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El TDAH con la presentación combinada es el más frecuente . El tipo de TDAH más frecuente no es el combinado, como se piensa habitualmente, sino el inatento. El problema es que el subtipo combinado suele acudir más frecuentemente a consulta, al tener síntomas conductuales y conllevar más problemas de comportamiento, mientras que el inatento es más difícil de detectar, ya que suelen ser niñas que se distraen pero que son muy trabajadoras y empeñosas en los estudios. La proporción de casos de TDAH con presentación inatenta es casi dos veces más frecuente que la presentación combinada.
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El TDAH no existe . Hay mucha controversia en relación con la posible invención del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Según algunos autores, entre los que podemos destacar al catedrático de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez Álvarez, esta patología no existe como entidad diagnóstica. Más adelante se comentará de manera más detallada esta posición y los argumentos en los que se basa.
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El TDAH desaparece en la adolescencia . El TDAH es un trastorno crónico que persiste en la edad adulta y durante toda la vida. Otra cosa es que los síntomas de esta patología vayan cambiando en función de la edad de la persona que lo padece. Sabemos por los estudios longitudinales que los síntomas a partir de la adolescencia son más cognitivos y menos externalizantes o hiperactivos, como suelen ser en la etapa preescolar y primaria.
¿QUÉ ES EL CEREBRO?
El cerebro es el órgano encargado de integrar y hacer funcionar a la perfección la larga lista de conductas que hacemos. Desde actividades tan sencillas como amarrarnos las agujetas o agarrar un lápiz hasta las actividades más complejas como resolver un enunciado matemático, ejecutar una coreografía o aprender un idioma nuevo. En todas ellas, el cerebro es el último responsable de que dichas conductas se ejecuten correctamente.
Es a través de la enfermedad y la patología como muchas veces los investigadores llegan a conclusiones sobre qué partes del cerebro están implicadas con determinadas funciones o acciones. Para el cometido de nuestro libro, resulta interesante tener unas nociones básicas acerca de cómo funciona el cerebro para entender los mecanismos que están alterados en los niños con TDAH. No realizaremos un análisis en profundidad, pero sí tenemos que partir de unos conocimientos mínimos para su correcta comprensión. Además, el TDAH es un trastorno en la maduración del cerebro, lo que implica que su desarrollo es más lento si lo comparamos con niños de su misma edad que no manifiestan dicha patología.
El cerebro humano no sobrepasa el kilo y medio de peso, lo que supone aproximadamente un 2 por ciento del peso total del cuerpo. En el momento del nacimiento, un cerebro humano pesa alrededor de 335 gramos, lo que equivale al peso del cerebro de un chimpancé adulto. Albergamos en él unos 100,000 millones de neuronas cuya función esencial es conectarse entre ellas para intercambiar información a través de los neurotransmisores. Una neurona no suele comunicarse únicamente con otra neurona (sinapsis), sino que suele hacerlo con muchas a la vez, ya que se agrupan en redes neuronales. Los neurotransmisores cerebrales son las sustancias químicas que permiten conectarse a las neuronas y hacen posible el aprendizaje, la emoción, el razonamiento, la lógica, la memoria y, cómo no, la atención.
Sin entrar en la gran complejidad que caracteriza nuestro cerebro, vamos a manejar dos clasificaciones compatibles. La primera es una clasificación clásica sobre la anatomía del encéfalo, mientras que la segunda es más funcional y se centra en el cerebro. Además, esta última es más práctica y didáctica que la primera. Ambas clasificaciones nos van a resultar útiles para comprender de manera sencilla cómo ha evolucionado nuestro cerebro desde tiempos remotos hasta la actualidad, así como su funcionamiento básico.
CLASIFICACIÓN ANATÓMICA DEL ENCÉFALO
Uno de los muchos autores que ha explicado la clasificación anatómica sobre el encéfalo es Paul MacLean. Esta clasificación divide el encéfalo del ser humano en tres partes claramente diferenciadas: complejo reptiliano, sistema límbico y corteza cerebral. Estas tres capas o “cerebros” se han ido desarrollando a lo largo de la evolución de la especie humana para poder adaptarse a las demandas cambiantes del entorno. Es lo que se conoce como filogénesis . El complejo reptiliano es la estructura más antigua de nuestro encéfalo y la corteza cerebral es la más moderna y vanguardista. En 1866 Ernst Haeckel expuso la teoría de la recapitulación que enuncia que la formación de estos cerebros también aparece en este mismo orden a lo largo del desarrollo evolutivo del niño ( ontogénesis ). Lo que proponía Haeckel es que la ontogénesis resume la filogénesis.
Por lo tanto, todos los seres humanos tenemos las siguientes tres partes del encéfalo fruto de nuestra evolución:
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Complejo reptiliano
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Sistema límbico
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Corteza cerebral
Como ya hemos mencionado, estas capas se han desarrollado en este mismo orden a lo largo de la evolución durante millones de años. Aunque sean estructuras diferentes, existe una alta conexión y comunicación entre ellas. En lo más profundo de nuestro encéfalo tenemos el complejo reptiliano, que es nuestra capa más primitiva y, aunque parezca increíble, es la parte que heredamos de los reptiles, de ahí su nombre. Vamos a ver ahora las diferentes “capas” del encéfalo según se fueron desarrollando a lo largo de la evolución de la especie, es decir, de la capa más primitiva e interna a la más vanguardista y externa.
Complejo reptiliano
El complejo reptiliano, también llamado por algunos autores cerebro reptiliano o arquicórtex , es la parte que hemos heredado de reptiles como las serpientes, los cocodrilos y las iguanas. Como ya hemos comentado anteriormente, es la capa más primitiva y antigua de nuestro encéfalo, ya que se remonta a más de 200 millones de años atrás.
Las dos estructuras básicas que integran el complejo reptiliano son el tronco del encéfalo y el cerebelo . Ambas están ubicadas en la base de nuestro encéfalo.
El complejo reptiliano está marcadamente asociado a la supervivencia, ya que actúa en décimas de segundos y nos permite aumentar nuestras probabilidades de seguir con vida ante los diferentes peligros. Nos posibilita responder de manera inmediata y sin pensar. El esquema básico de las estructuras reptilianas es E-R, es decir, dar una respuesta (R) a un determinado estímulo (E). En esta parte del encéfalo no existen emociones, planificaciones ni razonamientos. No existe el pensamiento como tal, sino respuestas automáticas e instintivas. Gracias a él, salvamos en muchas ocasiones nuestra vida y la de los demás. Reaccionamos en décimas de segundo y, sin que el pensamiento entre en juego, simplemente realizamos la acción.
Por ejemplo, si un día vamos conduciendo por la autopista y nos topamos con un neumático en mitad de la carretera, será nuestro complejo reptiliano quien dé una respuesta adaptativa ante dicho peligro. En décimas de segundo, pondrá en marcha la opción más acertada para nosotros y sin pensamiento alguno. ¿Se imaginan que en ese momento nuestro cerebro tuviera que valorar las diferentes opciones, con sus ventajas e inconvenientes para tomar una decisión? La situación de la carretera que hemos descrito requiere decisiones inmediatas. La latencia, es decir, el tiempo que transcurre desde que vemos el obstáculo hasta que damos la respuesta, debe ser muchísimo menor a un segundo para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia.
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