9Para hacerlo nos serviremos de Michel Cépède; Hugues Gounelle. El hambre . Vilassar; Barcelona: Oikos-Tau, 1970, pp. 11-19, y Vaclav Smil. Alimentar al mundo . Madrid: Siglo XXI, 2003, pp. 243-285.
10Vaclav Smil. Alimentar al mundo , pp. 248-249, figura 7.1. Smil advierte que la TMB de adultos varía considerablemente entre individuos de una misma población y entre diferentes grupos de población, y advierte que sobre esto no tenemos explicaciones indiscutibles.
11 Ibidem , p. 259.
12Michel Cépède; Hugues Gounelle. El hambre , p. 18.
13Tomamos la referencia de Vaclav Smil. Alimentar al mundo , pp. 259-260.
14Extraemos la información de Michel Cépède; Hugues Gounelle. El hambre , pp. 41-66.
15Véase una gráfica sobre la estatura media de los escolares japoneses de 11 años de edad entre 1900 y 1990 en Vaclav Smil. Alimentar al mundo , p. 255.
16En este sentido, el relato de Colin Turnbull. Les Iks. Survivre par la cruauté. Nord-Ouganda . París: France Loisirs, 1988, passim , es impresionante.
17El punzante relato de Primo Levi. Si esto es un hombre . Barcelona: El Aleph, 2006, ayudará a compender mejor lo que describimos.
18Michel Cépède; Hugues Gounelle. El hambre , pp. 64-66; Vaclav Smil. Alimentar al mundo , pp. 244-245. La ceguera es uno de los problemas más graves que padece la población del Tercer Mundo. Una parte de esta ceguera es reversible, con atención médica. En este caso, se trata de personas, entre ellas muchos niños, que padecen tracoma (infección ocular propia de zonas donde escasea el agua y la higiene), glaucoma (hipertensión ocular) y cataratas. La ONG Ojos del Mundo, fundada en 2001, que opera con oftalmólogos voluntarios, se creó precisamente para combatir estas enfermedades ( El Periódico , 19-XI-2006, p. 30).
19Vaclav Smil. Alimentar al mundo , p. 245.
20Una muerte frecuente con las hambres de la Pequeña Edad Glacial en la Europa de la Edad Moderna. Véase Brian Fagan. La Pequeña Edad …, pp. 208-209.
2. ANTIGÜEDAD DEL FLAGELO
CONCEPTOS ESENCIALES
Los primeros homínidos aparecieron en África hace unos seis o siete millones de años durante el Terciario. El último subperíodo del Terciario, el Plioceno, se extendió entre hace cinco y dos millones de años, y se caracterizó por un enfriamiento general. Después del Terciario, hace dos millones de años, nuestro planeta entró en la era o período Cuaternario, subdividido en Pleistoceno y Holoceno, subperíodo, este último que llega hasta los tiempos históricos. El Pleistoceno, también llamado Gran Edad de Hielo (entre hace dos millones y 15.000 años), se puede considerar una larga fase de transición a los tiempos actuales, caracterizada por la alternancia de períodos de clima muy frío, que recubrían de hielo amplias superficies del planeta (glaciaciones), y períodos de clima más cálido. Estas alternancias explican las migraciones, las desapariciones y los cambios de especies vegetales y animales. También entonces, y de forma evolutiva, apareció el hombre, que en aquellas condiciones climáticas extremas tenía que vivir de la caza y la recolección y habitar en cavernas. El fin de la última glaciación, hace 15.000 años (13.000 ANE), marca la entrada en el Holoceno y, progresivamente, a las condiciones climáticas actuales. Hubo entonces, al principio, unos tres mil años (13.000-10.000 ANE) de rápido calentamiento del planeta, seguidos de una ola de frío de mil años (10.000-9.000 ANE), y a partir de aquí un calentamiento progresivo que llegó al clímax hace unos 4.000 años ANE. Debió ser durante estas últimas fechas de calentamiento progresivo cuando se produjo la gran revolución neolítica, con la aparición de la agricultura y la ganadería. Aunque durante los últimos seis mil años el clima no ha experimentado mutaciones o cambios radicales, comparables a las de las edades geológicas anteriores, está claro que ha habido alteraciones o cambios importantes, sensibles a escala humana. Se podría remarcar, por ejemplo, que durante el Imperio Romano el clima en Europa fue más frío que el actual; que después se vivió un Período Cálido Medieval, caracterizado
por el predominio de veranos estables y calurosos; que a continuació Europa y quizá el mundo entero entró en una Pequeña Edad Glacial, que duró hasta mediados del siglo XIX, y que actualmente asistimos a un calentamiento progresivo imprevisible. 1
PRIMEROS DATOS
La preocupación por conseguir el alimento cotidiano ha estado presente en la historia del hombre desde los orígenes. Puede ser un indicador de ello el hecho de que los prehistoriadores y los arqueólogos, que estudian las primeras sociedades de cazadores-recolectores, encuentren a veces en los depósitos de restos de los yacimientos que excavan, allá donde los hombres prehistóricos abandonaban los huesos de los animales que descuartizaban y comían, huesos humanos cortados de la misma manera que los de los otros animales, con indicios de haber sido mordidos. No es una prueba incontrovertible de canibalismo de supervivencia (puede ser ritual o incluso un hábito alimentario), pero probablemente lo es. Uno de los casos más antiguos registrados en Europa, citado en la introducción, corresponde al Pleistoceno, unos 700.000 años atrás, y la ha proporcionado el registro arqueológico de la Gran Dolina de Atapuerca (Burgos) 2pero hay otros ejemplos de época prehistórica 3además de bibliografía específica. 4
Para la historia de la alimentación y el hambre en el mundo es muy importante, importantísimo, el cambio radical de sistema social que se produjo a principios del Holoceno, hace unos 10.000 años, cuando las primitivas sociedades de cazadores-recolectores comenzaron a domesticar gramíneas salvajes y animales también salvajes, y se transformaron en agro-ganaderas. De acuerdo con lo que se ha dicho, se podría suponer que fue un cambio motivado por la necesidad de escapar de las contingencias propias de una alimentación basada en la caza y la recolección, una especie de estrategia que, buscando la mejor forma de estabilizar y asegurar los medios de subsistencia, creyó encontrar la supervivencia en la reproducción artificial de animales y plantas. A buen seguro, sin embargo, que los especialistas no estarían conformes con una explicación tan simple. 5
El cambio de sistema de vida y alimentación que supusieron la agricultura y la ganadería, con las consiguientes transformaciones económicas, sociales, políticas y religiosas, fue positivo a largo plazo. La superioridad de las nuevas formas económicas se tradujo en un aumento de la tasa de fertilidad y, por tanto, en un mayor potencial de crecimiento demográfico. De todas maneras, el cambio no fue fácil ni tuvo lugar en todas partes y en poco tiempo, al contrario: hubo grandes desigualdades regionales y, en general, al hombre le costó mucho adaptarse. De hecho, en una fase inicial las condiciones de existencia empeoraron respecto al período anterior, y hasta es posible que se acortara la duración media de la existencia. La arqueología del Neolítico, que es el nombre con el que identificamos la fase histórica del nacimiento de la agricultura y la ganadería, nos proporciona pruebas por medio de las paleopatologías. En efecto, el estudio de los restos óseos de este período muestra un incremento de las caries, hipoplasias del esmalte dentario (desarrollo insuficiente) y deformaciones óseas diversas, reveladoras de desnutrición, un hecho que también indica la criba orbitalia y la hiperostosis porosa (hipertrofia del hueso, disminución de la densidad ósea). La criba orbitalia es una lesión localizada en el techo de la órbita caracterizada por una excesiva vascularización del hueso, hecho que se atribuye a deficiencias en la alimentación (sobre todo ausencia de hierro) y problemas de anemia. 6Estas patologías que descubren los arqueólogos y los antropólogos llevan a un único diagnóstico: los primeros ganaderos y agricultores comían poco y mal, vivían en malas condiciones higiénicas (mezclados con los animales) y trabajaban duro. Es lógico, entonces que padeciesen perturbaciones fisiológicas. 7
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