Variedades de capitalismo, pequeñas empresas y finanzas en Brasil: una investigación en el contexto de la covid-19
Inteligencia artificial y covid-19: incentivos fiscales a la innovación como instrumento de política pública para hacer frente a las pandemias
Artificial Intelligence and covid-19: Tax Incentives for Innovation as a Public Policy Tool to Address Pandemics
Asimetrías y simetrías de información en la construcción de modelos matemáticos para la toma de decisiones de política pública en economía y salud bajo pandemias
Asymmetry and Symmetries of Information in the Construction of Mathematical Models for Public Policy Decision Making in Economics and Health under Pandemics
Epílogo
Sobre los autores
Introducción
La pandemia del nuevo coronarivus (covid-19) está cambiando el mundo. Ha provocado elevados costos humanos y económicos, los primeros expresados en la muerte de millones de personas, el cambio en el nivel y forma de vida de los infectados y sus familias, y en la modificación de la dinámica de las actividades colectivas e individuales de todos los habitantes del planeta. Los segundos se hacen evidentes en la reducción del ritmo de crecimiento económico de los países, en la paralización de las actividades productivas y en el aumento de la pobreza a nivel mundial. En esta coyuntura, la mayor crisis sanitaria vivida por la humanidad en el marco de la globalización, la desigualdad de ingresos empeoró y la generalización de medidas gubernamentales de distanciamiento físico, restricciones a la movilidad de las personas y cuarentenas, ocasionó que el nivel de inversiones se estancara y que el desempleo aumentara, revitalizando el malestar social y los problemas económicos de todos los integrantes de la sociedad.
En este sentido, la crisis de la covid-19 está imponiendo obstáculos para la aplicación de políticas públicas debido a la profundización de la desigualdad por, al menos, cuatro razones clave. Primero, la estandarización del teletrabajo y el trabajo a distancia está ampliando la brecha entre los trabajadores no calificados y los calificados. Con base en esto, los más afectados son los no calificados debido a su alta concentración en oficios que exigen presencialidad, lo que causó una pérdida masiva de empleos para este grupo de la población económicamente activa. Por su parte, los trabajadores calificados con mayores posibilidades de realizar sus labores de manera no presencial, aunque disminuyeron el riesgo de perder el empleo, incrementaron su carga laboral. Esto implicó otras dificultades para este grupo, debido a que también aumentó el número de actividades a realizar en casa como atender las responsabilidades propias del hogar, la educación virtual de los hijos; además de que entraron a competir con tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, el machine learning, el deep learning, la robótica y los macrodatos (big data), que obligan a abandonar el tiempo de descanso.
Segundo, la paralización de las actividades económicas generada por la pandemia afecta el uso de los factores de producción y el ingreso recibido por sus propietarios. En las economías menos desarrolladas la tierra, la mano de obra y el capital fueron subutilizados durante el punto más agudo de la crisis por la covid-19, debido a las medidas de confinamiento de la población y la posterior reactivación parcial de los sectores productivos. Mientras que, en las economías más avanzadas, se impulsó el proceso de automatización de las fábricas por medio del Internet de las cosas, la inteligencia artificial y el big data. En ambos contextos, las actividades económicas que lograron reactivarse más fácilmente son aquellas intensivas en capital, como la industria manufacturera, la refinación de petróleo, las telecomunicaciones y el sector bancario, mientras que las actividades intensivas en tierra y en mano de obra están reiniciando con retardo.
Tercero, la pandemia está impactando de manera desproporcionada a grupos particulares de la población, como a los niños, a los adultos emprendedores y a los ancianos. Los niños y adolescentes cumplen las estrictas medidas de aislamiento desde sus hogares, lo que les limitó su oportunidad de interacción con otros niños y adultos. Esto condiciona el desenvolvimiento social de toda una generación de personas, que evidencian mayor ansiedad y depresión, además de una notoria sobreutilización de redes sociales, consideradas como el espacio más seguro para la interacción con los amigos conocidos y desconocidos. También, los adultos emprendedores cuyas ideas de negocios son micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), debieron cancelar o cerrar sus emprendimientos por la incapacidad para cumplir con los costos fijos de funcionamiento. Por su parte, los ancianos, considerados la población de mayor riesgo durante la pandemia, fueron obligados a cumplir el aislamiento sin ninguna garantía de ingresos ni de acceso a los mecanismos tecnológicos que permitan, al menos, el acceso a la salud en un entorno de virtualidad de los servicios médicos.
Y cuarto, la pandemia aumentó la desigualdad de ingresos a nivel regional. Las regiones pobres del mundo, que mostraron menor capacidad para implementar medidas de aislamiento, asegurar servicios de salud para toda la población y permitir el apoyo fiscal a los hogares y empresas, enfrentan la pandemia de manera distinta a aquellas regiones del mundo con mayor disponibilidad de recursos económicos y tecnología; estas últimas facilitaron la comunicación y la ejecución de medidas de apoyo entre espacios regionales. Todo lo cual ha influido en la magnitud de la caída de la producción y el acceso a bienes y servicios de forma distinta para cada realidad regional.
En consideración de estas cuatro razones, los Gobiernos insisten en responder a la crisis con un aumento en el gasto de asistencia social, como la asignación de transferencias para apoyar a los hogares, la desgravación fiscal temporal y el aplazamiento del pago de impuestos para las empresas en los sectores y regiones más afectadas. Además, aquellos países con suficientes recursos extendieron una red de seguridad para mitigar de manera efectiva el riesgo de quiebras personales y corporativas, con un colchón entre bancos y deudores insolventes basados en una política de ajuste automático entre niveles de ahorro y gasto real.
A pesar de esto, las tensiones sociales siguen creciendo y la nueva normalidad no termina de lograr los niveles de eficiencia en el uso del tiempo y los recursos productivos alcanzados antes de la aparición de la covid-19. Todo esto hace necesario que se discuta acerca de las opciones de política pública para un mejor presente y futuro de la sociedad durante la pospandemia. En otras palabras, resulta fundamental responder a la cuestión: ¿cuáles políticas públicas son necesarias para preservar la salud de las personas, reactivar la economía y desarrollar un marco organizacional que permita las mejores relaciones entre individuos durante la pospandemia?
Al respecto, este libro tiene como objetivo analizar, mediante un enfoque multidimensional, las alternativas de política pública necesarias para la preservación de la salud de la población, la reactivación de la economía y la definición del marco institucional que facilite las relaciones entre individuos en un contexto pospandémico. Para ello, se analizan los antecedentes de las pandemias de carácter universal, el rol de las organizaciones internacionales, el papel de los bienes públicos globales, los modelos de gobernanza global desde un contexto glocal, las tendencias investigativas acerca de pandemias y sostenibilidad, los nuevos retos del Estado: la soberanía y la red, el financiamiento de las pequeñas y medianas empresas, los incentivos fiscales a la innovación en inteligencia artificial, y la utilidad de los modelos matemáticos para la toma de decisiones de política pública. De esta manera, las ciencias de la salud, la economía, las ciencias jurídicas y políticas, y las relaciones internacionales se agrupan para responder a los retos generados por la nueva realidad.
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