Gerardo Álvarez Escalona - Del barrio al estadio
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Formación de la FPF y la transformación de la competencia
En 1920 surgieron opiniones a favor de la internacionalización. Alejandro Garland escribió un artículo en El Comercio en el cual sugería que se enviara una delegación deportiva a los Juegos Olímpicos de Amberes99. En esa época, la Federación Sportiva retomó la iniciativa de formar una asociación deportiva de alcance nacional100. Pero no fue hasta dos años después que contó con la coyuntura adecuada, cuando recibió una invitación enviada desde Brasil para participar en los juegos deportivos organizados por este país para celebrar el centenario de su independencia101. La aceptación fue casi inmediata. La Federación Atlética convocó a las asociaciones deportivas existentes en cada deporte para que realizaran las pruebas de selección de sus delegaciones, formaran federaciones deportivas en las especialidades donde no las hubiera y seleccionaran a los deportistas que estuvieran calificados para participar en esta competición. Su tarea era realizar pruebas de selección de los atletas mejor calificados, pero poniendo cuidado en la elección de los representantes, según su condición y calidad morales102.
FPF: unificación e internacionalización de la competencia
El caso del fútbol era más delicado puesto que existían varias asociaciones: la Liga Peruana de Fútbol, la Asociación Nacional de Fútbol y la Asociación Deportiva Chalaca, además de las novísimas Asociación Amateur y Liga Porteña, creadas en abril de 1922103. La Liga Peruana se consideró como la llamada a realizar la convocatoria y estableció un rol de juegos para realizar las pruebas de selección104. Una explicación para la premura de la Liga recae en los continuos esfuerzos que había realizado en pos de concretar la constitución de una entidad unificadora desde hacía años (tal como Nicolini le informaba a Panizo en el debate que reseñamos en páginas anteriores). La otra razón era demostrar que era la asociación deportiva más importante, aquella que tenía el mayor número de clubes asociados y podía convocar a más clubes y a los deportistas más calificados.
La actitud de la Liga incomodó a la Federación Atlética porque era la entidad reconocida oficialmente por el Estado y la responsable de organizar las delegaciones deportivas para cualquier tipo de competencia internacional a través de su Comité Técnico, incluida la selección del equipo de fútbol (labor por la que recibía una suma de dinero del gobierno para cubrir sus actividades) (Federación Atlética y Deportiva del Perú, 1922a, pp. 10-12; 1922b, p. 5)105. El Comité Técnico sostuvo que deberían incorporarse todas las asociaciones de fútbol y establecer una nueva asociación. Entretanto, la Liga Peruana reclamaba que, dada su antigüedad, era la que debía unificar a las asociaciones existentes. Esta discusión con ecos y reminiscencias de la que tuvieron Panizo y Nicolini concluyó cuando el Comité Técnico de la Federación Atlética calificó a la Liga como «el único obstáculo para la formación de la Federación de Fútbol»106.
En este escenario, la Federación Atlética cambió de estrategia: para formar la Federación de Fútbol convocó a los clubes individualmente y no a través de las asociaciones deportivas y encontró su principal sostén en los clubes de la Asociación Amateur y la Asociación Deportiva Chalaca. Para elegir a los deportistas que conformarían la delegación de fútbol organizó sus propios partidos de selección y designó a Domingo Arríllaga como entrenador de la delegación de fútbol, quien sugirió que se realizaran partidos entre los clubes de la Liga y los invitados para que mostraran a sus jugadores107. Los partidos de selección se cumplieron pero con gran desorganización: los equipos se presentaron incompletos, con solo ocho jugadores cada uno; además, la baja calidad en el juego hizo que el partido fuera técnicamente pobre, lo que fue criticado por la prensa, que responsabilizó a los jugadores del fracaso futbolístico108. La Federación Atlética pidió «mayor preparación y esfuerzo a los deportistas» ante el poco éxito de las pruebas. Sin embargo, los ensayos no se repitieron y la selección de los jugadores se realizó sin nuevos entrenamientos109.
La Federación Sportiva expresaba mayor agresividad en su postura de formar la Federación de Fútbol y, apoyada en una campaña en la prensa110, pareció que lograba imponer su punto de vista, con lo cual debilitó a la Liga Peruana. Ya con el equipo seleccionado, la Federación Atlética apeló al reconocimiento oficial y solicitó apoyo al gobierno para que corriera con los gastos de estadía y alojamiento de dirigentes y deportistas. El gobierno respondió que no contaba con recursos económicos para costear el viaje y por ello había separado el vapor Eten de propiedad de la marina para enviar a los deportistas, pero eso ya no era posible dado que el navío no estaba disponible para viajar y en consecuencia ya no podría apoyar a la Federación Atlética111. Ello fue el golpe de gracia. Al no poder viajar a Brasil, la Federación Sportiva perdió la justificación que tenía para la creación del ente federativo, pese a contar con un número importante de clubes que apoyaban su idea. Sin embargo, no quiso desechar lo avanzado y siguió adelante en la empresa de constituir la federación deportiva. Consciente de que no tenía el poder suficiente para imponer su posición, dio marcha atrás, emitió un comunicado público para levantar la descalificación a la Liga Peruana112 y convocó a nuevas reuniones a las que asistieron representantes de la Federación Atlética, la Liga Peruana, la Asociación Deportiva Chalaca y la Asociación de Amateurs de Fútbol113. Finalmente, la fundación de la Federación Peruana de Fútbol y la elección de un presidente y su directiva se realizaron el 23 de agosto de 1922114.
La Federación Peruana de Fútbol (FPF) nació como una entidad independiente pero sujeta a la normatividad de la Confederación Atlética y Deportiva (originalmente denominada Federación Sportiva y luego llamada Confederación Deportiva Nacional y, cuatro años después, Comité Olímpico Nacional) y estaba compuesta por un delegado por cada liga provincial del departamento de Lima, otro por cada departamento o provincia litoral o constitucional (por ejemplo, el Callao), un delegado por las seis ligas provinciales de la capital, un delegado del Ejército, otro de la Marina Nacional, uno más de la Federación Universitaria de Foot Ball y cinco miembros neutrales nombrados por el Comité Olímpico Nacional115.
La primera tarea de la naciente FPF fue mejorar la organización de la competencia nacional. Al respecto, realizó una ardua labor administrativa para desarraigar el desorden en que habitualmente se llevaban a cabo los campeonatos: jugadores que jugaban en varios equipos, ausencia de registros de traspasos de un club a otro, partidos arbitrados por jugadores o exjugadores que no tenían suficiente conocimiento del reglamento, normativas generales que no se cumplían, etcétera. Ello resultó tan complejo que se presentó como una tarea casi imposible. Incluso su propio presidente afirmó que las actividades de la Federación estaban destinadas al fracaso (Ramírez Cruz, 2002, pp. 48-49). Esta sensación motivó la intervención de la Federación Atlética y Deportiva, ahora denominada Confederación Deportiva, que asumió el control del ente rector del fútbol en 1923. Sin embargo, tampoco pudo solucionar los problemas y devolvió la autoridad a la Federación Peruana de Fútbol al año siguiente.
En los años posteriores la tarea que se propuso fue la integración de las ligas departamentales y regionales, que significó la extensión de la Federación de Fútbol desde Lima hacia todo el país. Esta labor concluyó con la formación de un sistema departamental que mantuvo la demarcación política de la República del Perú, excepto para la ciudad de Lima y Callao, que competirían como un solo departamento. Este sistema constaba de seis divisiones: Primera División, Intermedia, Segunda División, Tercera División, Reserva e Infantiles116. El ascenso correspondía a los dos clubes mejor calificados en su categoría. Los vencedores de los torneos departamentales de Primera División se convertían en los representantes de su departamento y participaban en el Campeonato Nacional, en el que se enfrentaban en un torneo de eliminación simple jugado en Lima, cuyo vencedor se convertía en el «campeón peruano del año», torneo que se efectuó por primera vez en 1928117. El resultado fue un híbrido de las propuestas que discutían Panizo y Nicolini, porque, aunque las ligas y clubes de las provincias del interior lograron ser incorporadas en aparentes condiciones jerárquicas e igualitarias por la creación del Campeonato Nacional, lo cierto es que los torneos de Lima y Callao monopolizaron el interés del público y la prensa, con lo cual el vencedor de la Primera División se convertía en el más importante del país. Además, los clubes de Lima y Callao fueron los únicos que abastecieron de jugadores a las selecciones nacionales118. Ello dejó en evidencia que, por encima del esfuerzo difusor del fútbol, bajo los cánones del discurso olimpista que propugnaba la Federación Peruana de Fútbol, el desarrollo del espectáculo le daba forma propia a la competencia y estableció quiénes eran los más importantes. Así, en el deporte, como en la política y en la administración pública, imperaba el centralismo de Lima.
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