Malvasia moscatella, barili quaranta; torze et candelle di cera bianca, di varie sorti, libre mille; zucchero fino; pani ducento in due casse; specierie, cioè garofani, canella, pepe, gengevo da Bul, macis, noci moscate, libre trecento; conditi di varie sorti in zucchero, come zenzero verde indiano, mirabolani embli || 4vci, chebuli et d’altre sorti, noci moscate con li sui macis, dattili, mandole indiane, limoni, citroni, zucche, peri moscatelli, tutti conditi, diversi vasi. Confettioni di varie sorti, come pistacchi, canelline, seme, fenocchi, coriandoli, mandole, pignuoli confetti, tutti libre trecento; sturioni freschi, dodici; botarghe da Costantinopoli, dodici pesse grandi; formatio piaventino, dodici pezze grandi; salami, cioè pressuti, lengue, salcizzoni, soprassade al peso di libre mille.
Otra preocupación esencial para el relacionero anónimo era la descripción de las gentes en las calles, el ambiente de fiesta con los colgantes en las ventanas, los desplazamientos de las barcas que se congregaron en la laguna, la enumeración de palacios, monasterios e iglesias que visitó, muchos de ellos hoy desaparecidos. También hay una enumeración exhaustiva de los acompañantes locales que salieron a recibir a la reina, que proporcionan mucha información hasta hoy desconocida para los historiadores que intentan reconstruir la difícil negociación a tres bandas entre el emperador Carlos V, el rey Segismundo II y la reina viuda de Polonia previa al viaje.
El viaje de la reina Bona tenía unas características muy particulares. Estamos habituados a leer las relaciones de las entradas de nobles jóvenes que se desplazan para casarse con un monarca, pero no es frecuente que nos encontremos con la relación de la entrada de una reina viuda, que abandona su reino, con todas sus pertenencias, con el pretexto aparente de hacer una cura de las aguas de Abano en Padua y con la convicción no expresada y compartida de retirarse al ducado de Bari, donde su madre Isabel de Aragón, hija de Alfonso II, rey de Nápoles, esposa de Giovan Galeazzo Sforza, había concluido su vida. Este viaje era el regreso a Italia, la afirmación de su religión, ante una inclinación tendente a la heterodoxia de su hijo, la voluntad de vivir en libertad en el ducado heredado de su madre con su corte. Los intentos para ser nombrada virreina de Nápoles no fructificaron a lo largo de los largos años de negociaciones, entre 1548, cuando tenemos la primera noticia de su deseo de volver a Italia, y el año de su llegada, 1556. Los negociadores de su entorno, los miembros de la familia Pappacoda, agentes como Pompeo Lanza, notarios como Vito Pasquale, y otros muchos, se desplazaron durante esos ocho años a las cortes europeas de Carlos V y de Felipe II para que el emperador intercediera ante su hijo, Segismundo II, y los miembros del Senado polaco para que dieran su autorización. En esa negociación se acordó el testamento de la reina Bona, que contemplaba la cesión del ducado de Bari y otros territorios a Felipe II. Las circunstancias de la muerte de la reina, que se produjo poco después de su llegada, hicieron nacer un relato truculento sobre las circunstancias de esta, así como sobre la relación que tenía con su secretario, Giovan Lorenzo Pappacoda, de quien se afirma sin ninguna base documental que era su amante.
Todo ello creció en truculencia durante el siglo XIX, como exigía el gusto de la época, y espero ser útil en su esclarecimiento con la edición de las cartas de todos los personajes que participaron en las negociaciones para hacer possible su viaje.
En esta ocasión lo que interesa es cómo un mismo evento fue narrado de manera distinta, porque diferentes eran los lectores a quienes iban destinadas las relaciones. También cabe destacar el anonimato de la primera relación, pero con la datación precisa, que es un elemento fundamental para la difusión de las noticias, frente a la relación erudita de Bassiani, que ofrece un texto a unos lectores más formados, interesados en la cultura clásica, en las medallas, en la historia. Los lectores de la segunda relación están interesados en el detalle de la vida social, de los personajes conocidos, los regalos de la Señoría, productos locales y exquisitos, las visitas y el ambiente de fiesta que llenó la ciudad de Venecia durante los días en que la reina Bona fue su huésped.
Otro aspecto importante que se desprende de estas dos relaciones es que la información es local. La relación de Bassiani, paduano, no refleja la visita de la reina Bona a Venecia, aun siendo posterior a la primera relación veneciana, que confiesa conocer. De la relación veneciana le interesa el poco cuidado en la descripción del arco de bienvenida, que él mismo había concebido. En ella se narra por encima la visita de la reina a Padua, pero subraya los acontecimientos de la ciudad de Venecia, aunque este aspecto no presenta ninguna novedad. Conocemos, por los testimonios de las relaciones que se han conservado, los largos viajes de monarcas de un reino a otro, atravesando toda Europa. Estos viajes generaron publicaciones en cada ciudad en la que se detuvieron para resaltar los honores del recibimiento. En este sentido, las dos relaciones cumplen la función de registrar el evento excepcional en cada ciudad, y el interés que despertó en sus ciudadanos.
Si estas hojas no fueran tan frágiles, sería posible reconstruir parada a parada todas las etapas del viaje, y con la relación no solo tendríamos la descripción del hecho, sino también las referencias de las tradiciones, gastronomía, modos de celebrar las grandes fiestas, organizadas y protagonizadas por los más destacados personajes de cada lugar. Cada viaje es el registro de la fiesta y de quienes la organizan y trabajan para que sea posible, pero también es la memoria de la fiesta, que queda en crónicas o relaciones, sin olvidar a los autores y a los impresores.
Queda por último añadir que la relación anónima de Venecia aporta una serie de datos hasta hoy desconocidos por los investigadores, como los nombres de todos los servidores italianos que salieron de Varsovia para acompañar a la reina y que se establecieron con ella en Bari. Estos nombres abren una vía de investigación nueva que, sin duda, aportará datos para completar, en la medida de lo posible, el viaje y su establecimiento en Bari, hasta su muerte.
1. Esta investigación se ha realizado gracias al proyecto de investigación Las mujeres en la Casa de Austria 1526-1600 , Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, FFI2017-83252-P.
2. Benedetto Croce: La Spagna nella vita italiana della Renascenza , Bari, Laterza, 1549.
3. En los numerosos volúmenes de Elementa ad fontium editiones , Institutum Historicum Polonicum Romae, vols. I-LXXVI (1960-1992), hay varias cartas publicadas sobre el tema que nos ocupa. En su lugar señalaremos las publicaciones, pues, aunque no hayamos visto ninguna directamente relacionada con su viaje, sí que hay algunas que conviene retomar para que, colocadas cronológicamente, alumbren la larga negociación de su viaje.
4. K. Zaboklicki: Lettere inedite (1554-1556) di Bona Sforza, regina di Polonia, al suo agente italiano Pompeo Lanza , Varsovia / Roma, 1998.
5. Carta de Bona Sforza a Pompeo Lanza de 23 de julio de 1554, que corresponde a la n.º 39 de la presente edición.
6. Unos meses antes, el 18 de marzo de 1541, la reina Bona escribió al comendador mayor, Francisco de los Cobos. Mandaba a Stanilao Maciejowski, nuncio del rey Segismundo. Véase Documenta Polinica ex Archivo Generali Hisaniae in Simancas , vol. VIII, 1.ª parte. En 1542, la reina Bona escribe a Juan Vázquez de Molina, secretario del emperador, en gratitud por sus atenciones, ibíd., p. 68.
7. Cf. carta n.º 1 de la presente edición.
8. Ibíd.
9. Cf. las cartas 3 y 4 de esta edición, que son un intercambio epistolar entre la reina Bona y Nicolas Perrenot de Granvelle a propósito de la petición «nani maschi et femine per il molto essito n’habbiamo fatto a preghi di molti principi che strettamente ci l’hanno domandati». Sobre este aspecto, véase Almudena Pérez de Tudela: «Enanos polacos en las cortes de Carlos V y Felipe II», en A. Martín Casares, R. Benítez Sánchez-Blanco y M. C. Delaigue (eds.): Criados y esclavos de nobles y reyes de España, siglos XVI-XVIII , Valencia, Tirant lo Blanch, 2020, pp. 17-49. En este libro hallará el lector tres cartas en las que se menciona el envío de los enanos polacos a Nicolas Perrenot de Granvelle. Las tres cartas son del año 1546 y se hallan en BNE, ms. 7917/146 (carta n.º 5 de la presente edición); BNE, ms. 20209-51 (carta n.º 4 de la presente edición); RB II 2266, f. 140r (carta n.º 3 de la presente edición).
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