Richard Wagner - La obra de arte del futuro (2a ed.)

Здесь есть возможность читать онлайн «Richard Wagner - La obra de arte del futuro (2a ed.)» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La obra de arte del futuro (2a ed.): краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La obra de arte del futuro (2a ed.)»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Wagner, más que un músico y un poeta con nombre, fue también un notable escritor y pensador, así¬ como un ensayista prolífico. Sus ideas y sus propuestas son imprescindibles para captar las relaciones entre la música y la filosofí¬a, o si se quiere, entre la musicología y la historia de las ideas, un aspecto fundamental de la teoría estética. La meta a la que apuntan estos escritos wagnerianos es un nuevo arte que ha de sumar y potenciar las diferentes modalidades artísticas en creaciones multidisciplinares, en dramas mítico-ejemplares que otorguen permanencia al recuerdo y a la significación de los héroes, una especie de tragedias griegas revividas y nuevamente musicales, que se escenificarán en los teatros especialmente diseñados para estos espectáculos totales.

La obra de arte del futuro (2a ed.) — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La obra de arte del futuro (2a ed.)», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Es cierto que al principio el artista no procede inmediatamente: su crear es, no obstante, mediador, selectivo, arbitrario; ahora bien, precisamente allí donde media y selecciona, la obra de su actividad no es todavía una obra de arte; su forma de proceder es más bien la de la ciencia, la de la que busca e investiga y, en consecuencia, es arbitraria y errónea. Únicamente allí donde se ha hecho la elección que se debía y se ha elegido lo necesario – así pues, allí donde el artista se ha reencontrado a sí mismo en el objeto tal y como el ser humano perfecto se reencuentra en la naturaleza – tan sólo allí penetra la obra de arte en la vida, y sólo entonces aquélla es algo real, algo que se determina a sí mismo y que es inmediato.

La obra de arte real, es decir, la obra de arte que se presenta de un modo inmediatamente sensible, en el momento de su manifestación más corpórea , es también, por lo tanto y ante todo, la salvación del artista, el exterminio de las últimas huellas de la arbitrariedad creadora, la indudable determinatividad de lo hasta ese momento sólo representado, la liberación del pensamiento en la sensualidad y la satisfacción de las exigencias vitales en la vida.

En este sentido, la obra de arte en tanto acto vital inmediato es, pues, la plena reconciliación de la ciencia con la vida, la corona de la victoria que la vencida, salvada por su derrota, ofrece a la vencedora, gozosamente conocida por ella, rindiéndole homenaje.

3. El pueblo y el arte

La redención del pensamiento, la salvación de la ciencia en la obra de arte sería imposible si se pudiese subordinar la vida misma a la especulación científica. Si el pensamiento consciente y arbitrario en verdad dominase por completo a la vida, si pudiese adueñarse del impulso vital y utilizarlo con un propósito distinto al de la necesidad de las exigencias absolutas, la vida misma sería negada para ser incorporada por la ciencia; y de hecho la ciencia, en su excesivísima soberbia, ha soñado con semejante triunfo, y nuestro Estado actual, así como nuestro arte moderno, son los frutos asexuados y estériles de tales sueños.

Los grandes errores no arbitrarios del pueblo, tal como desde el comienzo se mostraron en sus visiones religiosas, y en la forma en que se convirtieron en los puntos de partida del pensamiento y de la sistematización, arbitrarios y especulativos, de la teología y de la filosofía, se han elevado en estas ciencias, sobre todo gracias a la mediación de su hermana adoptiva, la sabiduría del Estado, y se han convertido en poderes que no tienen menores pretensiones que las de ordenar y dominar al mundo y a la vida, en virtud de su inherente infalibilidad divina. Desde luego, este error seguiría sin enmendarse, victoriosamente destructivo, por toda la eternidad, si el mismo poder vital que de manera no arbitraria lo engendró no lo hubiese prácticamente aniquilado de nuevo por una intrínseca necesidad natural, y, en efecto, lo hizo con tanta claridad y determinación que la inteligencia, separándose con arrogancia de la vida, no tiene ya en último extremo, ante la locura real, más salvación que reconocer incondicionalmente lo único que es determinado y claro. Ahora bien, este poder vital es – el pueblo.

¿Quién es el pueblo? – Es necesario ponerse, en primer lugar, de acuerdo en la respuesta a esta cuestión, sumamente importante. El pueblo fue desde siempre la suma de todos los individuos que formaban una comunidad. Al principio, él fue la familia y las generaciones; posteriormente, las generaciones unidas por una misma lengua, en cuanto nación. En la práctica, por el Imperio Romano, que se tragó a las naciones, y en la teoría, por el cristianismo, que no admitió a los seres humanos nacionales, sino sólo a los cristianos, el concepto de pueblo se ha extendido tanto, o hasta se ha volatilizado de tal forma, que bajo él podemos entender o bien al ser humano en general, o bien, según una arbitraria acepción política, a una cierta parte de los ciudadanos de un Estado, por lo general la de los que no tienen posesiones. Este nombre ha recibido, aparte de un significado frívolo, un indeleble significado moral , por el que en épocas angustiosas e inestables todo desea figurar con gusto como pueblo, todos pretenden estar preocupados por su bienestar, y nadie quiere saberse separado de él. Por eso incluso en época reciente se ha planteado, en los sentidos más diversos, la siguiente cuestión: ¿quién es el pueblo? ¿Puede este nombre reservarse en exclusiva a una parte especial de la totalidad de miembros del Estado, a una fracción determinada de los mismos? ¿No somos más bien todos nosotros «el pueblo», desde el príncipe hasta el mendigo?

Así, esta cuestión se debe responder de acuerdo con el sentido decisivo, de ámbito histórico universal, que ahora le subyace:

El pueblo es la suma de todos aquellos que sienten una necesidad comunitaria. Por lo tanto, forman parte de él cuantos reconocen que su propia necesidad es una necesidad comunitaria, o al menos que se fundamenta sobre ella; esto es, todos aquellos que pueden esperar la satisfacción de su necesidad únicamente en la satisfacción de la necesidad común, y en consecuencia emplean toda su fuerza vital para satisfacer esa necesidad que han reconocido como común; – pues sólo es verdadera la necesidad que lleva las cosas al extremo, ya que únicamente ella tiene la fuerza de las verdaderas exigencias; ahora bien, sólo es verdadera una exigencia común; sólo quien siente una exigencia verdadera tiene derecho a satisfacerla; necesidad no es sino la satisfacción de exigencias verdaderas, y sólo el pueblo actúa por necesidad , esto es, de una manera irresistible, victoriosa, y únicamente verdadera.

¿Quién, pues, no pertenece al pueblo, y quiénes son sus enemigos? Todos aquellos que no sienten ninguna necesidad , y cuyo impulso vital, por tanto, consiste en exigencias que no crecen hasta alcanzar la fuerza de la necesidad, o sea que son imaginarias, falsas, egoístas, con lo que no sólo no se incluyen entre las exigencias comunes sino que, en tanto mera exigencia de conservación de lo superfluo – única forma en que pueden pensarse como tales exigencias carentes de la fuerza de la necesidad – se contraponen justamente a las comunes.

Allí donde no hay necesidad alguna, no hay tampoco verdadera exigencia; donde no hay verdadera exigencia alguna, no hay ninguna actividad necesaria; donde no hay ninguna actividad necesaria, hay arbitrariedad; donde impera la arbitrariedad, allí florecen todos los vicios y los crímenes contra la naturaleza. Pues la exigencia imaginaria y falsa sólo puede buscar satisfacerse reprimiendo, negando e impidiendo la satisfacción de las exigencias verdaderas.

Ahora bien, satisfacer exigencias imaginarias es un lujo , que no puede darse ni mantenerse sino en antítesis con, y a expensas de, la carencia de lo necesario en la otra parte.

El lujo es tan desalmado, inhumano, insaciable y egoísta como la exigencia que lo reclama, a la que, sin embargo, no logra calmar nunca, ni en su máxima elevación ni en toda la pujanza de su ser, precisamente porque tal exigencia no es natural y reclama una satisfacción excesiva, y además por la razón siguiente: porque, en la medida en que es falsa, no tiene ninguna antítesis verdadera y esencial donde pudiera desaparecer, esto, es aniquilarse, satisfacerse. El hambre sensible, real, tiene su antítesis natural, la saciedad, en la que desaparece – por la alimentación –: las innecesaria exigencia de lujo es ella misma ya un lujo, algo superfluo; en consecuencia, el error que contenga jamás podrá desaparecer en la verdad: atormenta, destruye, quema y mortifica, siempre insatisfecha; deja que el espíritu, el corazón y los sentidos se consuman en vano; devora todo el placer, la jovialidad y la alegría de la vida; por un único instante de deleite, inalcanzable a pesar de todo, disipa la actividad y la fuerza vital de miles de indigentes; viven del hambre, que sigue sin saciarse, de miles de pobres, sin poder satisfacer ni por un momento su propia hambre; retiene a todo un mundo en las férreas cadenas del despotismo, sin poder romper, ni siquiera por un instante, las doradas cadenas de ese tirano en el que ella misma se ha convertido.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La obra de arte del futuro (2a ed.)»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La obra de arte del futuro (2a ed.)» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La obra de arte del futuro (2a ed.)»

Обсуждение, отзывы о книге «La obra de arte del futuro (2a ed.)» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x