Los símbolos de éxito y prestigio
Durante la competencia serial, obtener la victoria fue el modo en que se diferenció a un club exitoso de otro. En ese escenario competitivo, hubo elementos simbólicos que permitieron que los socio-jugadores de un club y el público pudieran distinguir a los clubes: el uniforme y los trofeos.
Imagen 1. Estadio Nacional, ampliación para el Campeonato Sudamericano en 1927. Mundial, Año VII, Nº 385, 28 de octubre de 1927, s.p.
La importancia del uniforme deportivo radicó en que hizo más sencilla la tarea de identificar a los clubes, en particular entre aquellos que tenían colores similares (Jorge Chávez, Alianza, Independencia, Unión, Carlos Tenaud, etcétera). Por ello, tanto el modelo como los colores del uniforme se convirtieron en factores que facilitaron la asociación y el reconocimiento entre unos y otros en la competencia serial. Así pues, un club era identificado si su uniforme llevaba rayas horizontales o verticales, una banda diagonal o si era íntegramente de un solo color. De este modo, los colores eran, junto al modelo, otro elemento diferenciador: el uniforme completamente blanco del Association, las rayas verticales blancas y negras del Circolo Sportivo Italiano, las rojas y blancas del Atlético Chalaco, la casaquilla totalmente verde de Alianza Lima o del Sport Inca o las franjas verticales rojas y azules del Sport Progreso.
Ello sucedió porque la Liga Peruana exigió a sus miembros (y luego también lo replicaron todas las otras asociaciones) que eligieran un uniforme como requisito para pertenecer a la Liga y participar en la competencia serial. Los clubes debieron elegir el suyo y encargar su elaboración a alguna fábrica textil o casa deportiva, lo cual favoreció el surgimiento de una incipiente industria de productos deportivos129. Quien se encargaba del costo era el presidente honorario, el personaje ilustre que fungía de padrino, quien obsequiaba la vestimenta al equipo. En otros casos, los uniformes eran cosidos por familiares o amigos de la institución, tal como ocurrió en Sport Alianza, cuyas casaquillas fueron elaboradas por las hermanas de los Pedreschi, fundadores del club (El Comercio, 2001, p. 13). Otros clubes con mayores recursos económicos, como el club Sportivo América, importaron sus uniformes y equipo deportivo de Inglaterra, e incluso lograron que se les exonerara de los impuestos fiscales130. En cuanto a los trofeos, estos se entregaban a los clubes con más victorias en la competencia. Al respecto, es conveniente mencionar a los más exitosos durante las décadas de 1910 y 1920131.
Los clubes vencedores del torneo de la Liga Peruana fueron Lima Cricket en 1912 y 1913, Jorge Chávez Nº 1 en 1914, José Gálvez en 1915 y 1916, Sport Juan Bielovucic Nº 1 en 1917, Sport Alianza en 1918 y 1919, Sport Inca en 1920 y Sport Progreso en 1921. Paralelamente, en el Callao, Atlético Chalaco mantuvo la supremacía por varios años y era el principal representante del puerto al protagonizar la rivalidad entre chalacos y limeños (mediante Association FBC primero y Sport Alianza después)132. En la década de 1920 se organizaron los torneos de la Federación Peruana de Fútbol en los que resultaron vencedores Sport Progreso en 1926, Alianza Lima en 1927 y 1928, la Federación Universitaria en 1929 y Atlético Chalaco en 1930. Con excepción del Lima Cricket, de la comunidad inglesa, y la Federación Universitaria de los estudiantes de San Marcos, todos los vencedores de los torneos de la Liga Peruana y las competiciones de la FPF eran clubes provenientes de la clase obrera o los sectores populares. Y fue alrededor de ellos que el valor del triunfo se transformó en un símbolo que encarnaba el prestigio de la victoria, la que tomó forma física en los trofeos.
Los trofeos empezaron a disputarse con frecuencia desde 1910. La idea era simple: que existiera un ganador; no podía haber un empate porque los premios no se compartían133. Pero, aunque todos los trofeos eran valiosos, no tenían la misma importancia; por ejemplo, una copa era más valiosa que una medalla134 y un diploma y una copa de plata135 eran menos apreciados que una copa de oro. Otro aspecto que hacía variar el valor del trofeo era quién lo donaba. En una sociedad como la peruana, en la que el paternalismo está arraigado, el prestigio simbólico del donante se transfería al trofeo y cambiaba según la jerarquía del personaje. Dicho de otro modo, mientras más importante era el valor agregado que le endosaba el donante, el trofeo era más valioso. Por ejemplo, los más importantes eran los que entregaban el presidente de la república, los ministros de gobierno o el alcalde de la ciudad; esto es, autoridades públicas. También eran valiosos los entregados por el rector de la universidad o el prefecto provincial. Pero el donador no debía ser necesariamente una personalidad pública nacional para transferirle su reputación al premio. Bastaba con que fuera una figura de autoridad y prestigio frente a un grupo social. Tal es el caso del gerente de la fábrica, quien tenía mucha injerencia en sus obreros; el pequeño o mediano empresario local, quien era muy influyente en un barrio; o el director, figura central para los alumnos de un colegio, etcétera136.
El galardón más importante de la época fue el Escudo Dewar, nombre de la copa que se entregaba al vencedor de los torneos de la Liga Peruana entre 1912 y 1921, el cual fue obsequiado por el inglés Thomas Dewar en octubre de 1912, un mes después de que concluyó el primer torneo, y se puso en disputa por primera vez al año siguiente. Al ganar un trofeo como el Dewar, el nombre del club se perennizaba ya que su nombre se grababa en él. El simbolismo del trofeo radicó en que estos solían ser exhibidos al público. En el caso del Escudo Dewar, este se mostraba en el local del vencedor137 y, si se trataba de otros trofeos, en casas de venta de artículos deportivos138. Fue así que, dada su creciente importancia, se implementaron ceremonias especiales para entregarlos139.
Un torneo importante era la Copa Ríos, que se jugó a finales de la década de 1910 e inicios de la siguiente. En ella participaban los clubes más importantes (incluidos el Gálvez, Chalaco o el Association, ganadores de los trofeos de la Liga y de Fiestas Patrias). Lo novedoso en este certamen fue que se entregaban premios no solo al ganador, sino también al segundo lugar. Era el mismo Felipe Ríos quien pagaba de su propio dinero los gastos de la organización y los trofeos del torneo, que solían ser algún tipo de copa, medalla de plata y diplomas140. En la década de 1920, la revista Mundial organizó torneos que difundía a través de sus páginas. Finalmente, desde 1926 se desarrollaron los torneos de la Federación Peruana de Fútbol, divididos por categorías141.
Imagen 2. Escudo Deward. Tomado de Rincón Blanquiazul. En la foto, el Club Sport Alianza, 1918.
El escudo Dewar (Dewar Challenge Shield) fue el primer trofeo otorgado por la liga Peruana de Football que resultara campeón de su torneo anual. En la foto el Club Sport Alianza 1918.
El prestigio que el trofeo representaba también cambiaba según el rival, en especial si se trataba un club extranjero. Con las temporadas internacionales empezaron a llegar equipos uruguayos, argentinos, españoles y chilenos, gracias a lo cual se abrió una nueva dimensión de competencia. Habitualmente, cuando un club local enfrentaba a otro, sea de Lima o el Callao, se ponía en juego el prestigio porque estaba frente a un igual. Cuando un club peruano enfrentaba a su par extranjero, lo hacía contra un equipo al que consideraba superior, porque asumía que el deporte en aquellos países estaba más desarrollado y los jugadores eran de mayor calidad. Este sentimiento de inferioridad incorpora un nuevo elemento a la idea del prestigio puesto en juego durante un partido de fútbol, porque cuando se enfrentaba a otro club considerado superior, la posibilidad de lograr la victoria se dificultaba. Así, al incrementarse el grado de dificultad, si el club peruano era derrotado, su prestigio no era dañado de la misma manera como sucedía cuando perdía frente a otro club peruano. Por ello, en varias ocasiones estos encuentros con pares del extranjero se asumían como una manera de recibir enseñanzas para seguir progresando. Pero si se lograba el triunfo, el prestigio se multiplicaba sobremanera. Ese fue el caso de los jugadores que participaron en el equipo que venció al club español Real Madrid en 1927. Su prestigio y fama se expandieron ampliamente. Obtuvieron felicitaciones y reconocimientos de diverso tipo, lo que incluyó una medalla de oro que le entregó la Municipalidad a cada uno de los futbolistas142. En 1928, Alianza Lima también fue premiado por la actuación de sus jugadores en el Campeonato Sudamericano143. En 1936, la selección nacional que participó en las Olimpiadas de Berlín recibió el escudo de la ciudad, entregado también por la Municipalidad144, institución que premió a algunos de los jugadores (Juan Valdivieso, José María Lavalle, Lolo Fernández) dándoles trabajo145.
Читать дальше