El logro de una amplia justicia social y de derechos de bienestar en Uruguay reflejaba las aspiraciones que impulsaban distintas versiones del feminismo latinoamericano. La constitución de 1917 del México revolucionario, que abrazó el bienestar social de las mujeres trabajadoras, se alzaba como modelo continental para muchos grupos feministas en ciernes a lo largo y ancho del continente. En la Conferencia de Baltimore de 1922, esta noción de derechos sociales marcó una línea divisoria entre Paladino y la LWV, que entendía que estas preocupaciones sociales tenían una importancia de segundo nivel en los derechos políticos y civiles. Durante el encuentro de la IWSA de 1920 surgieron tensiones similares, ya que esta organización no reconoció que muchas de sus metas postsufragio ya estaban vigentes en Uruguay, lo que provocó la ira de Luisi. 93Esta tendencia de las mujeres estadounidenses a privilegiar los derechos individuales civiles y políticos por sobre los derechos sociales, y a asumir que ellas disfrutaban de un estatus legal superior, se mantuvo dentro de las organizaciones panamericanas durante décadas.
Otro conflicto persistente se daba alrededor de quién tenía autoridad para hablar y establecer un programa. Debido a que la agenda de la Conferencia de Baltimore no había establecido un tiempo para considerar las iniciativas de las mujeres latinoamericanas, un grupo de feministas hispanohablantes encabezadas por Paladino se organizó de manera independiente como forma de protesta. Como se dijo en un artículo del Sun de Baltimore, las mujeres que habían asistido sentían que tenían un tiempo demasiado limitado para tratar los problemas que habían ido a discutir a Estados Unidos. Exigían que la conferencia se extendiera varios días, en los que el español debería ser la lengua oficial. 94
Durante esta prolongación de la conferencia en español, Paladino presentó la propuesta de Luisi para una Asociación Panamericana de Mujeres. Ante un público de 1 500 personas, aseguró que esta organización iba a “estrechar los lazos que deben unir a las mujeres de nuestro continente” y a promover los derechos políticos, civiles y sociales de la mujer. 95Paladino apuntó que, a pesar de que las estadounidenses podían ayudar a encabezar la organización, ésta no sería dirigida por ningún poder ilimitado de Estados Unidos. “Los alarmistas nos dicen que, al entrar en asociación con vosotros, seríamos de hecho absorbidas inmediatamente y que Uds. ejercerían su hegemonía sobre nosotras”, reconoció y agregó: “Pero no creo en eso.” 96Por el contrario, propugnó por un nuevo panamericanismo, citando la Solidaridad americana de Brum, cuyas palabras sirvieron como reprimenda a las mujeres estadounidenses que dominaban la conferencia y como recordatorio de que su país era un líder panamericano: “El panamericanismo implica la igualdad de todas las soberanías, sean ellas grandes o pequeñas, la seguridad de que ningún país intentará amenguar las de otros y de que han de serles reintegradas a las que las tuvieren disminuidas. Es, en resumen, exponente de un alto sentimiento de confraternidad y de una justa aspiración de engrandecimiento material y moral de todos los pueblos de América.” 97
“Nosotras esperamos —añadió Paladino— que este paso redundará en beneficio de nuestras mujeres y que consolidará la Pax Americana de los pueblos de habla inglesa y española [...] una paz que anhelamos sea permanente para las épocas venideras.” 98La propuesta de Paladino fue aceptada por unanimidad, con lo que se creó la Pan American Association for the Advancement of Women [Asociación Panamericana para el Progreso de las Mujeres] (paaaw).
A pesar de que las palabras de Paladino contenían una seria advertencia contra la hegemonía de Estados Unidos, no apareció ningún reconocimiento de su discurso o su liderazgo en la prensa de ese país ni en los informes de la LWV, que subrayaban el liderazgo de Catt y Lutz en este nuevo grupo. La liga informó que, a pesar de que la sugerencia venía de Uruguay, el entusiasmo provenía del encuentro de Baltimore y de la supervisión de la organización realizada por Catt, cuya madura orientación y sabias dotes de estadista habían sido fundamentales para el encuentro. 99Bertha Lutz en seguida fue nombrada presidenta del comité organizador y, junto con Catt, estableció las prioridades del nuevo grupo: derechos de la mujer, paz y mejoramiento de la mujer y la infancia. Catt sería nombrada presidenta y Lutz, vicepresidenta para Sudamérica. Asignaron a Paulina Luisi el papel nominal de vicepresidenta honoraria. 100
Durante la conferencia, la franca simpatía de Bertha Lutz hacia la LWV y su dominio del inglés la distinguieron entre las demás delegadas latinoamericanas, lo que le otorgó más margen para su plataforma. La LWV promovió a Lutz, facilitándole conexiones con la prensa, que le rindió un homenaje especial por su juventud y belleza, y la consideró la feminista más progresista de América Latina. 101Cuando John Barrett, el anterior director de la Unión Panamericana, hizo un comentario sobre su creciente fama, alabó su semejanza con los estereotipos femeninos estadounidenses y comentó que, por su figura, su vestimenta y su personalidad, podría pasar fácilmente por una destacada estudiante universitaria o una joven y alegre flapper . 102
Esta atención por parte de la prensa y la fuerza de su propia personalidad acrecentaron la enorme impresión que causó Lutz en el público estadounidense en general. Representantes de más de 50 organizaciones de Estados Unidos, incluyendo varias ramas estatales de la American Association of University Women [Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias] (aauw) y la National Federation of Business and Professional Women [Federación Estadounidense de Mujeres Profesionales y Empresarias] (nfbpwc), junto con una gran cantidad de los intelectuales y políticos más prominentes del país, dirigieron a Lutz preguntas y elogios durante y después de la conferencia. Florence Kelley, una de las reformistas más influyentes de la época, la invitó a cenar a Nueva York; Grace Abbot, de la Children’s Bureau [Oficina de la Infancia], procuró una reunión con ella en Washington; 103Jane Addams la invitó a Hull House, en Chicago, donde la homenajeó con un almuerzo especial; W. E. B. Du Bois le envió una nota personal para invitarla a reunirse con él y le preguntó por un candidato presidencial brasileño afrodescendiente. El ex presidente Woodrow Wilson le transmitió su respeto personal y su profundo interés en todo aquello que afectara el bienestar y la felicidad de las mujeres y de todo el pueblo de Brasil. 104La fama de Lutz creció cuando la LWV patrocinó el viaje de tres meses que realizó por Estados Unidos después de la conferencia, durante el cual Bertha anunció el éxito de la reunión de Baltimore y consideró que Estados Unidos era el “maestro de América entera”. 105En un encuentro en la sede de la nfbpwc en California, dijo que H. G. Wells había olvidado algo al escribir sobre sus esperanzas por una Unión Panamericana: las mujeres; añadió que ellas eran “la nueva fuerza en la historia universal”. 106Lutz creía que la LWV era esta nueva fuerza y la consideraba como un nuevo factor en el corazón de América, especialmente de América Latina. 107
FEMINISMO IMPERIAL PANAMERICANO
La PAAAW, surgida durante la Conferencia de Baltimore en 1922, se transformó en una nueva fuerza. Como la primera organización panamericana en exigir derechos para las mujeres, presentó y reunió a una gran cantidad de líderes de América, lo que llevó a constituir un aparato institucional crítico para el posterior florecimiento del movimiento. Diversas delegadas latinoamericanas que asistieron a la Conferencia de Baltimore en 1922 (de Panamá, Chile, Costa Rica, México y otros países) lanzaron nuevas organizaciones feministas afiliadas a la asociación matriz al regresar a sus países. 108
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