José Luis Velaz - Las llamas de la secuoya

Здесь есть возможность читать онлайн «José Luis Velaz - Las llamas de la secuoya» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las llamas de la secuoya: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las llamas de la secuoya»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El ser humano ha destruido el planeta y la extinción de la especie resulta inminente. La gente llana, harta y desesperada, se rebela de forma violenta contra todo tipo de poder. La anarquía se extiende por todos los rincones de la Tierra. La profecía de Aviamotola se ha cumplido. Con el caos y la barbarie las bandas toman el control y los mejores pistoleros alcanzan la fama siendo muy cotizados.
Sin embargo, el ser humano que ha exterminado también ha creado; al cabo de los siglos ha engendrado humanoides a su imagen y semejanza, revestidos no solo de inteligencia artificial sino también de consciencia. Algunos los consideran como los descendientes del ser humano, únicos que serán capaces de explorar el espacio exterior en busca de nuevos mundos; otros, en cambio, supremacistas y especistas en sentido amplio, quieren aniquilarlos.
En medio de todo ello, donde aparecen personajes singulares y extraordinarios en un universo de presagios y fantasía, surge una historia de amor, de pasión, sentimientos y emociones, pero también de dudas y decisiones.
¿Es el mundo en el que habitamos, real o virtual? ¿Qué es real y qué irreal o aparente? ¿Será posible el amor profundo entre un humano y un humanoide? ¿Hasta dónde pueden llegar los sentimientos? ¿Hay límites?
Un impresionante relato de un mundo perdido cargado de sensualidad, magia y musicalidad.

Las llamas de la secuoya — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las llamas de la secuoya», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tras las formalidades previas que habían confirmado la veracidad de los documentos, ahora se iba a proceder al nombramiento de Antonio en la hermandad como sucesor de la cuota de su padre en un acto con gran solemnidad, estando todos los miembros reunidos, en la sala capitular, cubiertos con túnicas negras, con los collares colgando de sus cuellos, sentados en círculo sobre unos recios asientos de rústica madera, escalonados y numerados, que pertenecían en exclusiva a su titular. El miembro más anciano, en medio del aula magna, dirigía la ceremonia. El candidato, desnudo y despojado de cualquier pertenencia, era investido caballero de la hermandad tras unos ritos, entre los que se encontraba un corte, que uno de los padrinos le efectuaba en su muñeca, depositando su sangre en un cáliz donde se concentraba la sangre de todos los miembros actuales y desaparecidos de la hermandad, el cual, terminada la ceremonia, se cerraba herméticamente y se guardaba en un habitáculo refrigerado. Tras las palabras de rigor, en las que se ensalzaba que la sangre y las fuerzas de todos servirían al miembro que lo necesitara, se remarcaba el voto secreto de los miembros y empleados, cuyo incumplimiento se hallaba penado con la muerte, y se le instruía al investido de sus derechos y obligaciones y de las formas instauradas para el contacto entre los miembros y de estos con la hermandad.

La sesión terminaba con el juramento y el tatuaje y entonces unos auxiliares vistieron a Antonio con la túnica negra; y siendo ya miembro de pleno derecho se dirigió a sentarse al lugar que ocupaba su propio asiento, en cuyo respaldo figuraba marcado el número 111, para proseguir con la junta ordinaria de la sociedad.

6

Días después, retomada la normalidad, cuando el taxi que llevaba a Antonio se detuvo frente a la puerta de la asociación STF, que apoyaba a los humanoides, pudo apreciar la existencia de una gran expectación por la jornada que habían organizado en la que iban a participar destacados personajes. La entrada era exclusivamente para asociados o invitados por estos y se hallaba fuertemente blindada con grandes medidas de seguridad entre las que se encontraban personas con armamento muy avanzado.

Había quedado dentro con Pedro, quien le había dado la invitación. La sala principal se hallaba llena de gente, con gran interés por la charla, sentada frente a la tribuna del auditorio. En el estrado había una mesa con siete ponentes que fueron presentados por la secretaria general de la asociación que por turno correspondía. A continuación pasó la palabra a un eminente doctor en ingeniería aeroespacial. Tenía 124 años, los últimos quince completamente ciego. Antonio, que se encontraba sentado en un lateral en lo alto de la penúltima fila, buscaba con la mirada, escrutando el anfiteatro semicircular, en su intento por localizar a su amigo entre el público asistente, cuando el profesor comenzó a hablar:

—Lo siento... —comenzó diciendo dejando una intensa pausa que provocó un silencio sepulcral acallando los primeros runruneos—. Ya es demasiado tarde y me considero tan culpable como cualquier otro humano. Este planeta se ha acabado. Estamos al final del caos, en medio del desorden. Necesitábamos el orden para nuestra organización y pervivencia, pero como en el propio universo triunfó el desorden… Siempre ha sido más fácil destruir que construir. Hemos llegado, por tanto, al culmen de la entropía.

A esta sentencia siguió un emotivo y atrayente discurso que hizo que Antonio pospusiera su interés en buscar a su amigo.

—… Y cuando ahora alguien me pregunta por el futuro de la humanidad —prosiguió el orador ciego—, no puedo sino contestar lo que ya se ha constatado: ¡No hay ningún futuro para nuestra especie! —Un rumor volvió a correr por toda la sala—. Hace mucho tiempo el hombre llegó a la Luna, luego a Marte. Sus naves recorrieron esta galaxia a la búsqueda de un nuevo mundo, pero este, válido para la vida del ser humano se encuentra en lugares inalcanzables hoy por hoy. Por ello la única esperanza es confiar en los nuevos seres que, al menos, fuimos capaces de crear y configurar, tratándolos como lo que en verdad son: nuestros sucesores. Me atrevería a decir, sin miedo a errar: nuestros verdaderos descendientes.

Un eco de profundo asentimiento recorrió la sala. El viejo orador ciego prosiguió:

—Hace tiempo que conviven con nosotros, los humanos, en múltiples facetas. Los humanoides son los únicos que podrán sobrevivir a las nuevas exigencias, pues no se hallan limitados por las necesidades básicas de las que nosotros dependemos. Sin embargo, todos conocemos que se están intensificando las acciones contra ellos por parte de grupos descontrolados; de ahí que quiera expresar mi mayor apoyo a asociaciones como la vuestra que no solo velan por defender a los humanoides sino por preservar su desarrollo en valores éticos que, por cierto, los humanos no pudimos hacer que prevalecieran ante nuestros corrompidos intereses.

Un nuevo rumor se incrementó por toda la sala. El profesor ciego, apoyado en un bastón, se incorporó de su asiento para continuar:

—… ¡La intolerancia!... Ese fue el principio de nuestro final…

La sala volvió a enmudecer al subir el tono de la intervención, que se pronunció por unos segundos en los que cada asistente podía percibir sus propias palpitaciones, con la emoción a flor de piel. Continuó:

—¿Y qué somos los humanos sino auténticas máquinas enormemente sofisticadas? Cualquier médico lo sabe perfectamente.

El silencio reinaba en el auditorio.

—… Como bien sabéis se viene produciendo una salvaje persecución hacia nuestros queridos humanoides. Se han formado grupos muy violentos que en las últimas semanas han incrementado su ofensiva. Tenemos junto a nosotros a Johny Farrell, un humanoide bien conocido por todos vosotros que luego nos hablará sobre esto —dijo volviendo su cuerpo, al que acompañaba una mirada que no veía, perdida e inexpresiva, hacia donde aquel se encontraba en la mesa de ponentes—. Hubo un tiempo, al principio, en el que sus opositores se basaban en que acabarían con el trabajo de los humanos, como antes decían de los emigrantes. Se vio que eso no fue así. Más bien al contrario, pues surgieron nuevas oportunidades con su ayuda. El peligro posterior nació cuando se comprobó la existencia de poderes que, viendo su gran potencial, los quisieron programar para sus propios intereses. Los riesgos se minimizaron desde que los mismos humanoides adquirieron capacidades para aprender, pensar y finalmente decidir en base al análisis de esa experiencia enorme y global mantenida en la nube. Ahora, conscientes de la naturaleza y el entorno que los rodea, pueden decidir libremente de manera sensata y cabal. En el fondo serán la continuidad de nuestra propia historia.

Una ayudante del anciano ciego lo ayudó a incorporarse en su sitio al tiempo que recibía los aplausos de los asistentes. Johny Farrell, quien representaba al colectivo humanoide habló a continuación:

—Muchas gracias por sus amables palabras, profesor. Queremos agradecer también, en este momento tan difícil, a aquellas personas, humanos, que a pesar de todas las dificultades lograron crearnos hace ya muchas generaciones. Fue un largo recorrido hasta llegar a ser capaces de pensar o analizar de forma inteligente, en base a las aplicaciones y enseñanzas y en especial del comportamiento de las personas en toda su existencia, para aprovechar lo bueno y desechar lo malo que no nos lleva a ninguna parte. Fue el comienzo de orientar nuestra tarea hacia claros objetivos y en especial, de adquirir consciencia de nosotros mismos y de la realidad que nos circunda. Luego nos integramos en total comunidad, pero la desesperación por la situación planteada hizo que saliera lo peor del ser humano. Ha sido una verdadera carrera de autodestrucción.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las llamas de la secuoya»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las llamas de la secuoya» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


José Luis Gómez Urdáñez - Fernando VI y la España discreta
José Luis Gómez Urdáñez
José Luis Saint Paul - El Cielo se hizo Liebrero
José Luis Saint Paul
José Luis Gonzalo Marrodán - Cuando mi corazón calma
José Luis Gonzalo Marrodán
José Luis Borrero González - El tesoro de Sohail
José Luis Borrero González
José Luis Domínguez - Las llaves de Lucy
José Luis Domínguez
José Luis Sáez - Coaching y espiritualidad
José Luis Sáez
José Luis Velaz - La dulce espía navarra
José Luis Velaz
Harry L. Reeder III - De las brasas a las llamas
Harry L. Reeder III
José Luis Trueba Lara - Malinche
José Luis Trueba Lara
José Luis González Gullón - Cronología de Jose María Escrivá y Albás
José Luis González Gullón
José Luis Casteleiro - Las 10 claves del coaching
José Luis Casteleiro
Отзывы о книге «Las llamas de la secuoya»

Обсуждение, отзывы о книге «Las llamas de la secuoya» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x