José Martel Rodríguez - La chica de la cadera

—¡Pues suéltala ya! —exigió Cande.

Jose se situó frente a ellos. Se les agregaron los demás jóvenes cuando, con voz interesante, comenzó a relatar:

—Según una de tantas hipótesis sobre la sabiduría de los egipcios, estos trazaron en su mapa geográfico un orden para los templos más importantes de un modo muy estudiado… —Hizo una pausa para crear expectación—, para que la ubicación de estos dibujara perfectamente una silueta, como si fuera la figura de un cuerpo humano. En cada uno de los siete chacras principales construyeron un templo dedicado a una deidad.

—¡Exacto! —afirmó Kris.

—El lugar donde estamos corresponde al chacra de raíz o sexual. —Miró a Irene, que estaba concentrada—. Ramsés, que buscaba el poder, pues era un conquistador, lo sabía, y por eso aquí hay dos templos, porque el chacra de base es dual, masculino y femenino. Ramsés II escogió a su mujer Nefertari de entre las sacerdotisas de más prestigio y luego se enamoró de ella.

La madrileña suspiró derretida ante la romántica historia.

—Se dice que practicaban la magia con jarros repletos de sangre, donde aparecían dibujados sus enemigos caídos, los cuales partían en un ritual antes de las contiendas, para debilitarlos.

—No me queda del todo claro el papel de Nefertari —habló la joven.

—El dominio supremo de la magia requiere energía masculina y femenina. Por eso nos dijo Gamal que fuéramos juntos. —Jose se acercó a la madrileña y le pasó la mano por la cintura ante los murmullos de todos.

Esta sonreía a mandíbula abierta, azorada.

—No puedes negar que eres íntimo de Soledad —habló alguien desde atrás—. ¡Como me descuide me robas el trabajo!

—¿Qué te creías tú, Miguel, que iba a traer a mi pupilo sin enseñarlo? —Soledad hizo reír a todos los congregados.

—Bueno —prosiguió el guía—, como bien ha explicado aquí el jovenzuelo y alumno de mi seguidora, Ramsés fue muy detallista con el diseño para que todo encajara a la perfección. Por ello, este templo hoy ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Todos atendían con un silencio sepulcral.

—Otra curiosidad es que fue construido de forma que, durante los días 21 de febrero y 21 de octubre, los rayos solares penetraran hasta el fondo del templo, iluminando así las caras de Amón, Ra y Ramsés. Solo la cara del dios Ptah queda en penumbra, pues era el dios de la oscuridad. Se cree que estas fechas correspondían a la fecha de su nacimiento y su coronación.

Alguna expresión de asombro se dibujó en sus caras.

—Tras desplazar el templo, el fenómeno solar ocurre dos días más tarde. ¿No te parece mágico? —susurró al oído de Irene.

Durante la visita al interior de los templos de Ramsés II y Nefertari, los dos tortolitos fueron uno al lado del otro. La joven madrileña estaba prendada por la historia del faraón y su esposa; encima Jose fantaseaba respecto a ella.

—Si yo hubiese sido Ramsés, habría hecho lo mismo, a lo mejor con menos conquistas, pero también como símbolo de amor construiría un templo en honor a mi amada.

—¡Jo, qué bonito! —A Irene le chispeaban los ojos—. Si yo hubiese sido Nefertari, estaría encantada, pero…

—Pero qué… —Enfrentó el canario a la madrileña con una amplia sonrisa.

—¡El jarrón lo hubiese roto fuera de casa!

Entre risas y comentarios cómicos disfrutaron del recorrido mientras caía la tarde. Deambularon por el exterior a la espera de un espectáculo de luces que se proyectaría sobre la fachada de los templos, contando un poco la historia de estos.

En ese tiempo, los más jóvenes del grupo aprovecharon para consolidar su relación: Blanca se confesó harta de su tía, la cual andaba por todos lados, flipada, buscando energías sobrenaturales y, de sus padres, que permanecían impasibles ante ello.

El canario aguantaba estoicamente a su compañera de habitación, que actuaba como subida en un caballo desbocado.

Kris no perdía dato de los jóvenes del lugar, los nubios, como se llamaba a los habitantes de la parte más nordeste de África. Eran de piel bronceada y penetrantes ojos azules, pues durante los años de construcción de la presa muchos franceses se relacionaron sentimentalmente con jovencitas de allí. La canaria hacía comentarios al respecto algo subidos de tono, cosa que por una parte me gustaba, pero por otra me molestaba que no fuesen dirigidos a mi persona.

Los madrileños, Edu y Almu, confesaron ser frikis de las series, e Irene y Cande ser amigas de toda la vida y estar encantadas con el viaje.

Por otro lado, Soledad, huyendo de una agobiante Mariana, que no estaba conforme con ninguna de las fotos que se le hacían, se refugió en Pía, la catalana, que resultó ser una mujer relajada y agradable.

En contraste con ello, Iluminada se desvanecía constantemente, imbuida de energías, siendo asistida por su hermano, su cuñada, los extremeños y los sevillanos.

¡A ver si iba a ser una antena parabólica y yo sin enterarme! Sinceramente, con mis capacidades mermadas y el accidente de Barajas, me hallaba desorientado, como nunca me sentí antes.

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