo. Acumulando conflictos, buscando soluciones, tomando decisiones, ir cambiando e integrando lo que ya teníamos con la creación de algo nuevo.
Y también podemos transcurrir en la vida viajando , es decir, incluyendo todo lo anterior de manera dinámica. Este es sólo uno de los tantos modos de envejecer. Cuando se “ envejece viajando ” para descansar y descubrir, se está apostando a la salud preventiva integral. Se está optando por construir un envejecer rico en: experiencias, creatividad, vínculos y diversas formas interesantes de atravesar el camino de la vida...
Suele suceder que en el transcurso de nuestra existencia, algunas de los modos de viajar cambien, al compás de la transformación que ocurre con los años en cada ser humano.
El primer viaje de la vida
Para empezar, los invito a que cada uno se imagine el medio de transporte que quiera (el país preciso en el que aterrizaremos no es de mayor importancia en este punto).
Viajamos de un mundo donde estábamos protegidos, calentitos, durmiendo con un buen clima y buena gastronomía; a un mundo totalmente nuevo donde somos extranjeros y nativos al mismo tiempo.
Quizás llegamos gracias a una partera, a un doctor o a un policía. En un taxi, una oficina, una pileta, una pieza de una casa, un hospital o en medio de una comunidad. En un paisaje con selva, montaña, mar, río o en plena ciudad.
Para aterrizar:
-Algunas personas sufren más turbulencia que otras.
-Algunas demoran dos horas, mientras que otras casi un día.
-Algunas lo hacen en otoño, otras en primavera, otras en invierno y también estamos las que aparecimos con el veranito.
Lo cierto es que llegamos aquí necesitados de absolutamente todo:
un mapa
un/a traductor/a
un diccionario para hablar el idioma de este nuevo lugar, para que los otros puedan entendernos cuando necesitamos comer o dormir.
Dicen que este viaje es uno de los más importantes a lo largo de la vida. Y quizás así lo sea...No es fácil hacer el check-in en este momento de viajero principiante. Pero cuando vamos dejando de ser extranjeros y nos convertimos en nativos, la cuestión sí que cambia...
Viajar en diferentes edades
Las sociedades han evolucionado y con ellas la idea de considerar una edad como “típica” una determinada forma de pensar, sentir o hacer. Por lo dicho anteriormente, las divisiones serán sólo a nivel general. Las edades establecidas intentan ser parámetros relativos, ya que los límites etarios se han extendido o disminuido en los últimos años; acordes a los cambios que se viven en los distintos aspectos que hacen al ser humano integral.
Sólo a modo descriptivo, haré una división de diferentes momentos de la vida de una persona, con algunas características que pueden estar presentes en cada etapa.
(Entre los 0 y los 11 años)
Me referiré a dos momentos
1°) Primera Infancia
(De los 0 a los 5 años)
Período de lactancia
Inicio de la deambulación.
Surge el destete.
Aparecen las primeras palabras.
Se adquieren los primeros hábitos.
Cuando comienza la vida humana, existe una relación dependiente con los progenitores que satisfacen sus necesidades básicas, cuidan y acompañan a los diferentes lugares.
En esta etapa es probable que existan pocos viajes de vacaciones debido a que los padres del pequeño ser suelen preferir: no salir por los controles médicos que deben brindarle al recién nacido, por los cuidados especiales de bajas o altas temperaturas, sonidos fuertes, rayos solares, etc.
De todos modos, pueden aparecer viajes a la casa de los abuelos o bien, a casas de personas que se encuentren transitando momentos similares.
Los viajes más frecuentes aquí son de la mamá hacia el mundo de su bebé y de su bebé al mundo de su mamá, en ese intento de comprender mutuamente los diferentes mundos, tiempos, y necesidades. Los papás suelen acompañar en este viaje si hay coincidencia en tiempo y espacio; o si los miembros de este nuevo dúo (madre-hijo) lo permiten.
Aquí el niño viaja en el asiento de atrás del auto, en un changuito de supermercado, en un moisés, en brazos, en cuna, en salvavidas, en andador, etc.
Ellos suelen recorrer muchos km, pero sobre todo de brazos en brazos...
2°) Segunda Infancia
(Entre los 5 años a los 11 años)
Predomina el mundo de la fantasía por sobre el mundo real.
Se comienza la escolaridad.
Disminuye el grado de egocentrismo, debido a que el/los grupo/s de pares, amplia/n el proceso de socialización iniciado a nivel familiar. Se identifican los límites del otro, el respeto y el amor.
En esta etapa también se adquieren el sentido del deber, el respeto al derecho ajeno, el amor propio entre otras capacidades.
En relación con este momento vital, quisiera compartirles una experiencia que tuve con un viajero de 8 años.
Un buen día, observo a un niño comprar una bitácora de viaje grande.
La vendedora le preguntó: ¿vos viajas?, él le respondió:“sí, mucho”....Me quedé pensando si era que realmente él viajaría mucho en la realidad, o bien, se trataba de que esta personita viajaba mucho desde el patio de su casa; considerando principalmente que los niños en la fantasía, a través de sus juegos, se recorren el mundo entero.
Y quizás este personaje logre llenar esa bitácora más que cualquiera de nosotros adultos, con tan sólo armarse una carpa en su patio con un par de telas que fue encontrando por ahí...
Los niños en la segunda infancia, suelen esperar ansiosamente el momento de viajar. Probablemente porque, más allá del mundo imaginario donde transcurre gran parte de su tiempo, pueden percibir algunas de las ventajas de hacerlo. Por ejemplo: moverse a lo largo de un camino, subirse al auto, al tren, comer cosas ricas, ver a sus padres relajados, jugar con los hermanos y desarrollar aún más la curiosidad por lo nuevo.
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