GUSTAVO ZARAGOZA
CRÓNICADEL BIENESTAREN TIEMPOSDE MALESTAR
Presentación de Carmen Amoraga Epílogo de Ximo Garcia Roca Ilustraciones de Ortifus
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© Gustavo Zaragoza
© De la presente edición : Publicacions de la Universitat de València, 2014
Imagen de la cubierta : Willi Baumeister, Motaruru con tocado rojo (1953)
Publicacions de la Universitat de València
http://puv.uv.espublicacions@uv.es
Diseño Inmaculada Mesa
Maquetación Celso Hernández de la figuera
ISBN: 978-84-370-9620-9
ÍNDICE
Presentación, Carmen Amoraga
Introducción
1. MAYORES Y DEPENDIENTES
2. LOS INVISIBLES, POBRES Y DISCAPACITADOS
3. GRUMETES EN LA NIEBLA
4. DEL BIENESTAR AL MALESTAR SIN ESTADO INTERMEDIO
5. EL EXPOLIO DE UNA COMUNIDAD
6. DICCIONARIO, LENGUAJE Y OTRAS MENTIRAS
7. EL FUTURO, UN VIAJE DE IDA Y VUELTA
Epílogo, Ximo Garcia Roca
Dedicado a todos aquellosque han sido despojados injustamentey a cuantos me enseñaron a caminarpor la senda de los Derechos Sociales
PRESENTACIÓN
Carmen Amoraga
Para convencer
El 12 de octubre de 1936, casi al principio de la terrible Guerra Civil, las tropas nacionalistas celebraron la Fiesta de la Raza en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Allí se dieron cita el obispo de la diócesis, el general Millán Astray y un nutrido grupo de altos mandos, capitaneados por el mismísimo Francisco Franco acompañado por su mujer.
En ese templo de la sabiduría, el general Millán Astray pronunció un discurso a la altura de su talla moral a cuyo término recibió gritos de apoyo del auditorio fascista.
Cuando las voces cesaron, todos los ojos se volvieron hacia el rector, que se puso en pie y se dirigió al auditorio. “ Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio” , dijo el rector .”A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia” .
El rector, que tenía setenta y dos años, era hasta entonces partidario del bando nacionalista, y había ejercido su cargo durante tres mandatos, continuó hablando ante un público que no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. “Este es el templo de la inteligencia.Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto.Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir.Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha” .
La propia mujer de Franco le agarró del brazo cuando terminó y le acompañó hasta la puerta, en un gesto que, dicen, le salvó la vida. Diez días después fue cesado como rector y se le recluyó en su domicilio hasta que murió el último día de ese mismo año.
Su nombre era Miguel de Unamuno y su último discurso ha pasado a la historia del mismo modo que lo han hecho sus obras.
No es para menos.
Enfrentarse a la realidad, vencer al miedo y, lo que es peor, a la comodidad de asentir y de no plantar cara a lo que sucede a nuestro alrededor y que, quizá, ni siquiera nos afecta, es una de esas heroicidades cotidianas que no suelen salir ni en los periódicos ni en los libros de historia.
A menos que te llames Gustavo Zaragoza y publiques con regularidad tus pensamientos críticos, irónicos, ácidos y ciertos, en las páginas de un periódico como Levante-EMV .
Durante meses, los artículos de opinión del profesor Zaragoza han formado parte efímera de la actualidad, pero por suerte, ahora, quedan recopilados en un volumen que los salvará del vértigo del día a día, de las noticias que llenan los diarios, y permitirá una lectura pausada que refuerce la idea que sostuvo Unamuno en aquel paraninfo, hace tantos años.
Para convencer hay que persuadir. Para persuadir hace falta razón.
Y aquí, en estas páginas, hay unas cuantas razones.
INTRODUCCIÓN
La obra que el lector tiene ante sí no es fruto de una planificación previa, sino de un encuentro que tiene visos de balance: estamos presentando un puzle interesante para compartir. Es también una mirada inquisitiva, desde una disciplina concreta -la política social- y con una posición nítida, la defensa del Estado de bienestar. La fórmula utilizada es la denuncia pública y la reflexión compartida mediante la publicación de artículos de opinión en el periódico Levante El Mercantil Valenciano , que ahora se hilvanan en un todo coherente.
Se trata de la recopilación de textos independientes que aparecieron, en principio, sin la intención de conformar una obra conjunta.Ahora bien, con el paso del tiempo ha sucedido aquello que decía el personaje de Moliere, que hablaba en prosa sin saberlo. Sin ser muy consciente de lo que estaba ocurriendo se ha conformado la crónica de un tiempo muy especial, en el que se han producido cambios relevantes en la sociedad española y más concretamente en la Comunitat Valenciana. La crisis económica nos ha arrollado a la mayor parte de los ciudadanos, afectando a nuestra vida cotidiana, pero también ha removido los cimientos del sistema organizativo en materia de bienestar social, con una serie de cambios que han redundado en una merma muy relevante en lo relativo a derechos sociales.
La crónica pone el foco, especialmente, en todo aquello que ha tenido que ver con la forma de entender los servicios públicos, pero también se abordan temas relaciona dos con lo que habían sido (más allá de himnos o banderas) verdaderas señas de identidad de la Comunitat Valenciana, algunas de las cuales se han desvanecido y otras, simplemente, han sido engullidas por un expolio de lo público que ha dejado paso a una mayor vulnerabilidad y precariedad para el conjunto de la sociedad valenciana.
Llevar a cabo una compilación como la presente no ha sido tarea fácil: supone fijar la mirada en acontecimientos que han sido letales para el patrimonio colectivo de los ciudadanos pero además es un aviso a navegantes y, también, una forma de sacar a la luz los riesgos a los que estamos expuestos. Algunos de los encabezamientos de los textos que se presentan son muy elocuentes. «Insoportable pobreza» hace referencia al crecimiento de una terrible plaga que se está extendiendo en la sociedad valenciana; «Cada vez más pobres y más pobres cada vez» es una expresión que refleja una tendencia hacia la devaluación colectiva sobre la que conviene poner la mirada para conocer su extensión y también su intensidad.
Tampoco se solucionan los problemas sociales por atajos o fórmulas arcaicas como las que se denuncian en otro de los artículos, «Ustedes son formidables», que nos hace viajar en el tiempo hacia una época rancia, de radio vespertina y televisión en blanco y negro, donde la caridad colectiva era la única forma de combatir la adversidad.
Posiblemente se tengan que revisar algunas de las fórmulas aplicadas a lo largo de estos últimos años, pero lo que no se puede admitir es aquello de que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades», al menos en lo que se refiere a derechos sociales. «El aeropuerto de Castelló» reflexiona sobre esa situación y señala los excesos cometidos en determinadas aventuras que ahora debemos pagar con nuestros derechos, engrosando interminables listas de espera, utilizando barracones como escuelas y elevando considerablemente las tasas en las universidades públicas.
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