Anne-Marie Pelletier - Una Iglesia de mujeres y varones

Здесь есть возможность читать онлайн «Anne-Marie Pelletier - Una Iglesia de mujeres y varones» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una Iglesia de mujeres y varones: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una Iglesia de mujeres y varones»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Aunque a lo largo de los últimos tiempos la Iglesia ha experimentado en su seno algunas modificaciones positivas en la relación entre varones y mujeres, no llega de modo manifiesto, en lo profundo de sus reflejos institucionales, a desprenderse de una misoginia visceral que desespera a muchas cristianas. La vida de la Iglesia continúa cargando un desprecio rampante sobre las mujeres. Como reverso de desconfianza y miedos, ese desprecio alimenta formas de violencia larvada, como esa condescendencia que, en la vida diaria, humilla a muchas mujeres en las parroquias o en la vida religiosa y que es causa de injusticias cuyo testimonio herido y púdico se empieza a recoger hoy de boca de cristianas de otros continentes, entregadas en cuerpo y alma a la obra de la caridad.

Una Iglesia de mujeres y varones — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una Iglesia de mujeres y varones», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Así, al leer estos documentos, cada vez más perentorios, incluso las mujeres que no comparten nada de la reivindicación del presbiterado acaban por quedarse confundidas... por la confusión magisterial que se manifiesta en esta vuelta crispada sobre el tema. Como si lo que se decía sobre las mujeres –o a las mujeres– debiera estar constantemente alerta ante un posible peligro por conjurar. Como si su promoción –que, de hecho, es el acceso a más justicia– corriera el riesgo de proporcionarles ideas subversivas que hubiera que controlar celosamente. Porque es de nuevo la obsesión por el control lo que surge en este discurso, con su correlato subyacente a la argumentación teológica, y que es el del miedo al otro. «¿Por qué tienen los varones miedo a las mujeres?», preguntaba hace ya un tiempo una obra del psicoanalista Jean Cournut, formulando una pregunta que ya presupone a las claras la realidad de ese miedo 12. La manera de conducir el debate teológico sobre el tema del sacerdocio sugiere de modo irresistible una respuesta positiva, que hace pensar que los cristianos se hallan lejos de haber salido de la relación intrincada y chirriante de Gn 3 en su descripción, en clave etiológica, del cara a cara de varones y mujeres.

Los documentos magisteriales aquí evocados son contemporáneos de las disposiciones tomadas en las Iglesias de la Reforma, que, desde la mitad de los años noventa, practican la ordenación de mujeres 13. Ciertamente, el contexto no es indiferente, dado que en el mismo seno de la Iglesia católica existen periódica, aunque muy sectorialmente, reivindicaciones en este sentido. Sin embargo, lo que domina con mucho la coyuntura es el ruido ensordecedor para los oídos femeninos del «no» insistente pronunciado a propósito del sacerdocio, que se acumula al «no» rotundo de Humanae vitae a propósito de la contracepción. Para muchas cristianas católicas se había proporcionado la prueba de un divorcio insuperable entre ellas y la institución eclesial. Y esto, sobre todo, porque la palabra enmudecía, porque el debate se había concluido antes incluso de poder comenzarlo. De entrada, el diálogo quedaba descalificado por el ejercicio de una autoridad simplemente perentoria. Así pues, es implícitamente el problema de una palabra de mujer autorizada y audible en la Iglesia lo que se manifiesta como el punto nodal de todo este asunto. Necesitaremos, precisamente, volver sobre la relación de las mujeres con la palabra, desde otra perspectiva, en el próximo capítulo, que dará un rodeo por las Escrituras.

6. ¿Concluyendo?

Por ahora, nos guardaremos de concluir precipitadamente. Porque hoy lo urgente consiste en refrenar los juicios demasiado firmes y contener los ardores que encierran a los cristianos en papeles de fiscales. La condena de nuestras sociedades occidentales secularizadas es, en cierto modo, demasiado cómoda: los excesos libertarios que se publicitan excitan la respuesta; las remodelaciones antropológicas, favorecidas por biotecnologías que tienen como algo propio ignorar todo límite, abren perspectivas imprevisibles y amenazadoras; las posibilidades vinculadas con la inteligencia artificial dejan fantasear con un mundo de omnipotencia de lo racional, pero que amenaza con convertirse en dueño de quienes lo han concebido. El vértigo de la falta de sentido se apodera de nuestras culturas al borde del nihilismo. Y se multiplican terroríficos juegos políticos que cuentan con la imposición de poderes autoritarios, así como con la negación de la solidaridad y la responsabilidad por el otro, sobre el fondo de un incontrolable uso de fake news.

El creyente tiene evidentemente motivos para vincular esta situación con la expulsión de Dios que nuestras sociedades han pronunciado al rechazar cualquier heteronomía, que deja al ser humano solo ante sí mismo, abandonado a sus fuerzas y a sus imaginaciones, y entregado a su soledad. Pero mantenerse en este vilipendio y en la denuncia es una postura bastante tramposa. Porque el más elocuente proceso de la secularización occidental lo están instruyendo hoy las ideologías que enarbolan retórica y políticamente su preocupación por lo religioso, pero que, al mismo tiempo, defienden y promueven posturas profundamente antievangélicas. De esta forma, hoy lo «religioso» –incluido lo cristiano– es lugar de desviaciones que alimentan mentiras y fanatismo. Hay que repetir una vez más que el remedio a la expansión de este «religioso» pervertido es el Evangelio recibido por lo que él es, es decir, como proclamación de la radicalidad del agape.

Más que nunca encuentra su pertinencia la parábola del trigo y la cizaña, con todo lo que esta breve historia comporta de clarividencia, es decir, la afirmación de algo «muy bueno», que es el grano sembrado inicialmente y, después, en un segundo momento, la afirmación de un acto iniciado por un enemigo, con lo que se aclara el reto espiritual de nuestra historia trabajada por lo que Pablo llama el «misterio de iniquidad» 14; esta doble afirmación, por último, acompañada de una exhortación a la paciencia y al respeto de los tiempos. Es lo mismo que decir que la demarcación entre lo bueno y lo malo es actualmente incierta y en parte irresoluble. Es lo mismo que decir que el momento presente es el de una temporalidad en claroscuro, fronteriza entre las cosas provisionales y las definitivas. Todo lo contrario de una neta separación que impondría su evidencia al espíritu de un creyente que participara ya de los secretos del ésjaton. Tiempo de mezcla, pues, que invita al ejercicio, sin arrogancia ni soberbia, del discernimiento. Y que encierra oportunidades para que quien lo practique descubra que la línea de separación entre lo bueno y lo malo pasa por algún lugar de su propio campo.

Esto vale de modo eminente para las evoluciones de la relación entre varones y mujeres, marcadas hoy por dos novedades que necesitan ser investigadas. La primera de estas dos novedades tiene que identificarse como promoción inédita de la justicia entre los dos sexos. Este tiempo se atreve a mirar de frente y denunciar las injusticias institucionalizadas que regulan la coexistencia de varones y mujeres en las sociedades, hacer públicas las opresiones y las violencias que parecían o parecen aún como surgidas de la tradición y exhibir la indecencia de estereotipos machistas vehiculados por las culturas y las religiones. Aunque las perspectivas de transformación son todavía muy diferentes a lo largo del mundo, aunque las violencias del patriarcalismo siguen causando estragos, aunque las adquisiciones están amenazadas de regresión, el hecho tiene amplitud mundial. Por ejemplo, ¿quién habría imaginado tan solo hace unos decenios que una violación colectiva en un autobús de Nueva Delhi, en diciembre de 2012, franquearía el perímetro de un hecho local, rompería la capa de cemento de la indiferencia de la sociedad india y levantaría una ola de reprobación hasta ser la portada de los periódicos del mundo? ¿Quién pudo imaginar, igualmente, que la paquistaní Malala, tras haber sido rescatada de una tentativa de asesinato por parte de los talibanes, tomara la palabra en la tribuna de la ONU en 2010 para hacer un alegato a favor de la causa de las mujeres del mundo que sufren la violencia de los varones? Y es conocida la amplitud mundial alcanzada por hashtags como #MeToo desde finales de 2017. La novedad positiva, cargada de expectativas, que se expresa con todo esto es, en primer lugar, el derrumbe de un inmemorial desorden antropológico y social, disimulado hasta ahora bajo el velo de la tradición, del silencio y de la hipocresía. Este tiempo juzgado como malo encuentra, pues, el medio de arrojar algo de verdad en un importante espacio de la vida de la humanidad, previo a los cambios con los que se tendría que alegrar la conciencia cristiana.

Con toda evidencia, también semejante evolución determina una crisis: el orden de ayer vacila a partir del momento en que se saca a la luz la parte de desorden que lo organizaba. Ya no se puede ignorar que el espacio dado a las mujeres es una pieza maestra del orden simbólico y de las prácticas que organizan una sociedad. Es más que sabido que el mundo cambia y que la sociedad entera se libera y crece cuando la demografía deja de ser ciega, cuando las mujeres no son ya asignadas a la función de generadoras, acceden a la educación y comienzan a estar igualadas con los varones. Igualmente –adaptándonos específicamente a nuestras sociedades occidentales–, existe una clara correlación entre la historia presente de la emancipación de las mujeres y las reacomodaciones antropológicas radicales referentes a la percepción de las identidades sexuales, las modalidades de la procreación y las definiciones de la filiación. Las conmociones que afectan hoy a la familia están evidentemente vinculadas con los derechos reconocidos a las mujeres en paridad con los de los varones.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una Iglesia de mujeres y varones»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una Iglesia de mujeres y varones» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una Iglesia de mujeres y varones»

Обсуждение, отзывы о книге «Una Iglesia de mujeres y varones» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x