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Para mis más grandes catalizadores
de conciencia y crecimiento:
mis hijos, Valeria y Dóminik
La vida es una experiencia fantástica. Nos permite viajar a lugares paradisiacos, conocer personas extraordinarias, desempeñarnos en actividades que nutren nuestra mente y nuestro espíritu. Podemos planear nuestras vacaciones de ensueño en un país lejano, decidir formar una familia al lado de la persona que tanto queremos o emprender proyectos profesionales que nos emocionan al grado de no poder conciliar el sueño por las noches.
Poco a poco vamos construyendo una embarcación fuerte para navegar la vida y alcanzar lo que deseamos. Hasta que sucede algo inesperado. Las fronteras cierran por una pandemia y arruinan el viaje, tu pareja decide que no está lista para dar el siguiente paso y casarse, los inversionistas de tu proyecto se echan para atrás, dejándote a la deriva.
La vida puede cambiar en un parpadeo y echar por tierra todo lo que soñamos. Sin previo aviso nos enfrentamos a situaciones que no estaban en nuestros planes y comienza el arduo proceso de aceptar que las cosas serán diferentes a como las imaginábamos.
Rara vez se nos da un manual para saber qué hacer en esos casos. Por eso cuando llegan las tormentas y nos encontramos en mar abierto, flotando sobre los restos de nuestra embarcación, desorientados y con ganas de nunca haber emprendido el viaje, desearíamos que hubiera alguien que nos dijera cómo manejar la crisis que se nos presenta, qué hacer con nuestras emociones y cómo empezar a reconstruir el barco para continuar con nuestra vida.
Sé lo que es estar ahí y por eso decidí escribir este libro que tienes en tus manos. Así que primero déjame decirte que no importa cuál sea la situación que estés enfrentando o qué tan doloroso se sienta, tienes todo lo que necesitas para sanar y superarlo.
En la última década, mi experiencia como guía y entrenador de vida me ha permitido ayudar a cientos de mujeres y hombres increíbles a romper los pensamientos limitantes que no les permiten imaginar una nueva vida después del naufragio. Los he acompañado a encontrar en su interior las armas secretas para sobreponerse a las crisis, reescribir sus planes y crear nuevas y emocionantes rutas de vida. Si estás sosteniendo este libro en tus manos, quiere decir que también estás dispuesto a crecer.
En Navegar en tiempos de tormenta encontrarás las herramientas mentales, emocionales y espirituales para sobreponerte a las tempestades que puedan llegar a tu vida. Así como las pautas para sanar y usar las circunstancias adversas como impulso para alcanzar nuevos niveles de expresión, experimentación y libertad.
Cada capítulo abre con una anécdota, continúa con el desarrollo conceptual de los temas, seguido por un ejercicio que podrás aplicar a tu vida de inmediato, así como un resumen con los puntos clave para que sea más sencillo volver a ellos. Todos y cada uno están pensados para que la paz, la sanación y el impulso por salir al mundo te invadan de nuevo.
Prepárate, porque este es un viaje de autoconocimiento, aceptación y desapego no solo para enfrentar las crisis (económicas, emocionales, interpersonales), sino también para que, al valorarlas, beneficien tu desarrollo personal. Es una oportunidad para cambiar los lentes de la percepción y adentrarte en la siguiente aventura.
Estos conceptos cambiaron mi mente, mis emociones y mi vida en los tiempos más difíciles, y lo seguirán haciendo mientras respire en esta tierra. Tengo la esperanza de que también sean un faro en la oscuridad que te guíe y hagan lo mismo por ti.
¿Listo para zarpar?
Es difícil cuando tocas fondo. La última vez que me pasó fue cuando me separé de la persona con quien pensé que pasaría el resto de mi vida. Llevábamos seis años de relación, nos acabábamos de casar y estábamos esperando un hijo. El segundo para mí. Y aunque teníamos problemas, siempre creí que si me esforzaba un poco más todo mejoraría. Siempre parecía que la felicidad estaba solo unos pasos más adelante.
Pero al final nos separamos. Tuvimos a nuestro hijo y cada quien lo vivió por su lado. De cierta forma me sentí libre, pues ya no tenía que rendirle cuentas a alguien o intentar ser lo que la otra persona quería que fuera. Pero a la vez no pude evitar sentirme un fraude.
En aquel entonces ya me dedicaba a hacer videos online. Había creado una carrera exitosa ayudando a la gente a descifrar su mente y mejorar su autoestima, aconsejaba cómo ser más atractivo desde el interior para convertirse en una mejor versión.
Pero con mi separación, todo lo que pensé que era lo correcto se habían deshecho. Los castillos que había construido sobre la playa quedaron reducidos a arena, desaparecieron en la costa. Me había convertido en una persona que ya no reconocía: “¿Cómo puedo hablar de desarrollo personal, enseñar a las personas a sentirse bien y crear vidas increíbles, cuando yo me siento tan destruido?”. Por eso me alejé de todo lo que hacía: dejé de ser tan visible en redes y publicar videos, puse en pausa casi todo.
Estaba cara a cara ante un futuro incierto. Es curioso, porque en ese estado comienzan a aparecer preguntas como “¿para qué estoy en el mundo?, ¿de verdad quiero estar aquí?”. Llegó un punto en el que la única idea que me mantenía a flote era ver crecer a mis hijos y estar presente en sus vidas. Me sentía sin poder sobre mi existencia, como una hoja que flota sin rumbo. ¿Te has sentido así en algún momento?
Un día, al saber cómo me sentía, una amiga me sugirió ir a un ritual de sanación emocional al que ella había asistido hacía poco. Aunque tenía miedo por el juicio ajeno y por lo que el ritual podría representar para mí, acepté.
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