Valencia, junto con Barcelona, Mallorca y Perpiñán, se convirtió a principios del siglo XV en uno de los grandes centros comerciales a nivel internacional, alojando a empresas productivas, como la de Francesco Datini en Morella, o la Strozzi en la misma Valencia. Siendo claves el comercio de telas, el afianzamiento del mercado interior y las variaciones de la demanda, y a partir de mediados del siglo XV, la conversión en punto de enlace con Andalucía, Portugal y Canarias, además de la apertura de este mercado a Europa alrededor de 1450. 37Uno de los aspectos fundamentales para la mejora del mercado en el reino de Valencia fueron las inversiones de los grupos económicamente más fuertes y el deseo de consumo de una población en pleno proceso de crecimiento. 38
El poder monárquico y la ciudad de Valencia
La precaria situación económica de la monarquía desde el reinado de Pedro IV y sus hijos, así como durante el reinado de los Trastámara, Fernando I y Alfonso V, agravada por la marcha de este último a tierras italianas, tuvo como consecuencia la inestabilidad del poder real que, con frecuencia, se veía obligado a convocar cortes con la finalidad de solicitar nuevas ayudas a las ciudades con las que emprender sus empresas políticas (el viaje a Sicilia, la conquista de Nápoles, etc.) o sociales (la boda del heredero o los actos de bienvenida de un importante personaje), y a través de las cuales sus reinos reivindicaban nuevas prerrogativas y defendían sus intereses. 39
La propia ciudad de Valencia tuvo que prestar en sucesivas ocasiones grandes cantidades a la familia real, con la consecuente aproximación de la urbe a los intereses y políticas de la monarquía, mostrando igualmente el intento del municipio de configurarse en una de las grandes metrópolis del Mediterráneo. A pesar del intento de los Trastámaras por limitar el poder de las entidades municipales, la iniciativa no fructificó, y tras el corto reinado de Fernando I, el gobierno de Alfonso V, con su marcha a la ciudad partenopea, dejó sin resolver las necesidades no sólo gubernativas, sino también políticas y sociales en un periodo de constantes cambios.
La precaria situación económica de la monarquía tuvo como consecuencia inmediata en el campo artístico su relajada posición de mecenas de las artes, 40y más si los comparamos con importantes promotores como la dinastía Valois en Francia en esos mismos años. Posiblemente las dos grandes excepciones fueron Pedro IV y Alfonso V. Mientras que la figura del primero comienza a revalorizarse por su intervención en las obras de reforma del palacio del Real de Valencia, además de la atracción que pudo suponer en artistas como Aloi de Montbrai, o la más conocida de Llorenç Saragossà. Alfonso el Magnánimo, y a pesar de la distancia, dejo su impronta en obras muy significativas como la capilla de los reyes del convento de santo Domingo de Valencia y el interés que siempre mostró por el arte quedó reflejado, de una u otra manera, en la vida valenciana del momento.
Una de las figuras que más apreció reveló por el reino de Valencia fue el primero infante, y después rey Martín I, que desde joven y gracias a sus posesiones en el reino valenciano prestó su ayuda en determinados momento de crisis, como fue el asalto a la judería en 1391, además de la estancia de su esposa María de Luna con la finalidad de pacificar los enfrentamientos entre ciertas familias nobiliarias. 41La muestra más clara de la presencia de Martín I en el reino es tanto la fundación de la cartuja de Valldecrist, como la del monasterio de Santo Espíritu por su esposa, María de Luna, entre otras. 42
Si la unión de Sicilia a los territorios de la Corona benefició los contactos peninsulares con los territorios italianos, durante el reinado del Magnánimo y la conquista de Nápoles éstos se intensificaron. La incorporación de Nápoles, a pesar de los problemas políticos por la ausencia continuada del monarca de la península, trajo consigo una interesante etapa artística y una apertura a las novedades italianas, pero también más oportunidades para la sociedad civil valenciana que se asentaba en la nueva corte de Alfonso V en la ciudad de Nápoles: el viaje de eclesiásticos, notarios y juristas de ricas familias valencianas, el traslado de nobles y caballeros con motivo de la conquista, además del incremento de la actividad mercantil con la nueva plaza adquirida y sus territorios.
Las diferencias políticas y sociales entre los diferentes monarcas que reinaron en la Corona de Aragón también se aprecian en su posición ante el grave problema que afectaba a la Iglesia. Pedro IV exigía la indiferencia de sus ciudadanos ante el Cisma, buscando lo más beneficioso para los intereses de la Corona, mientras que la llegada al poder de Juan I y Martín I supuso el apoyo incondicional de la Corona al papa de Aviñón, generando un motivo más de discordia entre padre (Pedro IV) e hijo (Juan I), que se cerró tras la muerte del Ceremonioso. El cambio de signo de las relaciones entre la cercana corte de Aviñon y la monarquía, además del traslado de Benedicto XIII a Peñíscola, motivaron unos mayores y frecuentes contactos sociales y políticos, además de los artísticos que se tradujeron en la llegada de obras y artistas, y lo que todavía es más importante, una mentalidad receptiva a las novedades llegadas de más allá de los Pirineos.
La estructura de la sociedad valenciana
Si se atiende a las fuentes medievales que hablan sobre la composición de la sociedad medieval, y valenciana en particular, se encuentran las palabras de Francesc Eiximenis aludiendo al paralelismo entre el cuerpo humano y la comunidad, y a la existencia de diferentes partes y estamentos, cada uno de ellos con una función dentro del conjunto y una misión diferente, y al hecho de que el buen funcionamiento de una sociedad se debe al bienestar de cada uno de ellos; 43los miembros del gobierno, los caballeros y hombres de armas, los consellers, los religiosos, los menestrales y los campesinos.
La división que hace Eiximenis, a pesar de basarse en la tradicional estructura alto-medieval de monarquía, Iglesia, nobleza y campesinado atiende a la mayor diversificación de una población en aumento y a sus necesidades de vida, cada día más complejas. Las variantes se deben a la aparición del patriciado urbano y la menestralía. El patriciado urbano es el grupo social con poder político, social y económico, con una profesión liberal, capaz de desempeñar cargos de poder dentro del gobierno de la ciudad, 44mientras que el grupo menestral o artesanal se encargará de responder a la creciente demanda de productos manufacturados por parte de la sociedad local y extranjera, en consonancia con el crecimiento de las urbes y el auge del reino dentro del comercio mediterráneo. La aparición de estos grupos sociales tendrá una gran importancia en el desarrollo de las artes, puesto que bien a través de sus cargos en el poder y posición social, bien por la necesidad de mostrar el estatus de su familia, su devoción o piedad, se encargarán retablos y otros objetos artísticos que ubicarán en lugares públicos de referencia, además de en sus capillas familiares, como un elemento más de comunicación y transmisión de determinadas ideas. En el segundo caso, la posición económica más desfavorable de los artesanos y la necesidad de agruparse tanto con la intención de defender sus intereses, como de mantener y garantizar la producción, implicará la aparición de las corporaciones de oficio, que de forma comunitaria encargarán algunos de los retablos más interesantes de la pintura valenciana medieval. Esta actitud se vincula claramente con las actividades dirigidas a defender el prestigio de la ciudad, en pro de la «cosa pública», y cierto «patriotismo urbano». 45
El impulso de la ciudad: el artesanado
Читать дальше