Si mi experiencia no me engaña y como afirman también muchos otros, no cabe duda de que sería uno de los modos más eficaces y eficientes de conseguir el mayor desarrollo y bienestar para el conjunto de la sociedad. Incluso beneficios económicos si tenemos en cuenta el coste de los problemas en la infancia y sus repercusiones en la edad adulta. También por el que más motivados estamos la gran mayoría de los seres humanos debido al amor y la ternura que los niños/as provocan en casi todos/as nostras/os, o lo felices que nos sentimos simplemente cuando los vemos bien. Lo digo por propia experiencia, porque tengo que confesaros que una gran parte de mi motivación a la hora de plantearme traducir y prologar este libro fue porque quería dedicárselo a Salva y Candela, mis grandes maestros sobre psicología infantil, así que ahí va.
Dedicado a Salva y Candela, con todo mi amor de su «Grandma».
Dra. Carmen Mateu Marqués
Valencia, 9 de septiembre de 2012
1 YouTube vídeos: Toshiro Kanamori .
2 Krishnamurti, J. (2011): La libertad primera y última . Casa del Libro, Debolsillo. Wilber, K. (1999): La conciencia sin fronteras . Barcelona, Kairos.
3 Las personas interesadas en salir de dicha ignorancia pueden consultar también los avances de la Epigenética, disciplina que a pesar de haber sido propuesta en 1953 por Conrad Hal Waddington (1905-1975), biólogo del desarrollo, paleontólogo, genetista, embriólogo y filósofo escocés, uno de los fundadores de la biología de sistemas, no parece haber calado todavía en nuestro entramado cultural. Epigenética (Def.) La epigenética reinterpreta conceptos conocidos y desvela nuevos mecanismos por los cuales se manifiesta la información contenida en el ADN de cada individuo. Concepto a concepto, se está descifrando un nuevo lenguaje del genoma e introduciendo la noción de que nuestras propias experiencias pueden dar lugar a distintas manifestaciones de nuestro potencial material genético, de una forma, hasta ahora desconocida y que estas manifestaciones pueden ser transmitidas a generaciones futuras.
4 Disciplina de la psicología que versa sobre la pareja en su rol de madres/padres. Los temas que estudia y sobre los que acumula conocimiento sistemático abarcan aspectos muy variados; entre otros, la evolución histórica del concepto de maternidad/ paternidad, diferentes tipos de madres/padres (solteros, adolescentes o adoptivos), características básicas de la crianza (etapas evolutivas del niño/a, etapas evolutivas de la pareja, creencias y expectativas sobre la crianza, situación laboral de los padres/ madres), la familia extensa y las relaciones con los abuelos/as, intervención en parenting , modos de promover la salud, el ajuste social, la competencia cognitiva y la regulación de emociones de los hijos/as, los problemas de la drogadicción, niños/as con dificultades especiales, etc.
PRÓLOGO A LA EDICIÓN INGLESA
Esta es la historia de un niño en busca del sí mismo a través de su proceso psicoterapéutico. Ha sido escrita a partir de la experiencia de una persona real, un niño pequeño llamado Dibs. A medida que este niño fue avanzando enfrentándose con las bruscas fuerzas de la vida, fue creciendo dentro de él una nueva conciencia de su propia individualidad, así como el alentador descubrimiento de que tenía en su interior una estatura y una sabiduría que se expandía y se contraía, como lo hacen las sombras bajo la influencia del sol y las nubes.
Dibs experienció profundamente el proceso complejo del crecimiento, del esforzarse por los preciosos dones de la vida, del empaparse a sí mismo con el sol de sus esperanzas y la lluvia de sus penas. Lenta, tentativamente, descubrió que la seguridad de su mundo no estaba totalmente fuera de sí mismo, sino que más bien el centro de estabilidad que él buscaba con tanta intensidad estaba dentro, en lo más profundo de sí mismo.
Debido a que Dibs habla en un lenguaje que desafía las creencias de muchos de nosotros, y debido a que anhela alcanzar una individualidad que le permita reconocer con orgullo su nombre y su lugar en el mundo, su historia se ha convertido en la historia de cada uno de todos nosotros. Por medio de sus experiencias en la sala de juegos, en su casa y en el colegio, su personalidad sufre un desarrollo, permitiendo desarrollar también gradualmente, de un modo amable, las vidas de otros que han tenido el privilegio de poder saber acerca de él.
Virginia M. Axline
CAPÍTULO 1. DIBS EN EL COLEGIO
Era la hora de ir a comer, la hora de irse a casa, los niños se movían dando vueltas por la sala con su habitual ruido, haciendo tiempo mientras se ponían sus abrigos y sus gorros. Pero no Dibs. Él se había arrinconado en una esquina de la habitación, allí estaba agachado con la cabeza baja, los brazos cruzados apretados contra su pecho, ignorando el hecho de que era la hora de irse a casa. Las profesoras esperaban. Siempre se comportaba de ese modo cuando llegaba el momento de volver a casa. Miss Jane y Miss Hedda ayudaban a los otros niños cuando lo necesitaban. Mientras, observaban a Dibs con discreción.
Sus madres los fueron llamando y los otros niños salieron del colegio. Cuando las profesoras se quedaron a solas con Dibs intercambiaron miradas entre sí y lo miraron, acurrucado contra la pared.
–Ahora te toca a ti –dijo Miss Jane mientras salía silenciosamente de la habitación.
–Vamos Dibs. Es hora de irnos a casa. Es la hora de comer –dijo Hedda pacientemente. Dibs no se movió. Su resistencia era tensa y firme–. Yo te ayudo a ponerte el abrigo –dijo Hedda, acercándose a él poco a poco, llevándole el abrigo. Él no levantó la vista. Se apretó más contra la pared, hundiendo su cabeza entre sus brazos.
–Por favor, Dibs. Tu madre estará pronto aquí.
Ella siempre llegaba tarde, esperando probablemente que la batalla
del gorro y el abrigo hubiera pasado cuando llegara, y que Dibs se fuera con ella tranquilamente.
Hedda estaba ahora junto a Dibs. Se agachó y le acarició el hombro.
–Vamos, Dibs –dijo suavemente–, sabes que es hora de irnos.
Hecho una pequeña furia, Dibs se dirigió hacia ella golpeándola con
sus pequeños puños apretados, arañándola, tratando de morderla y gritando. «¡No voy a casa! ¡No voy a casa! ¡No voy a casa!». Era el mismo berrinche de todos los días.
–Ya sé –dijo Hedda–. Pero tienes que ir a casa a comer. Tú quieres hacerte mayor y fuerte, ¿a que sí?
De repente Dibs se quedó inerte. Dejó de luchar contra Hedda. Le dejó que introdujera sus brazos en las mangas y que le abotonara el abrigo.
–Volverás mañana –dijo Hedda.
Cuando su madre llegó a por él, Dibs se fue con ella, inexpresivo, con la cara llena de lágrimas.
Algunas veces la batalla duraba más y no había acabado cuando su madre llegaba. Cuando sucedía esto su madre llamaba al chófer para que cogiera a Dibs. Era un hombre muy alto y fuerte. Entraba, cogía a Dibs entre sus brazos y lo llevaba al coche, sin pronunciar palabra. Algunas veces Dibs gritaba todo el tiempo hasta llegar al coche mientras le golpeaba con sus puños cerrados. Otras veces, se callaba de repente, derrotado y como sin energías. El hombre nunca le hablaba a Dibs. Parecía no importarle si Dibs peleaba y gritaba, o si de pronto se quedaba inmóvil y quieto.
Dibs llevaba casi dos años yendo a esa escuela privada. Las profesoras habían hecho todo lo que sabían para conseguir establecer una relación con él, para obtener una respuesta de su parte, pero no habían tenido éxito. Dibs parecía determinado a mantenerse alejado de todo el mundo. Eso era al menos lo que Hedda pensaba. En la escuela había hecho algunos progresos: cuando empezó a ir al colegio no hablaba y nunca se aventuraba fuera de su silla; se sentaba allí mudo y se quedaba inmóvil toda la mañana. Después de muchas semanas comenzó a alejarse de su silla y a gatear por la habitación, parecía como si estuviera observando algunas cosas que le interesaban. Cuando alguien se le acercaba se enroscaba como una bola sobre el suelo y dejaba de moverse. Nunca miraba directamente a nadie a los ojos. Nunca respondía cuando alguien le hablaba.
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