1 ...8 9 10 12 13 14 ...40 «Todo lo que miraré, cierto sé que presto lo alcanzaré»
La investidura en la Bailía reportaría a don Gaspar, además de las prerrogativas del cargo y la remuneración correspondiente, la posibilidad de añadir a los méritos familiares los años de servicio prestados a la Monarquía, al igual que en su elección habían contribuido los desempeñados por sus antepasados. Pero también, a juzgar por la observación del virrey, su matrimonio con doña Laura Cervelló le había aportado un valor añadido. Se podría decir entonces que, desde el punto de vista de la estrategia matrimonial, el enlace Mercader-Cervelló cumplía el objetivo de consolidación social inherente al matrimonio nobiliario.
Por otro lado, la dignidad del cargo la asumió don Gaspar en un momento en que la ciudad de Valencia acogió, en 1599, el doble enlace real (Felipe III con la princesa Margarita de Austria, y la infanta Isabel Clara Eugenia con el archiduque Alberto), un evento festivo-social que permitió hacer visible a la familia Mercader ante la Monarquía, y en particular al hijo del baile general, don Gaspar Mercader menor, por su peculiar personalidad y su implicación en el desarrollo de los festejos. En particular, en el torneo celebrado para agasajar al monarca, donde destacó entre el centenar de nobles y caballeros participantes. Qué duda cabe de que, en una sociedad cortesana como la del momento, entre todas las motivaciones particulares de cada uno de los participantes debía prevalecer la de hacerse visible como estrategia de aproximación al poder. Y con esa finalidad don Gaspar Mercader menor supo aprovechar su habilidad como ningún otro. Autores y dietaristas coinciden en describir a don Gaspar Mercader menor como un hombre galante, gallardo, presumido, muy hábil en los ejercicios militares y experto no solo en participar, sino también en promover, todo tipo de espectáculos que requerían pericia, ingenio, habilidad y exhibición:
... hombre de galante humor, graciosas travesuras, sobre buen entendimiento, extraordinarios caprichos y estudiosísimo en ser nombrado, y no reparava tanto en la calidad de la materia como en que se hablase de él por qualquiera que fuese. Introduxo en su tiempo artas libertades, y hechava a perder cada año a dos o tres cavalleros, porque no ayudados con tan buena industria natural, le querían seguir y imitar en hechar por aquellas singulares veredas y se perdían, fue alma de las fiestas su bizarria, diferenciándose de todos en las cañas. Quando el rey se casó hizo dorar a su cavallo los cascos y le puso unas ligas. En otra justa sacó por empresa un sol dentro de una jaula. 97
Para Felipe de Gauna, don Gaspar fue «el más curiosso y aventaxado cavallero en sus divissas (...) diferenciándose en las galas más que todos los demás cavalleros de su tiempo, que sería muy largo de contar si todo se hubiesse de scribir sus invenciones y galas». 98
Pero si algo sabía don Gaspar era hacia dónde debía apuntar. Ello se pone de manifiesto en la empresa que escogió para el torneo ante el monarca: un águila con la luna a los pies y la inscripción «Todo lo que miraré, cierto sé que presto lo alcanzaré». Descifrando el simbolismo de las figuras, es de todos conocido que el sol es símbolo del poder supremo, el poder de la divinidad que todo lo ve, hacia donde puede volar el águila –símbolo de la ascensión– y mirándolo fijamente identificarse con él, mientras que la luna, por la variabilidad de sus fases, simboliza el devenir. 99 Por su condición de escritor y miembro de la Academia de los Nocturnos, don Gaspar Mercader menor estaba acostumbrado a jugar con las palabras y los símbolos, dejando en ellos patente su anhelo y esperando que su destinatario supiera descifrarlos. Él es el águila, capaz de mirar al poder, fuente de beneficios, aunque el sol al que se acerca no sea quizá tanto el rey como su valido, con quien compartió la afición por la literatura y la promoción de espectáculos, gustos que también el propio marqués de Denia supo canalizar en su propio beneficio organizando festejos en la Corte, y que durante su etapa virreinal contribuyeron a animar el clima festivo de la ciudad de Valencia. Concretamente, este ambiente festivo y corte literaria, que se congregó en torno al virrey don Francisco de Sandoval y Rojas entre 1595 y 1597, es el que se recrea en la obra de don Gaspar Mercader menor El Prado de Valencia , 100 obra pastoril en clave que don Gaspar dedicó a doña Catalina de la Cerda, mujer del marqués de Denia. Al valido se le representa en la obra como a una estrella que sigue a otra estrella, el rey, idea que enlaza con el grabado que encabeza el libro: un sol seguido por una estrella con el lema «La que cerca de su dueño resplandece mucho alcanza y más merece», lema muy parecido al que el marqués de Denia exhibió en sus dominios de Denia durante los festejos que también allí se celebraron con ocasión de las bodas reales: «Debajo de la sombra de tus alas», en clara alusión a su posición respecto al monarca. 101 Sin duda, el valimiento del marqués de Denia abrió a don Gaspar expectativas de promoción social tal y como plasmó en su obra:
No aurá en esta ocasión grande, ni chico, / que no quede por ti con premio honroso; / quien llevara un gaván, quien un pellico, / quien un çurrón, quien un cayado hermoso: / ninguno podrá haver dichoso y rico / que no quede por ti rico y dichoso, / y assí sospecho yo, pues fama cobras, / que tu nombre ha nacido de tus obras. 102
Don Gaspar Mercader menor utilizó su obra para agasajar al favorito de Felipe III, y su ingenio y destreza para deslumbrar a la Corte, dentro del marco de acercamiento al poder como fuente de beneficios. Sus expectativas de promoción quedaron satisfechas en 1604, cuando el rey y su valido volvieron a Valencia para celebrar Cortes. Para entonces, la muerte de su padre, el baile general, hizo que acudiera como el señor de Buñol. Su asistencia y su activa participación como uno de los negociadores del Brazo Militar, junto a su primo don Cristóbal Mercader, señor de Cheste, el duque de Gandía o el aún conde de Albaida, 103 se vieron recompensadas con la concesión del título de conde de Buñol. Un ascenso en el escalafón nobiliario que premiaba los múltiples servicios a la Monarquía, con mención expresa de los prestados en la invasión gaditana y en dos expediciones a Argel. 104 Y una distinción para el linaje, aunque esta se viera desvirtuada por los rumores de calle que la asociaron a su destacada participación en las bodas reales. 105
El baile general don Gaspar Mercader y Mercader murió el 7 de febrero de 1603 y aquel mismo día se hicieron públicas sus últimas voluntades. 106 Repartió legítimas, dispuso misas, mandas pías y escogió la iglesia del convento de San Onofre de la Orden de Predicadores para albergar sus restos mortales. Pero, de entre todas las cláusulas testamentarias, destacamos dos por sus consecuencias. En primer lugar, la que recoge la expresa voluntad del testador de constituir «vincle perpetuo i mayorazgo» con todas las propiedades ya vinculadas por mosén Berenguer Mercader en 1467; en ella, como si de nueva creación se tratara, hizo los llamamientos correspondientes siguiendo el orden de primogenitura y masculinidad, incluyendo en su debido orden la descendencia habida con su segunda mujer. Su heredero don Gaspar Mercader y Carròs no dudó en mostrar su disconformidad por entender que el estado estaba ya vinculado a perpetuidad. En función de ello y con el fin de dejar constancia, promovió los trámites oportunos para obtener de la Real Audiencia una sentencia por la que se le declarase ser sucesor del vínculo instituido por mosén Berenguer Mercader en 1467, y no por el que su padre pretendía fundar de nuevo con los mismos bienes, a los que él accedía por derecho propio y no por disposición testamentaria de su progenitor. 107 Estas dos vías de acceso serán utilizadas en un futuro por distintos pretendientes al vínculo de Buñol.
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