Durante el tiempo que fui ministro [fui una vez a Santander] y cuando llegué allí había tropas de lanceros rindiéndome honores. Pasé revista [...] acompañado de un oficial; cuando terminó esta ceremonia, le rogué al jefe que, mientras yo leía en la Biblioteca Menéndez Pelayo el decreto referente al Instituto de España y su Función, cuatro soldados le diesen guardia de honor al monumento a Menéndez Pelayo que se encuentra en el jardín de la biblioteca, delante de la escalera de acceso a la misma. [...]. Terminada la lectura y leída el acta de la sesión por el secretario de la Sociedad Menéndez Pelayo, Luis de Escalante, descendimos al jardín de la biblioteca para depositar una corona de laurel ante la estatua de don Marcelino, a la cual daba guardia una sección de estudiantes del seu. 36
Sáinz Rodríguez no llegaría a publicar las obras completas de don Marcelino, como pretendía, mientras fue ministro de Educación; sería el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo dirigido por la facción católico integrista del franquismo, quien las publicara, en 65 volúmenes, a partir de 1940.
El magisterio de Marcelino Menéndez y Pelayo no será auspiciado solamente por los grupos católicos que formaban parte de las facciones del franquismo, elaboradores del discurso nacionalcatólico; la facción denominada nacionalsindicalista lo hará también suyo, y se extenderá mucho más allá del período 1939-1945 que aquí nos ocupa. Dos de los hombres más significativos del fascismo español no escatimarán sus alabanzas al santanderino. En su libro Literatura española contemporánea , Gonzalo Torrente Ballester, en el apartado dedicado a Menéndez y Pelayo, escondiéndose tras una cita de Pedro Laín Entralgo, escribe: Menéndez Pelayo «enseñó a los españoles a mirar la verdad de su pasado [...]; predicó a los españoles el imperativo de la unidad»; a lo que añade su propia opinión: estas palabras «bastan para que cualquier juicio sereno le discierna la elevada jerarquía, la especial consideración de que su nombre goza». 37
En enero de 1956, siendo rector de la Universidad de Madrid Pedro Laín Entralgo, se hace un homenaje a don Marcelino en el primer centenario de su nacimiento, y se edita un cuadernillo con 5 textos a él dedicados. 38 En el primero de ellos, José María Sánchez Muniaín, miembro de Acción Católica y propagandista activo, lo define como un español sin doblez, «caritativo con los equivocados y pecadores». 39 Alfonso García Valdecasas, uno de los fundadores de Falange española, pasado luego a la facción monárquica, escribe: «la obra de Menéndez Pelayo se reveló para muchos como luz de encendida esperanza en el futuro de España y como fecundo acervo de valores permanentes de la cultura española». 40 Para el matemático Julio Rey Pastor, Marcelino Menéndez y Pelayo es un «caballero rezagado de la cruzada multisecular contra el Islam y tardío retoño de la casta que produjo conquistadores de mundos bajo el signo de la cruz». 41 Laín Entralgo, con una retórica muy de la época, escribe: «Esta que aquí veréis, sea sin manquedad y famosa toda, es el alma de don Marcelino Menéndez y Pelayo, español de pro. [...] viva y preocupada ante sus creencias y sus problemas: España, su fe religiosa, la época entre bonancible y tormentosa en que le tocó vivir». 42 El texto que completa el cuadernito, aunque se sitúa en la línea del elogio correspondiente al acontecimiento, intenta evadirse del ámbito de valores fundamentales del franquismo en que los otros se sitúan plenamente; se trata de un texto de Dámaso Alonso centrado en la faceta de crítico literario de don Marcelino, más particularmente en la recepción por éste de la figura de Lope de Vega. Traza primero un paralelismo entre los dos: «Uno y otro –aún mozalbetes– entran de sopetón en la más cruda luz de la fama, rodeados de la vocinglería del escándalo: el uno, Lope, un escándalo de infame origen; el otro, el joven Marcelino, la ruidosa polémica voluntariamente provocada con el intento más generoso: la defensa de la ciencia española». La comparación parece un tanto forzada en el contexto en que se produce, y Dámaso da otra vuelta a la tuerca añadiendo: «Es sabido que Menéndez Pelayo había escrito en la carpeta donde guardaba sus poesías: En arte soy pagano hasta los huesos/... pese a quien pese». 43 Dámaso Alonso era un hombre emparentado con la Institución Libre de Enseñanza, había colaborado en publicaciones republicanas y era reputado como un liberal, aunque su nombre aparecerá asiduamente en las publicaciones franquistas; pero eso lo veremos con más detalle en el capítulo siguiente.
1 Citado por Vicente Cacho Viu, La Institución Libre de Enseñanza , Madrid, Fundación Albéniz, 2010, p. 279.
2 Ibid ., p. 403.
3 Citado por Jaume Claret Miranda, El atroz desmoche (La destrucción de la Universidad española por el franquismo), 1936-1945 , Barcelona, Crítica, 2006, pp. 61-63.
4 Ibid . Véase también, Luis Enrique Otero Carvajal (dir.), La destrucción de la ciencia en España. Depuración Universitaria en el franquismo , Madrid, Editorial Complutense, 2006.
5 VV. AA. Una poderosa fuerza secreta. La Institución Libre de Enseñanza , San Sebastián, Editorial Española, 1940, < http://www.filosofia.org/bol/bib/nb052.htm>.
6 Miguel Artigas, «A modo de compendio: Menéndez Pelayo y la Institución Libre de enseñanza», pp. 25-30.
7 Citado por Vicente Cacho Viu, La Institución ..., op. cit ., pp. 152 y ss.
8 Ibid ., pp. 207-208.
9 José Antonio Expósito, doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense y especialista de Juan Ramón Jiménez, dice a este respecto: «Con Arte menor quiso jrj culminar una trilogía formada por Las hojas verdes y Baladas de primavera que presenta unas características formales y temáticas similares [...]. El germen de estos versos hay que buscarlo en el pensamiento krausista imbuido por hombres como Giner o Cossío que le orientaron decididamente con su trato y su ejemplo vivo hacia el interés y la valoración ética y estética del arte popular», El País , 19 de febrero de 2011.
10 Antonio Gregorio Rocasolano, «La Táctica de la institución», pp. 125-130.
11 Fernando Díaz Plaja, La España franquista en sus documentos , Barcelona, Plaza y Janés, 1976, pp. 39-43.
12 Antonio Gregorio Rocasolano, «La investigación científica acaparada y estropeada», pp. 149-160.
13 Luis Bermejo, «El Instituto Rokefeller», pp. 197-202.
14 Miguel Allué, «La formación del profesorado», pp. 131-136.
15 Miguel Sancho Izquierdo, «La provisión de las cátedras», pp. 137-146.
16 Benjamín Temprano, «El instituto-escuela», pp. 161-165.
17 Carlos Riba, «La residencia de Estudiantes», pp. 167-179.
18 Domingo Miral, «Los cursos de verano», pp. 181-185.
19 José Talayero, «La escuela superior de magisterio», pp. 187-189.
20 José Guillart y López Goicoechea, «La escuela de criminología», pp. 203-211.
21 Romualdo de Toledo, «Otros organismos creados por la República», pp. 213-217.
22 Juan Contreras, «La Institución Libre de Enseñanza y el Arte», pp. 221-226.
23 Hernán de Castilla, «La Institución libre y la política», pp. 241-251.
24 Romualdo de Toledo, «La Institución Libre de Enseñanza y las Cortes», pp. 253-257.
25 X.Y.Z., «La Institución y la guerra», pp. 259-269.
26 «La Institución Libre y la Prensa», pp. 227-240.
27 Fernando Martín-Sánchez Juliá, «Origen, ideas de la Institución Libre de Enseñanza», pp. 31-122.
28 Eclesia Digital , órgano oficioso del episcopado español, publicaba el 30 de julio de 2010 la nota siguiente: En la presentación de la Causa de Beatificación de Fernando Martín-Sánchez, se destaca su cristiana aceptación de su enfermedad y su compromiso público. La Asociación Católica de Propagandistas (acdp) presenta en Santander la Causa de Beatificación del que fue el segundo de sus presidentes, Fernando Martín-Sánchez. En el marco del curso de verano «Intelectuales en la Historia de la acdp», que ha sido clausurado hoy, 30 de julio en Santander.
Читать дальше