Dependencia a golpe de sentencia
18.02.2014 |
Se ha repetido hasta la saciedad y también se han realizado cientos de denuncias. Las quejas al Síndic de Greuges han colapsado la institución. Se han convocado numerosas protestas en las calles de Valencia, manifestando la indignación provocada por la ineficacia en la aplicación de la Ley de la Dependencia en la Comunitat Valenciana. Esta acusación procedía de los afectados, sus familiares, sindicatos, organizaciones de personas con discapacidad y gran parte de la sociedad civil valenciana. También las conclusiones de los informes técnicos determinaban de forma muy evidente la interpretación low cost de unos derechos que no se han desplegado de manera suficiente. Pues bien, ahora son los magistrados del Tribunal Superior de Justicia Valenciano quienes consideran que la administración valenciana ha causado graves daños con su actuación aplicando un procedimiento prolongado, defectuoso, moroso y, además, de manera injustificada.Ya no son opiniones interesadas, tampoco se trata de un contubernio de la oposición para desgastar políticamente. Ahora hay una sentencia que confirma la evidencia de los siete años en que ha estado vigente una ley que ha existido en el papel pero que ha dejado mucho que desear en su aplicación real por la Generalitat Valenciana. Resulta difícil de entender cómo ha podido ocurrir esto. Por todos son conocidas las especiales necesidades de las personas dependientes y también que, precisamente para evitar ese sufrimiento, se promulgó una norma que pretendía contribuir a mejorar las condiciones de vida de aquellos que peor lo pasan.A pesar de estas evidencias los resultados están a la vista de todos, ahora solamente falta extraer conclusiones. La pregunta que surge inmediatamente es: ¿y ahora qué? También es lógico preguntarse cuáles van a ser las consecuencias y la responsabilidad por el sufrimiento causado. ¿Alguien va a pedir disculpas?, ¿se van a depurar responsabilidades? ¿O simplemente se obtendrá la callada por respuesta como si no hubiera ocurrido nada, utilizando la maquinaria administrativa como un caparazón bajo el que esconder la ineficacia y la falta de sensibilidad hacia las necesidades de los ciudadanos?
Entre generaciones
2.05.2011 |
Hace un par de años que se está celebrando el Día Europeo de Solidaridad entre Generaciones, una forma de llamar la atención sobre un fenómeno reciente, el envejecimiento poblacional, y también sirve esta referencia, para destacar la necesidad de fortalecer la solidaridad entre las generaciones. Envejecer no está mal si se hace con calidad de vida. Cada día hay más personas que lo consiguen, pero eso no es fruto de la casualidad y tampoco un designio divino, han sido potentes sistemas de bienestar social los causantes de este logro al que no podemos renunciar, avances en medicina, sistemas de pensiones que permiten garantizar ingresos tras el periodo productivo, servicios de atención domiciliaria y centros especializados en personas mayores han contribuido a que se democratice algo tan preciado como es el derecho a una vida longeva. Cifras impensables hace apenas unos pocos lustros hoy nos hacen sentirnos orgullosos de una sociedad en la que un porcentaje muy elevado de sus integrantes supera los 65 años y, además, se ha producido otro fenómeno también importante como es el envejecimiento del envejecimiento: nunca ha habido tantas personas mayores de ochenta años como en este inicio del siglo xxi. Es precisamente la llamada de atención que realizan los organismos internacionales, poner la mirada en este fenómeno y además de manera colectiva. Los más jóvenes deben ser conscientes de que este ha sido un logro muy importante en el que la base de su éxito se encuentra en la solidaridad entre generaciones, ahora bien, no estamos frente a algo irreversible: puede ser un fenómeno de ida y vuelta si no somos capaces de mantener los logros alcanzados. Por ese motivo, la mejor forma de hacer explícita la solidaridad intergeneracional consiste en lanzar un grito unánime: en materia de derechos sociales ni un paso atrás, es mucho lo que hay en juego.
La dependencia, a examen
16.12.2009 |
En numerosas ocasiones se ha denunciado, con razón, la falta de evaluaciones eficaces que informen del funcionamiento de los servicios públicos, algo sumamente curioso ya que se trata de servicios pagados por todos y además de su eficacia depende, la calidad de vida de miles de ciudadanos. No es raro que para determinados políticos resulte muy incómoda la publicación de informes en los que salgan a la luz malas prácticas en la gestión, pero la transparencia y el contraste deben formar parte de una gestión eficaz y responsable. Precisamente por esa tendencia al secretismo conviene poner especial atención cuando tenemos acceso a estudios comparativos sobre el funcionamiento de servicios esenciales. Muy poco tiempo después de promulgarse la Ley 39/2006, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia hemos conocido distintos informes sobre la evolución de su aplicación.Todos los meses el INSERSO publica, en su página web, el nivel de desarrollo en cada una de las comunidades. Los datos, de manera, reiterada, ofrecen una foto prácticamente fija en la que se puede comprobar un panorama exageradamente asimétrico, evidenciando la presencia constante de un batallón de cola, ocupado siempre por las mismas autonomías: Canarias, Madrid y la Comunitat Valenciana. Hace apenas unos días, desde una plataforma de expertos independientes, el Observatorio de la Dependencia, se emitía el cuarto informe semestral de valoración de la aplicación de esta Ley en las distintas comunidades. El resultado es sumamente coincidente con los datos indicados anteriormente: las tres comunidades apuntadas suspenden de manera llamativa y aparecen como de escaso impacto y desarrollo de la Ley en estos territorios. Para ofrecer un panorama todavía más lamentable, hemos comprobado, en los medios de comunicación, que las similitudes entre estas autonomías no se limitan a su ineficacia sino que también comparten, sus responsables políticos, argumentos muy parecidos a la hora de valorar estos resultados: los datos no se ajustan a la realidad, somos los mejores pero no nos lo reconocen, en todo caso es culpa del gobierno central…, en definitiva, «excusas de mal pagador» (textual en este caso). Lamentable, muy lamentable, sobre todo porque lo importante, cuando uno se equivoca, es aprender de los fallos cometidos y corregir para construir una realidad diferente.
Desgraciadamente este tipo de actitudes no hacen albergar muchas esperanzas en un futuro mejor, mientras que no se asuma, de forma clara los errores, se analicen sus causas y sobre todo se pongan los medios para evitar este liderazgo de ineficacia, estarán en desventaja las personas dependientes de Valencia Madrid y Canarias. Se trata de una injusticia terrible ya que están amparados por el mismo derecho que el resto de Comunidades y en cambio están obteniendo una respuesta muy distinta de aquellos que tienen la responsabilidad de responder ante las necesidades de ciudadanos que, supuestamente, deberían ser iguales ante la Ley.
MaYores
21.11.2009 |
En estos días se han realizado numerosos comentarios acerca del nombramiento del nuevo presidente de RTVE. Algunos de ellos no han sido especialmente afortunados. Es cierto que estamos frente a la paradoja de la designación de una persona de edad avanzada como máximo responsable de una empresa que hace apenas unos meses ha jubilado a chavales de cincuenta años. Dejando al margen la anécdota de pre jubilaciones vinculadas a procesos de ingeniería de recursos humanos a costa del Estado, es cierto que estamos asistiendo a una de esas evidencias de lo que los alemanes denominan el Zeitgeist o espíritu de la época. Como consecuencia de la implantación de sistemas de bienestar potentes en las sociedades avanzadas y España entre ellas, el siglo xxi se ha hecho mayor y todavía lo va a ser más. Se ha generalizado el derecho a una vida longeva, la madurez ya no es patrimonio de unos pocos, no solamente envejecen reyes y chamanes, amplias capas de la sociedad alcanzan los ochenta y los noventa años. El reto de este siglo no parece situarse en seguir creciendo en expectativa de vida, que también. Lo que parece estar en juego es la garantía de transitar este período con niveles de calidad de vida dignos: eso que se conoce entre los expertos como envejecimiento competente y compromiso con la vida. De manera absolutamente invisible y nada reconocida, los mayores, muchas personas mayores, desempeñan una importante función social de apoyo informal en su entorno. También se produce cada vez con mayor entidad la participación de profesores eméritos en la investigación y docencia de alto nivel y, por supuesto, en las artes, la edad casi nunca ha sido un impedimento para un desarrollo pleno.
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