AAVV - La nobleza valenciana en la Edad Moderna

Здесь есть возможность читать онлайн «AAVV - La nobleza valenciana en la Edad Moderna» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La nobleza valenciana en la Edad Moderna: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La nobleza valenciana en la Edad Moderna»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Más allá de los estudios genealógicos, la historiografía sobre la nobleza española ha ofrecido un panorama bastante limitado hasta hace bien poco. En el caso valenciano ha sido recientemente cuando se ha concebido la idea de abordar un tema tan complejo a partir del proyecto colectivo. En este volumen se reúnen diez estudios que analizan diversas facetas de los principales linajes nobiliarios: Boil de Arenós, Castellví, Cemesio, Cervelló, Folc de Cardona, Mercader, Pardo de la Casta, Roig y Vilaragut. Del mismo modo, se detalla la actitud política del colectivo nobiliario ante el conflicto sucesorio. El estudio arroja luz sobre aspectos tan significativos como la conformación y transmisión de los patrimonios, las estrategias matrimoniales, el ejercicio del poder, los servicios a la monarquía, el ascenso social, el recurso a la violencia y la proyección religiosa, cultural y artística.

La nobleza valenciana en la Edad Moderna — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La nobleza valenciana en la Edad Moderna», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Por lo que respecta a don Baltasar Mercader, segundo hijo varón de don Gaspar, enlazó en primeras nupcias con doña Elvira Sanoguera, 74 sin que de la unión llegara a haber descendencia, y en segundas con su tía doña Elena Carròs y Peralta, hija de don Diego Carròs, hermano del padre de doña Laudomia Carròs, y doña Elena Peralta. Mediante este enlace don Gaspar volvió a anudar lazos con los Carròs, afirmando con ello su postura, tras haber desenmarañado, ambas familias, la enredada madeja de dudas sobre la limpieza de sus linajes que se disparó a raíz de la solicitud de un hábito de la Orden de Santiago, que don Gaspar elevó a la Monarquía para su hijo don Baltasar Mercader.

«Fieros lo preguntaran». La obtención del hábito

Tan importante era construir una estructura de soporte social lo más estable, sólida y fiel posible, como velar por que en ella no se abriera ninguna grieta que la pudiera erosionar. En su entorno nobiliario, el pasado inmediato de las familias era más o menos conocido, pero la ascendencia más lejana podía quedar difuminada en dimes y diretes capaces de destrozar la más limpia de las reputaciones. Cuando se quería perjudicar, no había más que lanzar un dardo envenenado en el momento propicio que pusiera en solfa la limpieza de sangre de un antepasado. En la sociedad de la Edad Moderna, disponer de un hábito de caballería o un título de familiar del Santo Oficio, además de sumar el honor y prestigio de su posesión, distinguía a su poseedor por su pureza de sangre y le permitía disipar con él cualquier duda sobre posibles trazas judía o mora en su noble estirpe.

Iniciar los trámites para conseguir un hábito de caballería era uno de esos momentos en los que el árbol genealógico familiar debía brillar en blasones y servicios, pero sobre todo en limpieza de sangre, puesto que esta se había de certificar. El árbol genealógico familiar presentado por el solicitante pasaba el examen del Consejo de las Ordenes a través de las investigaciones de los informantes, quienes, a pie de calle, indagaban sobre la limpieza y corroboraban la veracidad de la ascendencia. La reputación, la fama, el chismorreo, la enemistad o la amistad se convertían en armas para aceptar o denegar la solicitud. La diligencia del solicitante en acallar voces disidentes que actuaran en su perjuicio le permitía escorar la información en curso a su favor.

Sin duda, cuando don Gaspar elevó al monarca la solicitud de un hábito para su segundogénito, don Baltasar, ya imaginaba que no sería coser y cantar. Su matrimonio con doña Laudomia Carròs había sembrado la duda sobre la limpieza de su descendencia, por las sospechas de la ascendencia judía de la madre, por lo que obtener el hábito de caballería para don Baltasar y promover la obtención de una familiatura para su hermano don Gaspar acallaría definitivamente todas las habladurías. De poco servía la existencia de hábitos previos en la familia Mercader, como el disfrutado por don Baltasar y don Melchor, tío y abuelo del solicitante, si las informaciones a ellos correspondientes no se podían amortizar, puesto que cada nuevo matrimonio incorporaba nuevas ramificaciones al árbol familiar susceptibles de aportar sangre contaminada que manchara la pureza del linaje. Por tanto, cada solicitud requería el preceptivo procedimiento de examen, a fin de evitar que personas indignas del merecimiento restaran valor a la distinción y al privilegio que suponía la posesión de un hábito. La mayor o menor indagación en los entresijos familiares estaba en función de la evidencia o denuncia de irregularidad, y desde un principio en las pruebas de don Baltasar Mercader se manifestaron las dificultades. Por el contrario, no las hubo en la obtención de la familiatura demandada para su hermano don Gaspar, quien obtuvo sin aparente problema un título de familiar del Santo Oficio el 16 de junio de 1587 75 pese a ser requisito igualmente indispensable la acreditación de la limpieza de sangre.

No solo el tiempo transcurrido en la resolución del expediente de concesión del hábito –desde el 22 de febrero de 1586, cuando se fecha la merced real y se traslada al Consejo de Órdenes, hasta el 26 de febrero de 1592, día que registra la autorización del hábito– denota la existencia de problemas, también el centenar de declarantes y el número de interrogatorios efectuados traslucen las complicaciones, como las declaraciones de algunos testigos, o las denuncias de posible manipulación y amedrentamiento de algunos declarantes por las amenazas sufridas de manos del barón de Buñol. 76 Los informantes que iniciaron las pruebas fueron sustituidos por considerarse que no se avanzaba en el procedimiento, y la sospecha de que los testimonios no guardaban el debido secreto y testificaban con poca disposición. En definitiva, no se reparó en tiempo, ni se dudó en trasladar los interrogatorios de Valencia a Ayora, villa de procedencia del tatarabuelo de doña Laudomia Carròs. Entre las palabras y medias palabras de testigos y familiares, afloraron enemistades y desencuentros convertidos por algunos en vendettas .

Como ya se ha apuntado, don Baltasar Mercader El Rico siempre se opuso a la boda de su sobrino con doña Laudomia, por las sospechas existentes sobre la limpieza de los Carròs, lo cual fue causa, según algunos testigos, de su manifiesta enemistad, aunque don Gaspar declaró que tal oposición solo se debía a la rivalidad mantenida por su tío con la familia Carròs y allegados, como los Ribelles y Vila-rasa. Más peligrosos parecían los propios enemigos de don Gaspar, con los que recientemente había firmado paz y tregua, y que según opinión de don Gaspar eran los instigadores del infundio, sin otro motivo que vengarse y ofenderle, jactándose además de ello. Expresamente, don Gaspar denunciaba a don Ramón Boïl, señor de Bétera, y a su suegro don Luis Ferrer, a don Juan Aguiló y al sobrino de este, don Juan Jofre, además de a todos sus aliados, entre los que, a tenor de las declaraciones, podrían encontrarse don Juan Vives, don Juan Sánchez Dalmau, don Jaime Pallás y el canónigo Pellicer. 77 Para todos ellos, por la sangre de la difunta doña Laudomia corrió un cuarto de confesa, mácula que le venía de su abuela doña Laudomia Burguerino, quien se casó con don Galceran Carròs de Vilaragut, y fueron padres de don Francisco Carròs, padre a su vez de doña Laudomia. Como era el árbol genealógico de los Carròs el que contenía la sospecha, era este el que don Diego Carròs, tío de doña Laudomia, iba mostrando previamente a la declaración de los testigos, con la intención de demostrar que la ascendencia de doña Laudomia carecía de mancha, aunque sí hubo familiares colaterales a esta señora que «se casaron mal», provocando con ello la confusión y el error en la memoria aprovechado por los enemigos para la difamación de don Gaspar Mercader. El objetivo era obtener la declaración favorable de los testigos, refrescándoles la memoria mediante la presentación del árbol genealógico. De ser así, el trabajo de don Diego quedaba rentabilizado, pues, como él mismo iba diciendo, «despachado el hábito de su sobrino había que pedir otro». 78 Fue don Jaime Pallas quien viendo el árbol que don Diego Carròs iba mostrando le dijo: «... menester será para que digamos con recados por donde esto es, pues fieros lo preguntaran; y habiéndose ido el dicho don Diego Carròs dijo entre dientes: porque si no los vemos no podremos decir bien». 79 Pero no era este el parecer de todos, para otros, como el doctor Nicolás Ferrer, juez de bienes confiscados, don Baltasar Mercader padecía injustamente. 80

Terminados los interrogatorios, los informantes apuntaron tres posibles orígenes de doña Laudomia, coincidiendo cada uno de ellos con los tres hijos de Jaime López de Perona, tatarabuelo de doña Laudomia, y se derivó la mancha en función de una u otra procedencia. A partir de las declaraciones y los documentos probatorios aportados hemos reconstruido la ascendencia de doña Laudomia Carròs que acabó prevaleciendo en el dictamen final (árbol genealógico IV y V). El tatarabuelo de doña Laudomia Carròs fue Jaime López de Perona, oriundo de la villa de Ayora, desde donde se trasladó a Valencia. De su matrimonio con Catalina o Margarita Romero nacieron tres hijos: Isabel, Jaime y Catalina. Esta última se casó con un mercader italiano (sienés o florentino), Juan Bautista Burguerino, y según la carta nupcial firmada el 13 de septiembre de 1504 ante Francisco Miró, Catalina aportó una dote de 18.000 sueldos. 81 En esta misma carta dotal consta que Jaime López de Perona era boticario, oficio que durante el interrogatorio se intenta desmentir o no reconocer, asociando su actividad en Valencia al «cambio de dicha ciudad», según unos, o «los cambios del rey nuestro señor», según otros. Catalina López firmó su testamento el 28 de marzo de 1539 ante el notario Felipe Marí, que se publicó el 8 de mayo de aquel mismo año. 82 En él constan como albaceas su hija doña Laudomia Burguerino y su yerno don Galceran Carròs, dejando a su hija heredera universal y la obligación de dar alimentos a su hermano Francisco Burguerino, a quien deja por legítima una dobla de oro, al igual que a su otro hijo, Jerónimo Burguerino, sacristán y canónigo de la Catedral de Valencia.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La nobleza valenciana en la Edad Moderna»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La nobleza valenciana en la Edad Moderna» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La nobleza valenciana en la Edad Moderna»

Обсуждение, отзывы о книге «La nobleza valenciana en la Edad Moderna» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x