"La resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse a las circunstancias difíciles. Saber que todas las tormentas te harán más fuerte".
Su contraparte es el miedo, una de las razones por las cuales muchas personas no ponen en marcha algún negocio o no se involucran en una relación. Suele manifestarse como una voz interior que reafirma su incapacidad para hacer o lograr lo que quieren: “Si me hacen esto, no seré capaz de sobrellevarlo” o “Si me engañan, no podré soportarlo” o “Si fracaso y la gente me dice ‘te lo dije’, no voy a poder verlos a la cara” o “Si pierdo dinero, no conseguiré sobrevivir”.
La autoconfianza nos permite realizar acciones a pesar de que nos asusten y la resiliencia nos ayuda a persistir en ellas a pesar del miedo. Ambas te dan la certeza de que no importa lo que suceda, tú puedes enfrentarlo.
"Pasa lo mismo en la vida real. Cuando tenemos la certeza de que podemos superar los conflictos de la vida es más sencillo mirarlos con otros ojos y aprender de ellos".
Las dos se basan en la autoestima, que es una serie de creencias que tienes acerca de tu capacidad para superar o crear situaciones, amistades, trabajos, parejas. Por eso uno de los motivos por los que a veces nos aferramos a un trabajo que no nos gusta y a las cosas que nos dañan es porque tenemos interiorizada una creencia que nos dice: “No lo vas a poder superar, no eres capaz”. Y si la escuchamos, tendremos la certeza de que es mejor quedarnos con lo que ya conocemos.
Hay un viejo dicho que dice: “Si quieres descubrir nuevos océanos, debes desarrollar la valentía para perder de vista la costa”. Pero cuando tenemos poca confianza en nosotros y nuestra autoestima está por los suelos, la capacidad para lidiar con la incertidumbre también se ve afectada. Esa es una de las razones que nos lleva a querer estar pegados a la costa y no perder de vista lo que ya conocemos.
Por eso, la autoestima es la certeza de que puedes lidiar con tu vida. Y la resiliencia está basada en esa creencia: “Okey, suceden cosas en el mundo, pero yo puedo navegarlas. Sí, habrá tormentas y monstruos marinos y no va a ser fácil, pero puedo con ello. No sé cómo, solo sé que puedo”.
¿Te acuerdas de la película El gran pez de Tim Burton? Hay una parte al principio en donde una bruja le muestra al protagonista la forma en la que va a morir. Durante la historia, vive muchas aventuras peligrosas: se adentra en el bosque, lo atacan arañas y árboles, pero se da cuenta de que el miedo está en su imaginación, “Sé cómo voy a morir y no es aquí, este no es el día de mi muerte”. Entonces puede continuar su camino sin miedos. Pasa lo mismo en la vida real. Cuando tenemos la certeza de que podemos superar los conflictos de la vida es más sencillo mirarlos con otros ojos y aprender de ellos.
REVISA LAS VELAS DE TU BARCO
Una de las analogías que uso con más frecuencia es la siguiente: imagínate que estás en un barco y tu objetivo es llegar a la tierra prometida. De repente comienzas a ver que otras naves avanzan más veloces hacia el mismo objetivo, pero tú, por más que lo intentas, no puedes moverte.
Después de hacer un examen minucioso a las máquinas, regresas a la cubierta, miras hacia arriba y te das cuenta de que tus velas tienen agujeros. Mientras no las repares, no podrás atrapar el viento y zarpar. Y en esta analogía, el viento representa la oportunidad. Siempre hay oportunidades porque el viento siempre sopla.
Cuando tenemos agujeros en nuestra confianza, no importa cuánto viento haga ni cuánto sepamos de navegación, la oportunidad pasará de largo a través de las velas y no seremos capaces de atraparla.
Para comenzar a reparar esas velas inservibles, la introspección es la herramienta principal. Si bien existen muchas formas y estrategias de autoconocimiento, desde escribir un diario hasta enumerar todas y cada una de tus fortalezas y debilidades, a mí me gusta trabajar siempre con una pregunta muy sencilla. La respuesta te dará mucha información acerca de los agujeros emocionales que tienes, del nivel de tu autoestima y de los vacíos que no puedes llenar. Y esa pregunta es la siguiente: ¿qué creo que necesito del mundo para ser feliz?
"Siempre hay oportunidades porque el viento siempre sopla".
Ya lo abordaremos a profundidad en los siguientes capítulos, pero este cuestionamiento es importante porque nos llevará a poner atención en el ego; es decir, en la conciencia que tenemos de nosotros mismos. Estar conscientes de cómo nos concebimos en relación con el mundo que nos rodea es clave para arreglar las velas de tu navío. A continuación te dejo algunos consejos para comenzar a hacerlo.
1. Acepta que eres un ser imperfecto y en desarrollo. No hay un lugar mejor en el que deberías estar, porque ya estás en el lugar ideal para aprender lo que tienes que aprender. Compararte con los otros es inútil porque tu proceso es único y perfectamente imperfecto. Eres un trabajo en progreso.
2. Pregúntate qué tienes que aprender de las experiencias que se te presentan: “¿Qué oportunidad me trae esta crisis? ¿Qué es lo que no estoy viendo acerca de mí que la vida me está mostrando?”. Recuerda ver las crisis como una llamada de atención para que te cuestiones, salgas de tu zona de confort, te conozcas más y crezcas. Es la vida diciéndote: “Te he dado pistas y, por aferrarte a la comodidad, no has querido aprender. Ahora es tiempo de crecer”.
"Compararte con los otros es inútil porque tu proceso es único y perfectamente imperfecto".
Este ejercicio está pensando para que reflexiones. Recuerda que la calidad de nuestra vida está basada en las preguntas que nos hacemos. Yo te propongo estas cuatro, pero conforme explores en tu interior comenzarán a aparecer más. Recuerda que siempre debes ser muy sincero al responderlas. Escribe en la siguiente tabla tus propias respuestas y después analízalas con respecto a tu crisis. Verás que esta amaina cuando descubres el “para qué”.
1.¿En qué aspecto de mi vida me he permitido la comodidad y he dejado de crecer?
En mi relación de pareja. Llevo 5 años con mi novio/novia y he descuidado nuestra relación.

2.¿He tenido miedo de perder algo o a alguien en los últimos meses?
A mi pareja.

3.¿Qué necesito externamente que no he sabido darme a mí mismo?
Amor, cariño y comprensión.

4.¿Qué es lo que la vida quiere mostrarme con esta crisis?
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